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-¿Otra vez te despidieron-preguntó un Renjun muy irritado por la luz.

-¿Otra vez te desvelaste?-le respondió Jeno mientras se quitaba las Doctor Martin's negras con bastante cansancio.

Renjun sólo bufó, su cabello estaba alborotado, señalando que antes de que su ruidoso amigo llegara él dormía. Con la pijamas aún puestas caminó de brazos cruzados hasta la cocina.

-Realmente el jefe tenía algo en contra mía-alardeó.

-Claro, Jeno. Siempre son los gefes,-abrió el refrigerador.-los clientes, los gerentes, los otros empleados. ¿No estás considerando, no sé, que realmente el problema eres tú?

-Cielos, Ren, ¿Cómo podría ser yo el problema?

-No tengo idea-respondió con sarcasmo.

Jeno se levantó ya descalzo y llevó sus botas a la habitación, al encender la luz se percató del increíble desastre que tenía en ella. Pudo incluso ver un pedazo de pizza que comieron la semana pasada.

Pensó si aún estaría buena.

-Compré Sushi, pero tenemos pollo frito de antier, ¿Qué prefieres?-gritó Renjun desde la cocina.

-¿No crees que deberíamos comer más saludable?-preguntó Jeno mientras levantaba con asco la pizza del plato para descifrar su estado de descomposición.

-¿Qué eres? ¿Un nutriólogo?-bromeó como respuesta.-Si quieres comida saludable aprende a cocinar.

-¿Porque no aprendes tú?-lo miró desde el borde de la puerta que dejaba ver la sala y parte de la cocina.

-Tengo cosas más importantes que hacer y tu alimentación no está en la lista-le miró igual sonriente.-Y ven que ya serví el sushi.

Jeno se quitó la camisa quedando sólo en sus pantalones y así rondó por el lugar. Llevó primero su ropa sucia al cesto aún con el plato de pizza pútrida en mano.

-¿Cuándo iremos a la lavandería?-dijo mientras colocaba el alimento en la bolsa de basura colgada sobre la puerta de atrás. Por su parte Renjun arrimaba algunos platos a la mesa.

-Cuando llegues temprano de cualquiera de tus inestables empleos.

Jeno se acercó a donde Renjun buscaba cubiertos para comer, abrió la pequeña alacena sobre el fregadero y tomó dos vasos.

-A veces pareces mi esposa-bromeó y el mayor le dió un codazo molesto como respuesta.

-Sólo siéntate, idiota. Esperé desde las 8 para que llegaras y cenáramos pero tuviste la magnífica idea de llegar a la una de la madrugada.

-Lo sientoo~-canturreo Jeno siguiendo a Renjun para sentarse en la mesa.

Finalmente se sentaron en la mesa, Renjun cerró los ojos y juntó sus manos.

-Satán-comenzó.-por favor permite que Jeno se ahogue con un trozo de surimi y no amanezca con vida. Amén.

-Cálmate, Don Satanismo-rió Jeno tomando algunos rollos de la bandeja puesta en el centro.-¿Ahora le vas al de las tinieblas?

-Vivo en este lugar contigo-llevó un rollo a su boca.-Cualquiera lo consideraría si te soportara.

Fue así que comenzaron a cenar por fin, sentados frente al otro en la pequeña mesa roja que Jeno se había encontrado en una casa abandonada. La mayoría de las cosas que poseían en su departamento el menor las había encontrado de manera similar. Las otras eran regaladas, otras profanadas de las casa de sus padres y se pueden decir que solamente las tres macetas que tiene en la ventana, el sillón reclinable de Renjun del que Jeno se adueñó, el conejo que también es de Renjun, la cama donde duerme Jeno con dudosa procedencia y la televisión de los 80's que compraron a 26 dólares en un mercado, es todo lo que ellos de verdad pagaron.

「Noren」Best FriendWhere stories live. Discover now