Mi maldita amada - Capítulo 3.

1.3K 137 2
                                    

Sus ojos se cerraron por completo mientras aquel demonio la sostenía por el cuello

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sus ojos se cerraron por completo mientras aquel demonio la sostenía por el cuello.
-Suéltala ahora mismo-amenacé y ambos se percataron de mi presencia.
-Oh Vergil Sparda, hijo del Caballero Oscuro Sparda y la mujer humana Eva-habló el demonio que sostenía a la mujer.
-He dicho que la sueltes, ahora-ordené ignorando sus palabras.
-¿Aliada tuya?-preguntó mientras la acercaba a él e ignoraba mi advertencia, se iba a arrepentir-que lastima, ya es tarde, acabaré con su vida y me la comeré-agregó mostrando una gran sonrisa con esos dientes asquerosos y deformados.
Ambos rieron, desvié los ojos hacia ella para asegurar si aún seguía con vida, se encontraba más palida de lo normal y con el brazo que le goteaba sangre. Debía actuar rápido, el plan no había salido como quería. Tomé a Yamato en mi mano y me posicioné delicadamente sin que lo notaran, y entonces ataque al primero, al que la sostenía.
Clavé a Yamato en su estómago haciendo que la soltara y la tomé en mis brazos. El demonio cayó al suelo de rodillas concentrado en el dolor de su abdomen, rápidamente aproveché la situación y de un corte perfecto su cabeza rodó por los suelos.
-M-Maldito-maldijo el otro, dudaba en atacar, lo notaba en el sudor que corría por su frente, anda, hazlo y verás como te enseñaré a no meterte con Vergil Sparda.
Atinó a atacar, mala idea, alcé a Yamato haciendo varios cortes en el aire y el demonio no sabía que sucedía.
-Die...-gruñí.
Su cuerpo cayó a pedazos, ni siquiera se había dado cuenta de cuando dejó de vivir.
-Se los advertí, ella me pertenece-dije sacudiendo a Yamato para quitar rastros de sangre y volví a guardarla.
Con ambas manos cargué a la molesta mujer y me dispuse a observar la herida de su brazo.
-Pobre, se va a morir-comenté sin interés.
-Ver...-susurró abriendo apenas los ojos para observarme.
¿Acaso me había llamado con un apado?
-Cállate, guarda energías-reté frío observando hacia adelante mientras caminaba.
No sabía porque pero algo me decia que la observara al rostro y lo hice. Pude ver que dibujaba una sonrisa, era débil pero... dulce.
-Viniste...-volvió a susurrar en un suave tono de voz y cerró los ojos-gracias...
Aún respiraba, solamente se había desmayado por la poca energía que le quedaba.
¿Gracias? ¿Por qué? Si la había utilizado como carnada, por culpa mía estaba en esta condición. Suspiré frunciendo el ceño levemente, sabía donde tenía que ir aunque no quisiera.
De un abrir y cerrar de ojos ya estaba allí, quería llegar lo más rápido posible.
-Maldición-maldije torciendo el gesto mientras alzaba la vista y veía unas letras de neón que formaban en un cartel las palabras "Devil May Cry", volví la vista al frente y aclaré la garganta.

Debes hacerlo. No te queda otra.

Pensé.

꧁𝓜𝓲 𝓶𝓪𝓵𝓭𝓲𝓽𝓪 𝓪𝓶𝓪𝓭𝓪.꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora