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—¿Qué te pasa? —preguntó Kimizuki a un deprimido Yuu que estaba sentado en una banca

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—¿Qué te pasa? —preguntó Kimizuki a un deprimido Yuu que estaba sentado en una banca. Él negó—. Déjate de estupideces, sé cuando algo te molesta con solo ver tu cara, ¿qué tienes?

—¿Ya sabes qué hacer para el show de talentos? —inquirió el azabache en un intento de disimular y cambiar el tema.

Te dije que haré algo de boxeo —suspiró—. Aunque seré popular con las chicas —hizo mala cara—. Pero no importa, igual, tú ya eres popular con los chicos, ¿no?

El Ichinose no dijo nada, su expresión depresiva no cambió en absoluto y el intento de molestarlo del pelirrosa no había funcionado para nada.

—Es obvio que tu cara triste no es sobre el show, así que dime, ¿qué es lo que te pasa, Yuu? —interrogó esta vez seriamente.

—Anoche cuando me fui con Mikaela-sempai, él no me acompañó a mi dormitorio... —comentó.

—O sea, ¿ustedes lo hicieron en el auto? —cuestionó haciendo cara de asco.

—Fuimos a cenar —aclaró rodando los ojos. 

—Has tenido progreso, quiero decir, fueron a cenar juntos.

Yuu bufó y comenzó a contarle lo sucedido en la cena, sobre cuando el rubio le preguntó qué haría para el show, cuando acordó que sería su sirviente, y cuando lo mandó a su habitación a buscar su mochila para llevarle, pero se encontró con que era Chess a quien subía a su auto.

Subí corriendo dos pisos y luego bajé corriendo otros cinco, ¿y para qué? Solo conseguí ver cómo él se llevaba a Chess-sempai en su auto y yo me quedaba ahí sin poder hacer nada más que mirar...  —se quejó, entre enojado y dolido.

—Bueno, es una larga historia —suspiró el poste mientras ponía una mano en la espalda ajena, a modo de consuelo—. Yuu, tú no tienes ningún derecho sobre Mikaela-sempai, pero sí tienes el derecho de sentirte enojado, así que lo entiendo.

—¿Lo entiendes? Él fue quien me dio esperanzas, pero fue él mismo quien las destruyó... —sollozó con las lágrimas cristalizando sus ojos—. Qué cruel es.

—Hay que diferenciar las esperanzas de las expectativas —aconsejó Kimizuki dando palmaditas a su espalda y observando cómo su amigo se quitaba las lágrimas bruscamente—. Aunque, bueno, serás su sirviente unos días.

—Solo soy eso, pero ella... —sollozó abrazando al pelirrosa, el cual suspiró sin dejar de acariciarle la espalda.

—Ella solo está enamorada de él, así como tú.

—S-Siento que perdí...

—Oye, tú eres mejor que esto, solo debes ser paciente, creo —dijo, no muy seguro—. Por ahora solo cálmate, debemos ir a la práctica —le recordó separándolo de su cuerpo y buscando en su mochila algunos pañuelos que le tendió—. Ven, te compraré un dulce.

2Moons [MikaYuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora