veintiuno

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-¿Por qué llegaste tan tarde anoche?

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-¿Por qué llegaste tan tarde anoche?

Christopher resaltó y miró hacia el frente. Vivian vestía una de sus batas de seda rosa palo, su cabello estaba levemente despeinado y no había ni una gota de maquillaje en su cara. Lucía inquieta y preocupada, como nunca había visto a la rubia antes.

-Dave me invitó a jugar con la playstation. Ya sabes, la hora pasó volando...

Vivian asintió levemente con la cabeza, observando con atención al castaño. Él ya estaba casi listo para ir a trabajar, estaba incluso vistiendo su típico delantal blanco con su nombre bordado en el pecho.

-¿Hoy entras más temprano? Ni siquiera son las siete de la mañana...

Christopher bebió el último sorbo de su café y se puso de pie, un poco cabreado con las preguntas de Vivian.

-Sí -Fue su simple respuesta.

Tal como la noche anterior, él simplemente se fue a su habitación, para poder cepillar sus dientes. Vivian de igual forma, salió a su siga, viendo desde el umbral de la puerta, los movimientos del hombre.

-¿Qué te pasa? -Preguntó ella, igual de cabreada que él-. ¿Estás bien?

Christopher no respondió, siguió cepillando sus dientes. Lavó su boca con agua y luego escupió todo en el lavado.

-Hoy en la noche tenemos que hablar. Creo que llegaré un poco tarde, pero... Por favor, espérame despierta.

Vivian no respondió, sintiendo una corriente helada por toda su espalda. Se quedó parada allí, viendo como él se aplicaba perfume, para luego, abandonar la habitación. Pocos segundos después, la puerta principal fue cerrada.

Sin saber qué hacer, las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas. No sentía pena de la indiferencia con la cual se estaba mostrando su prometido los pasados días, si no miedo. A Vivian muy bien le habían advertido de evitar éste tipo de conductas de parte de Christopher y se moría de miedo de saber qué pasaría si el hombre decidía terminar con el compromiso que ambos tenían. Iba a perderlo todo las cosas se pondrían muy feas, tanto para ella como para su familia. Terror inundó su cuerpo entero. 

Debía hacer algo y debía hacerlo rápido. 

***

Isabella esperaba ansiosa, sentada en el sofá más cercano a la puerta principal. Sus piernas se movían en sincronía, acompañando sus nervios. Quería escuchar pronto el sonido del timbre.

-¿Qué estás haciendo? -Preguntó su hija desde las escaleras, sonando muy divertida.

Ella bajó sin ningún problema, de su operación ya se encontraba totalmente bien, a la escuela debía volver después de las fiestas navideñas.

-¿Qué haces tú despierta tan temprano?

Annie se sentó a su lado, simplemente se encogió de hombros.

DESPUÉS DE 12 AÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora