treinta y dos

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Isabella despertó aquella mañana más temprano de lo usual

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Isabella despertó aquella mañana más temprano de lo usual. Ya habían pasado cinco días desde que había llegado a California y aún se sentía muy extraño despertar allí. Aún más extraño era despertar acompañada de alguien. Siempre solía dormir con Annie, pero su hija rara vez la abrazada durante toda la noche, por lo cual, tener a alguien rodear su cuerpo, se sentía sofocante pero tierno. Se sentía muy bien.

No era como antes, Christopher ya no era inquieto al dormir, como solía recordarlo, pero seguía hablando dormido y por supuesto que seguía teniendo pesadillas por las noches, las cuales, los despertaba a ambos durante la cada madrugada. Y aunque él no entendía la razón de tener horribles sueños cada vez que dormía, era bastante obvio; hace poco tiempo había tenido un accidente en auto, donde perdió la movilidad de sus piernas, luego, su madre había sido asesina en su propia casa. ¿Quién no tendría pesadillas?

Miró a su lado, donde Chris dormía plácidamente, con su rostro totalmente relajado. Él tenía uno de sus brazos bajo su cara y el otro, rodeando las caderas de la pelinegra. No quería despertarlo, ya que, tras despertar en la madrugada, le había tomado un gran tiempo a ambos poder conciliar el sueño otra vez, pero debía hacerlo. Después de todo, Annie aún no sabía sobre su secreta relación y no querían que ella sospechara cosas.

 Comenzó a acariciarle el rostro al hombre, mientras susurraba su nombre con suavidad, sin querer asustarlo. Poco a poco, él comenzó a despertar, hasta tener finalmente los ojos por completo abiertos.

-Buenos días -Dijo él, para luego, dar un bostezo-. Estaba soñando con Annie...

-¿En serio? -Preguntó Bella sonriendo.

Él asintió. Llevó una de sus manos a su ojo derecho, restregándolo con poca fuerza.

-Soñé que ella tenía dinero ahorrado y que se compraba un perrito... Le llamaba Tebby.

Isabella comenzó a reír despacio.

-Tenemos que hablar con ella hoy. Me lo prometiste, lo haríamos el domingo.

Él hizo un pequeño puchero con los labios.

-¿Deberíamos comprarle un perrito para hacer la noticia más agradable? -Preguntó él sonriendo.

-¿Más agradable? -Preguntó Bella divertida-. ¿Bromeas? ¿No sabes lo feliz que ella estará de saber que su malévolo plan funcionó?

-¿Malévolo plan? -Preguntó él confundido.

-Chris, la única razón que tuvo para ponernos a los dos en la misma casa, era que nosotros... ya sabes, nos diéramos cuenta que nos amábamos y... eso.

Él frunció el ceño, sin entender mucho las palabras de Isabella.

-¿Cómo?

Ella suspiró, rodando sus ojos.

DESPUÉS DE 12 AÑOSWhere stories live. Discover now