La mayor parte del tiempo, el amor no es perfecto, no es color rosa, no provoca mariposas en el estómago, no dura por siempre. ¿Cómo te enteras de todas estas cosas? Cuando alguien te decepciona, cuando ves tu cuento de hadas derrumbarse justo frent...
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EN LA NOTA, AL FINAL DEL CAPÍTULO, LES HAGO UNA PREGUNTA. ¡ES MUY, MUY IMPORTANTE QUE LA RESPONDAN!
Isabella estaba gratamente sorprendida con aquella tarde que había pasado con su hija y Christopher. Éste último se había comportado como nunca antes; cortés, bromista, alegre, y Bella sólo lo atribuyó a todos esos días que él y Annie habían estado enojados. Aquel recelo de la menor, le había dolido en el alma al hombre, su hija jamás le había dejado de hablar.
-¿Estás segura que no quieres un helado de piña? -Preguntó nuevamente Isabella.
-Muy segura -Dijo Annie sonriendo.
Isabella simplemente asintió con la cabeza. Le daba pena que su hija no pudiera comer helado de chocolate amargo, el cual, era su favorito. Por el contrario, estaba bebiendo un té helado.
El celular de la peli negro comenzó a sonar y ella lo tomó. Era Thomas. Decidió ponerse de pie y sonriéndole a Annie fugazmente, caminó hacia el otro extremo del local donde se encontraban.
-Hola -Saludó ella, un poco incómoda.
-Hola... Uhm, ¿cómo estás?
Ella desvió su vista a la mesa que compartía con Chris y Annie segundos atrás. Él la estaba mirando directamente. Ambos bajaron sus miradas de inmediato.
-Muy bien, ¿y tú?
-... Bien -Dijo él en medio de un suspiro-. ¿Estás ocupada?
-Uhm... No... ósea, un poco. Salí con Annie y... creo que ya luego nos iremos a casa... ¿por qué?
Él se tomó varios segundos para responder.
Le había mentido y eso le dolió como nada en el mundo. Le estaba ocultando que estaba con Christopher.
Isabella lo escuchó dar otro gran suspiro.
-Disfruta tu noche con la pequeña. Dile... dile que la amo. Adiós.
Ella ni siquiera tuvo tiempo de responder algo, él ya había cortado la llamada. Cabizbaja, se acercó nuevamente a su hija y Chris.
-¿Todo bien? -Preguntó Annie sonriendo.
Ambos la estaban mirando. Bella sonrió.
-Todo perfecto, cariño.
Cuando Annie terminó su té, los tres caminaron al lugar donde se habían encontrado; el estacionamiento. La pequeña abrió mucho sus ojos cuando se dio cuenta, que su padre estaba manejando su motocicleta. Miró a su madre con esperanza, pestañando más de lo normal.
-¿Puedo por favor irme con papá? ¡Por favor, por favor!
Bella rió divertida.
-Sabes que odio las motos, Annie.
-¡Por favor!
-Ni siquiera sabes si tu papá tiene tiempo de pasarte dejar a casa. Es tarde y...
