06

174 31 51
                                    


Renjun abrió silenciosamente la puerta principal de su apartamento, pero olvidó por completo el horrible rechinar que la falta de grasa producia a las bisagras. Aquello, más el eco del pasillo de la entrada, habrían de avisar que a las 12:47 AM finalmente había llegado a casa.

Echó un pequeño vistazo, la mayoría de las luces estaban apagadas. Parecía que la única que estaba encendida era la de la cocina, eso quería decir que Jeno sí estaba en casa, porque era quien se mantenía en tenerla así inclusive si era de día. Según porque una vez se le apareció un perro comiendo cereal con cuchara a las 3 de la mañana, desde entonces no confía.

Renjun piensa que eso ocurrió producto de las últimas veces que Jeno se drogaba a escondidas con su matita secreta. Sin embargo, ha sido un año de ello y ese miedo no parece irse.

Siguió caminando en silencio dejando su chaqueta en el perchero al final del pasillo.

Estaba exhausto, demasiado, demasiado, exhausto. Su espalda mataba, al igual que sus piernas flaqueaban por el cansancio. No hablemos de su cabeza, que quería explotar y sus ojos que rogaban por un poco de sueño. Renjun estaba deshecho en todos los aspectos, eso sin mencionar que no había probado un solo bocado desde temprano en la mañana.

Así, una vez que llegó al sofá se desplomó sobre él, arrojando sus zapatos y quitando el cinturón de su pantalón. Suspiró pesado, cerrando los ojos para abrir paso a su merecido descanso. Hasta que sus tripas comenzaron a pedirle a gritos un poco de comida por piedad de Dios.

Paseó su mano por su estómago.

—Ah, está bien, supongo que podrías morir—, se dijo así mismo por lo bajo.

De tal forma que, sin muchas fuerzas, volvió a ponerse de pie para dirigirse al refrigerador.
Arrastraba cada fibra de su miserable ser, arrojando sus pantalones por el camino, para finalmente quedar en un boxer que apenas se veía debido al anchor de la camiseta que llevaba.

Renjun no solía tomarse esas comodidades en su propia casa, era algo que la bestialidad de Jeno había tomado como marca personal, pero en ese momento solamente quería estar cómodo y comer como si no hubiera un mañana.

Revolvió un poco su cabello al momento de abrir el refrigerador y notar que aunque habían cosas para preparar algo sencillo no se encontraba con la humanidad para hacerlo. Ahí se quedó un buen rato mirando a la nada con el aire frío chocando en sus muslos, olvidando porqué se había parado desde un principio.

Cuando reaccionó prefirió entonces cerrar la puerta del refrigerador y mejor comer por la mañana, pero cuando se dió la vuelta se encontró con un Jeno sin camisa con un pantalón de pijama de cuadros negros parado frente a él con una pistola nerf cargada y lista para disparar.

—Ah, ¡cielos!—, Renjun soltó un grito—, ¿Qué haces ahí?—, llevó una mano a su pecho por inercia.

Jeno bajó el arma de juguete.

—Uhm, nada, tu sabes, era por si acaso —, jugó con la punta del juguete, evadiendo la mirada de su amigo.

—Creiste que era el perro, ¿cierto?—, Renjun sonrió cínico.

—¿Qué? Claro que...—, Jeno hizo contacto con Renjun-, obviamente no...

-Jeno...-, fulminaba con la mirada.

-Bien, búrlate de mi, pero el día que el perro se coma tus Froot Loops ¡Ni siquiera se te ocurra culparme!-, dijo exaltado, con ambos brazos al aire.

Renjun echó una carcajada, negando con la cabeza. Acción que Jeno aprovechó para disparar un rápido proyectil que impactaría en la frente de su amigo.

「Noren」Best FriendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora