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Mikaela llegó en su auto mientras la torrencial lluvia caía, apagó su vehículo, tomó su mochila y finalmente salió del carro dispuesto a correr para no mojarse demasiado; pero al no sentir ninguna gota caer sobre su persona se extrañó y miró hacia...

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Mikaela llegó en su auto mientras la torrencial lluvia caía, apagó su vehículo, tomó su mochila y finalmente salió del carro dispuesto a correr para no mojarse demasiado; pero al no sentir ninguna gota caer sobre su persona se extrañó y miró hacia arriba, hallando un paraguas sobre su cabeza, y a su lado, un azabache en shorts que tenía pinta de querer ir a dormir ya.

—Llegas tarde —murmuró Yuu.

¿Qué pasa contigo? ¿por qué no te has dormido? —preguntó observando disimuladamente como el moreno estaba tan ensimismado en cubrirlo a él de la lluvia, que estaba mojándose el hombro al no sostener bien el paraguas.

—Voy... a la farmacia —respondió después de pensar rápidamente. Se felicitó de nuevo por su agilidad mental.

—Pensé que me estabas esperando —comentó; Yuu evitó verlo, lo que le sacó una sonrisa disimulada—. ¿Y? ¿de qué estás enfermo?

—Voy a comprar vitaminas... —susurró—. He dormido tarde últimamente y es malo para mi piel.

El ojizafiro entrecerró los ojos y se acercó un poco al rostro ajeno; el moreno casi podía sentir su respiración sobre el puente de su nariz. Pasó saliva.

—Pensé que eran tus ojos —señaló tras inspeccionarlos.

—¿Por qué?

—Se ven muy rojos —explicó.

Es por los lentes de contacto.

—¿Tienes problemas de visión? —inquirió frunciendo su ceño. Le vio asentir—. ¿Seguro que es eso? No me digas que estuviste llorando porque no pudiste ir a comer sushi conmigo.

—Está bien, así no gasto mi dinero —sonrió.

Mikaela reprimió una sonrisa y miró el paraguas que estaba prácticamente sobre su cabeza, entonces simplemente tomó el mango del objeto, rozando la mano de Yuu, quien se sonrojó y la esquivó torpemente.

—¿Por qué un chico con camisa de niño debe sostener el paraguas? —recriminó con una leve y disimulada sonrisa, su tono sarcástico la disfrazó bien.

Yuu giró el rostro un poco avergonzado, pues en efecto, su camiseta era azul celeste y tenía estampado a un panda bailando; claro que iba a pensar que era infantil. Mikaela rodó los ojos, acomodó la sombrilla de manera que los cubriera bien a ambos, y entonces, empezó a caminar.

—¿A dónde vas? El dormitorio es para acá —se burló Yuu jalándole del brazo al ver que iba en dirección contraria.

—Farmacia —espetó obvio.

—Ah, sí... la farmacia —recordó avergonzado de su estupidez.

Mikaela le empujó de manera suave y disimulada para que caminase frente a él, y cuando este no podía verle, sonrió divertido de lo distraído que llegaba a ser. Y por su parte, Yuu no podía sentir su corazón más acelerado, sus nervios estaban a flor de piel.

2Moons [MikaYuu]Where stories live. Discover now