45| Terapia de Amigos

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Knuckles y Julie-Su salen de la escuela tomados de la mano.

Luego de la gran odisea que vivió, el echidna tomó la decisión de quedarse a vivir en Angel Island durante un tiempo. Logró recuperar su herencia, el puesto de guardián de la Master Emerald, luego de ganarle a Shade en un duelo. Increíble, ¿verdad? Pues, le ganó después de cinco intentos. Pero lo consiguió: y eso es lo que cuenta. También comenzó un noviazgo con Julie-Su, claro. Es una gran echidna: es linda, valiente, inteligente, y pelea bien.

¿Cómo es que sigue asistiendo a Escuela Chaos, en Central City, a novecientos kilómetros de distancia de su hogar? Finitevus encontró una forma de que lo haga. Con el poder de una Chaos Emerald, Knuckles se teletransporta todos los días de un lado a otro junto a su novia. El echidna colorado tenía muchas ganas de terminar la escuela, y Tikal, su mejor amiga, estuvo de acuerdo. Convencieron a gran parte de la tribu para hacerlo, con la condición de que Julie-Su lo acompañara. Él aún no lo entiende, si es lo suficientemente fuerte como para defenderse. Pero le da lo mismo: su novia asiste a la misma escuela que él.

Los enamorados caminan algunas manzanas juntos.

—¿En qué estás pensando, Knux? —pregunta Julie-Su, quien nota a su compañero distraído.

—Una amiga que estaba muerta volvió a la vida, nada fuera de lo normal —responde, alzando los hombros.

—Me alegro por ti, creo... Yo hoy me hice un amigo, después de tres semanas de clases.

—Genial. ¿Cómo se llama?

—Zero the Jackal. Es un chacal azabache, con un ojo azul y otro amarillo, y una cicatriz en su rostro. Me resultó agradable mientras hablábamos.

  Knuckles aún piensa en su amiga la gata, en los demás y en Infinite. ¿Volverá todo a ser como antes? Luego recuerda que su novia le ha estado hablando de alguien. Simula interés.

—Hmm. No lo conozco —comenta después de un tiempo.

—Claro que no. Es nuevo: comenzó el lunes, o sea ayer. Si lo conocieras te caería súper.

—Si tú lo dices... ¿Quieres volver a casa?

  Julie-Su asiente y Knuckles saca una esmeralda de su bolsillo. Coloca su brazo alrededor de la cintura de ella.

—Chaos...¡Control! —pronuncia, y en un chasquido se encuentran en la entrada de Angel Island.

  Una vez en la isla flotante se separan y cada uno toma un rumbo diferente: ella se dirige al consejo y él corre al templo de la Master Emerald. Allí lo espera Tikal, que juega con algunos Chaos del lugar, incluyendo a Cheese (el antiguo chao de Cream que quizo quedarse ahí).

—¿Todo bien? —saluda a su amiga.

—¡Hola Knuckles! Todo está tranquilo aquí —le devuelve el saludo Tikal.

  A continuación, ejecutan un largo saludo "secreto", haciendo danzas extrañas con sus manos y al final chocando caderas. Para Knuckles, Tikal es como una hermana. En poco tiempo entablaron una gran amistad, más que nada, porque ella es una especie de guía para él.

—Iré a buscar algo para comer así merendamos juntos y me cuentas cómo te fue hoy —ofrece la echidna, luego de terminar el saludo.

—De acuerdo. Aquí te espero —acepta Knuckles.

  Tikal se va y el colorado toma asiento junto a la gran esmeralda, observando el pacífico panorama frente a él.


Sonic abre la puerta de su departamento e ingresa en él. Sus ojos se posan en su amigo, quien está en un estado deplorable; tirado en el sofá con una lata de cerveza en la mano y mirando el televisor.

—Silver, son las cuatro de la tarde, no es momento de alcohol —lo regaña, mientras cierra la puerta.

  El erizo plateado responde con un extraño sonido: una mezcla de un lamento con un grito. Lo ignora por completo y le da un largo sorbo a la lata. Sonic se la arrebata de la mano con el ceño fruncido, y la tira en el cesto de la basura.

—¡No! ¿¡Por qué lo hiciste!? —se queja Silver.

—¡Mírate! Estás destrozado. ¡Y te tomaste cuatro más! —añade, observando el sofá con más latas vacías—. ¿Puedes decirme que mierda te pasa?

  Silver no responde la pregunta: mira el suelo melancólico. Sonic toma asiento junto a él y le palmea el hombro, dándole confianza.

—Es por Blaze, ¿verdad? —el plateado asiente—. ¡Está viva! Deberías agradecerlo, no encerrarte a emborracharte.

—Tú no entiendes —murmura Silver negando—. Los últimos cuatro meses me la pasé lamentándome por una persona que ¡oh, sorpresa! ¡Está viva! Se fue, me dejó solo y ni siquiera se le ocurrió avisarme que estaba bien.

—Oye, nadie sabe si su teléfono tiene cobertura inter dimensional —bromea Sonic.

—No estoy de humor para chistes estúpidos.

—Vamos, no te enojes con ella. Lo hizo porque tenía que salvar a su reino. Trata de entenderla.

—Me lo podría haber dicho al menos, ¿no crees? Se largó haciéndome sufrir como no te das idea. ¡Me rompió el corazón!

—Tranquilízate, viejo. ¿Acaso ella sabía que la querías?

—Nos besamos antes de que todo explotara —musita Silver, cerrando los ojos por un instante.

—Eso cambia las cosas, supongo —habla Sonic, algo sorprendido por la respuesta—. Sin embargo, creo que estás exagerando. No puedes encapricharte por una estupidez.

—Tú eres el menos indicado para decirme eso. Desde que Amy te rechazó lo único que haces es hacerle la vida imposible —contesta Silver, mirando a su amigo con una leve sonrisa.

—Touché —dice el erizo azul, entrecerrando los ojos. Luego, termina desplomándose por completo en el sofá—. No soy el mejor para dar consejos.

—El amor es un asco —comenta el plateado.

—Tienes toda la razón, hermano.

  Los dos suspiran al mismo tiempo.

—Lo mejor que podemos hacer es olvidarlas —propone Sonic, enderezándose. Le dedica una pícara mirada a su colega—. Este viernes es la fiesta de Rouge. Es la ocasión perfecta para despejar la mente. ¿Qué piensas?

  Silver recuerda una última vez el beso con Blaze, y cómo Chemical Plant explotó en miles de pedazos. Revive aquella depresión que sufrió los últimos meses. Es bueno que ella esté viva, sí lo es. Después de todo, siempre fue su amiga. Quizás lo suyo está destinado a quedar como amigos. Qué más da. Él debe seguir adelante. Y eso es lo que hará.

—No veo la hora de que la fiesta comience.

Escuela ChaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora