04/09

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Era la segunda noche en casa, cuando el timbre sonó a las 23pm. LuHan salió de su caliente cama para ver quien era. Sus padres ya estaban dormidos, al igual que su pequeña hermana. Solían dormir temprano, estaban acostumbrados a ello.

Bajó los escalones con rapidez pero ligeramente. Sabía que era su obligación ver por la mirilla antes de abrir, pero no quería que el visitante tocara el timbre de nuevo, toda su familia despertaría entonces.

Entre abrió la puerta y lo primero que vio fue una chaqueta negra, tuvo que levantar la mirada para alcanzar el rostro del visitante.

- ¿S-SeHun? ¿Qué haces aquí? - su mano se apretó con fuerza al pomo de la puerta, un poco asustado.

SeHun no contestó, simplemente lo observó antes de bajar la mirada hasta sus zapatos deportivos. Metió las manos en los bolsillos de su jean y se tambaleó un poco hacia atrás.

- ¿Está todo bien? - preguntó LuHan de nuevo.

SeHun negó con la cabeza. Levantó la mirada y LuHan pudo ver sus ojos oscuros con un tono rojizo alrededor. O había llorado... O estaba drogado. LuHan esperaba que el primero.

Abrió un poco más la puerta y salió al porche. Tomó suavemente el brazo de SeHun y lo llevó al sofá de madera que su madre había puesto.

- ¿Qué pasa? - preguntó - ¿Inhalaste algo... Indebido? - sabía que era muy descortés, pero LuHan le tenía fobia a los ebrios y a los drogados.

SeHun frunció el ceño confundido, pero después negó con una pequeña sonrisa divertida. LuHan no recordaba haberle visto sonreír antes.

- Es mi mamá - respondió entonces.

LuHan asintió. - ¿Qué pasa con ella? ¿Está enferma? ¿Quieres que la llevemos al hospital? - se estaba poniendo de pie para traer su chaqueta, pero SeHun lo detuvo.

- No - dijo simplemente.

- ¿No qué? - buscó más información que un simple monosílabo.

SeHun lo observó por unos segundos antes de acercarse y darle un beso corto. LuHan estaba sorprendido, pero le había gustado la suavidad de SeHun con él.

- Ella... - empezó SeHun - Se trajo otro hombre a casa.

LuHan no entendía absolutamente nada, pero estaba tratando de ser comprensible.

- ¿Y él no te gusta?

SeHun tomó la mano de LuHan entre las suyas y la acarició con mucha delicadeza, como si fuera una mano hecha de cristal.

- Mamá... Ella es... Masoquista - le susurró.

LuHan no entendía. - ¿A qué te refieres?

- A mamá le gusta traer hombres a casa, hombres que la golpean. - explicó entonces.

LuHan se quedó impactado. Nunca le había preguntado a SeHun sobre su familia, sólo porque él parecía reacio a hacerlo, ponía mala cara cuando alguien hablaba de lo que la familia significaba.

- Cuando llegué a casa, ella estaba sobre su cama, con el rostro hinchado - contó SeHun. - Cuando despertó, me dijo que había encontrado al hombre de sus sueños. - su rostro se endureció, sus cejas se juntaron con rabia y sus manos dejaron de acariciar la de LuHan.

- ¿Cómo puede ser el hombre de tus sueños si te golpea?

LuHan estaba feliz de saber que SeHun no había caído en la mentira de que los golpes eran normales. La mayoría de los chicos que golpeaban a sus parejas se debía a su crianza llena de abusos de su padre a su madre, para ellos era algo normal. Pero SeHun nunca le había levantado la mano, a pesar del poco tiempo que se conocían. Y ahora estaba seguro de que SeHun conocía la realidad de las cosas.

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