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Sus padres, hijos y espíritus santos en la multimedia uwu


—Señora, por última vez, no vendemos agua de Jamaica, esto es una heladería, heladería de HELADOS.—habló Jeno con claro estrés detrás de la caja registradora. Había estado intentando convencer a aquella mujer, claramente foránea, que en el establecimiento no vendían aguas frescas, sólo nieves.

—¿Te han dicho que eres bastante grosero?—respondió la mujer que sostenía su bolso aparentemente caro entre su brazo.

—Puede que sí, pero no es el caso.—bufó y volvió a preguntar.—entonces ¿qué desea?

La mujer sonrío levemente con notoria falsedad para comenzar a hablar.

—Desearía que usted, muchacho, me diera—inhaló.—¡un agua de jamaica!

—¡No tenemos agua ni de Jamaica—comenzó.—ni de Australia, ni de México ni de ningún otro lugar! ¡Vendemos helado, HELADO! ¿ES TAN DIFÍCIL DE COMPRENDER?

—¡Quiero hablar con el gerente!

—Pues, mire,—corrió hacia el cuarto de empleados donde debería estar durmiendo el perezoso encargado y lo jaló sin importarle nada hasta que llegaron donde la mujer.—¡Aquí está su jodido gerente!

El pobre gerente apenas sabía su nombre y ya lo tenían entre un conflicto.

—¡Los empleados aquí son un asco!—alardeó la mujer.

—¡Lo único que da asco aquí es usted aparentando ser de una clase que obviamente no es, bruja!

—Oh, vaya, hasta discriminación.—tocó su pecho e hizo un tono falso que asemejaba a quebrado.—los ricos siempre humillando a las clases bajas.

—Señora, por favor, trabajo en una heladería que, destaco, no vende aguas frescas, ¿y usted piensa que soy rico? ¿está usted bien? ¿puede pensar con claridad?—Jeno se apoyó contra el mostrador y la fuerza que delataron sus brazos decía que se estaba volviendo loco con aquella estúpida pelea.

—Los blancos humillan a mi rasa.—dijo sin tener un claro sentido de "noción"

—Y yo bien podría ser asiático, pero no me siento ofendido cuando hacen sus ojos rasgados apoyándose de sus mandos.

—¿Eso qué tiene que ver?—preguntó la mujer.

—Que así de estúpido sonó su comentario.

Estaban que echaban chispas entre ambos, hasta que el gerente dejó de burlarse de todo y comenzó a actuar.

—Oigan, oigan, cálmense.—se posó junto a Jeno interponiendo sus brazos frente a ellos, intentando controlar la situación.—No hay motivos para estar gritando estas cosas.

—¡Eso dije yo!—respondió Jeno altamente exasperado.

—¡Gitano!—señaló la mujer y el gerente quiso reír.

—Ya, ya. Mire, señora—comenzó a hablar aquel hombre con lentes de botella y marcas de acné.—tendrá que disculparnos pero aquí no contamos con el servicio de aguas frescas. Como puede ver en nuestras neveras tenemos productos congelados, vease nieve y paletas ¿de acuerdo?

—Si, muy bien—acomodó sus lentes oscuros como si estos fueran a permitirle ver mejor algún día.—lo veo.

—Entonces, no me parece correcto que subestime las capacidades de nuestros trabajadores, en este caso Jeno,—lo tomó de los hombros mientras que él rodó sus ojos y juntó sus brazos.—por un producto que no tenemos.

「Noren」Best FriendTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon