Negocios

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- Y entonces ¿Qué quería Marius? -- Valentina y Eleni me miraron con atención. Sé que, aunque no lo admitieran, querían saber cada palabra cruzada con Marius. Ambas habían notado como en este último tiempo iba muy seguido a la oficina del hijo del dueño y, sabiendo que tienen una mente sucia, no quería saber que se imaginaban. Aunque no estuviesen muy lejos de la realidad.

- Después les diré todo, par de chismosas.

Un grito, con un característico acento ruso, detuvo nuestra plática de cinco segundos y nos exigió seguir con los ejercicios. Vieja Gritona.

Ian POV

Esto debe ser una broma.

Había desperdiciado toda la maldita mañana, y por lo que estoy notando también desperdiciaré mi tarde, en reuniones. Un sábado que sería para descansar se ha convertido en un sábado para trabajar. Ahora entiendo porque Du Raffort tenía tantas canas ¿Me pasará lo mismo? . Me toqué el pelo por instinto y me sentí idiota por preocuparme de eso. La verdad no es que me preocupe...solo quiero pensar en cualquier cosa que no diga relación con el trabajo.

Había citado a todos los que creía me podían dar respuestas, y solo había conseguido un dolor de cabeza y más preguntas. Muchas cuentas no calzaban y los nervios se me estaban yendo de las manos. Se lo que se robó Mauricio, o creía saberlo ¿Con cuánto nos había estafado realmente? Lo tenía contabilizado y mi plan era recuperarlo, pero ese imbécil tenía razón: Manejar esta empresa no será tan fácil como creía.

Me comenzaba a cuestionar mi plan de no contarle a André sobre los movimientos Díaz para no preocuparlo. Por otro lado, si le contaba y se iniciaba una investigación sabía que nunca daríamos con el dinero.

Pero es su compañía, debe saber qué es lo que esta ocurriendo.

El comunicador sonó y la secretaria me avisó que la siguiente junta comenzaría en diez minutos. Dios, si existes, dame paciencia. 

Después de meditar lo suficiente, llegué a la conclusión de que intentaría arreglar el problema de Díaz lo más posible y, cuando ya no pudiese hacer más, le contaría a André. ¿En qué momento Du Raffort dejó de preocuparse por las cuentas y lo encargó todo a sus administradores?...siquiera debería haber buscado a personas decentes.

Salí de mi oficina hacia la sala de conferencias y al abrir la puerta la imagen de hombres en traje sumidos en un profundo silencio me recibió. Ellos saben por qué estoy acá.

- Buenas tardes. La verdad no tengo muchos ánimos de una reunión larga, así que esto será breve -- confesé y vi el alivio en sus miradas. Seguramente la reunión les había tomado por sorpresa y no habían preparado una historia para explicar las pérdidas de fondos -- entonces ¿me pueden explicar las pérdidas de fondo? -- lo cual era perfecto. El alivio previo abandonó sus rostros y todos miraron a quien estaba sentado al otro extremo de la mesa.

- Señor Hearst, es lamentable que nos conozcamos en una situación de esta índole, pero quiero decirle...

- ¿Y usted es? -- mi mirada seria y tono de voz molesto no fueron una buena combinación, ya que la forma en que lo interrumpí pareció romper toda su confianza.

- Eh, soy Nícolas...

- ¿Nícolas Allen? -- lo volví a interrumpir, y debo admitir que lo hice solo por fastidiar. El hombrecito asintió y me levanté de mi asiento para prender la pantalla y mostrarle todo lo que me tenía que explicar -- usted lleva la contabilidad de Du Raffort en Manchester, y he tenido muchos problemas con las cuentas de Manchester, debo decir.

La BailarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora