2Moons [MikaYuu]

• Batido de fresa

Al día siguiente, lo primero en la agenda de su vida universitaria fue  una reunión que la facultad de ciencias había programado para la mañana; Yuu llegó unos diez minutos después de la hora acordada porque se quedó dormido, y cuando estuvo en el punto de encuentro —que era la cancha de basketball—, ya todos los chicos y chicas estaban buscando un lugar en el que sentarse en las grandes escaleras, con algunos profesores frente a ellos.

—¡Buenos días para todos! —saludó emocionado Ferid, el docente encargado de la facultad de ciencias, con una enorme sonrisa—. Lamento haberlos llamado tan temprano, pero tengo algo importante que decirles  —comunicó—. Necesitamos escoger dos representantes que participen en el concurso "Moon y Star"  —explicó—. Tenemos algunos problemas que resolver, así que debemos solucionarlo pronto. Dejaré que cada especialidad elija a un chico y una chica para que los represente, ¡y solo tienen diez minutos! 

Emocionados, los estudiantes empezaron a murmurar y a conversar entre sí, intentando hallar a dos buenos candidatos que los llevaran a la victoria; en las enormes escaleras se habían dividido las secciones de la facultad, y todos estaban inmersos en el tema que su profesor les había encomendado.

—¡Oigan oigan! —chilló emocionado Asura; los ojos de todos los de la especialidad lo enfocaron—. Yo propongo a Yuu —dijo señalándole. Hubo un silencio antes de la reacción.

—Es buena idea —concordó Krul, quien estaba junto a ellos.

—Lo he estado viendo desde hace tiempo y siento que es el indicado para esto —rió el pelipúrpura—. Seguro ganaremos con él, ¿qué opinan? —preguntó; hubo voces de  aceptación y apoyo a la propuesta.

—H-Hey, yo no puedo hacerlo —se excusó Yuu, nervioso.

—¿De qué hablas? Eres el más guapo  y masculino de nuestra especialidad —sonrió Kiseki, otro de  sus compañeros—; piel morena, brillosa y suave y pestañas largas que están a punto de enamorarme; no tienes derecho a negarte.

Por supuesto que Yuu iba a seguir negándose, por lo general no disfrutaba de recibir atención directamente —era distinto cuando la llamaba sin querer— y no quería meterse en un tedioso concurso; pero antes de poder lograr convencer a sus compañeros de que era una mala idea, la voz de su profesor lo interrumpió:

—¡Oh, chicos, tenemos un invitado especial! —exclamó llamando la atención de los jóvenes.

Los chillidos de emoción aumentaron de golpe, lo que hizo a los demás mirar hacia donde eran dirigidos todos aquellos ruidos; el corazón del pobre azabache casi se detuvo al ver por quien fue causado tal alboroto: Mikaela estaba llegando a la cancha junto con tres chicos más, pero en cuanto notaron la reunión, se devolvieron.

O eso hubiesen hecho, si el rubio no hubiese sido llamado por Ferid.

—¡Mikaela, acércate! —pidió con una sonrisa.