Capítulo 31

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El día amaneció soleado, el cielo despejado y los niños aprovechaban el cálido día para jugar en los parques.

A Kakashi le pareció un día horrible, porque incluso el cielo se concentró en olvidar a la maravillosa chica que acababa de dejar la aldea.

Ahora que ella no estaba, su aldea ya no corría peligro, las usuarias no vendrían a buscarla, porque ella ya no estaba ahí.

Le había dicho, un día antes durante su conversación, que quizá ella estaría en peligro, que podía alertar a las aldeas y decirles que podían recibirla y así podría enviarla con un anbu.

Pero ella se negó.

Dijo que ella pondría en peligro cualquier tierra que pise, y por esa razón, iba ha aceptar lo que le pasara.

A Kakashi aún no se le olvidada la intensidad y seguridad de sus ojos.

Solo esperaba que la aldea siga su curso, y que todos olviden lo que alguna vez pasó.

(...)

Neji se había encargado de desaparecer todas las cosas que habían quedado de la pelirroja, de no dejar ni un rastro, con el miedo latente de que su novia, quizá, la recordase.

—¿Neji?

Se sobresaltó cuando escuchó su voz, aún adormilada y llorosa, se volteó y corrió hacia ella, envolviéndola en un afectuoso abrazo.

—¿Por qué estás llorando?— Cuestionó, le limpió las lágrimas a la recién despierta Tenten y acarició sus mejillas — ¿Qué sucede?

—N-No lo sé — Aunque intentaba no llorar, no podía dejar de hacerlo— No sé porque me siento así, pero me levanté por esto— Golpeó ligeramente su pecho con el puño, unas tres veces seguidas— Es una sensación sofocante, me siento mal, siento que no me deja respirar— Sollozó aún más fuerte, desesperada— No sé que es, siento que perdí algo, pero no sé qué.

Sus lágrimas continuaron durante unos severos minutos, el Hyuga no rompió su abrazo, le besó las mejillas, la frente, la nariz y acarició su cabello. Intentando que ese corazón afligido sane un poco siquiera, ahora se preocupó aún más por su mejor amigo, Tenten lo tenía a él, pero... ¿A quién tenía Lee?

(...)

Temari recostó su cabeza en el váter, realmente el estar embarazada no eran rosas y corazones como lo pintaban muchas personas.

—¿Necesitas algo caliente, cariño? ¿Un té u otra cosa?

Yoshino Nara entró al baño, se agachó hasta ella y sobó su espalda. Un día antes, apenas llegando a Konoha, habían ido a la casa de la mujer para contarle la noticia. Aunque no estaban casados aún, la señora recibió la noticia con una sonrisa y lágrimas de felicidad.

—N-No señora, gracias— Contestó aliviada de tener ayuda de su suegra, a veces deseaba que su mamá estuviese para ella— ¿Será siempre así?— Suspiró.

La mujer la ayudó a levantarse— No, el primer trimestre siempre es complicado, pero poco a poco se normalizará y los antojos quizá cambien.

—Solo quiero poder comer y dejar de vomitar — caminaron fuera del baño y se sentaron en los sillones— ¿Con Shikamaru era así?

Ella sonrió — Los primeros meses fueron terribles, apenas y podía ver una comida sólida, olía a metros el ramen y sentía que iba a morir— Empezó a reír — Pero a penas cumplí cinco meses fue como si Shikamaru estuviese durmiendo todo el día, recuerdo que Shikaku decía que sería un genio, porque los genios nacen cansados— Sonrió recordando a su fallecido esposo y luego acaricio el incipiente vientre de la rubia — Él estaría tan feliz por esta bendición, siempre amó a los niños, y soñaba con tener nietos. Lástima que se haya ido unos poco años antes del primero.

«Desire»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora