Borracho

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Odio ver a la gente borracha, es algo que simplemente me indispone, no tengo claro su motivo, simplemente lo hace.

Estoy consciente de que al tener 17 años ya me debería haber acostumbrado: disfrutar de las fiestas, el alcohol y ese tipo de cosas...pero no, simplemente no me gusta. No soy una santa ni nada parecido, pero lidiar con ebrios es una problema que siempre he tenido, más cuando el borracho es justamente mi padre. Resultaba anormal verlo en ese estado, mas eso no significa, que no deteste verlo así: no tiene dominio de él mismo, no puede hablar bien y mucho menos caminar bien.

Esa tarde estábamos en la finca de mi tía, en un asado de despedida: nos iríamos a Cheshire en 2 días. Empezaría una nueva vida en otro lugar...en Inglaterra.
Dejaría atrás a mis amigos, a mi madre, mi vida como hasta ahora había sido y a Niall: mi mejor amigo desde siempre.

Me encontraba tirada en un sillón con una manta encima: estaba muerta del frío. No soportaba ni un momento más sin comer algo, llevaba desde la mañana sin nada de comida, y el crepúsculo estaba increíblemente cerca.
Suspiré y me levanté. Bajé las escaleras hasta la piscina, donde estaban mis tíos y mi papá. Lo abracé por atrás y le di un beso en la mejilla, para así llamar su atención.
Él no se inmutó.

-¿papá, puedo bajar al pueblo a comprar algo?-

La finca de mi tía quedaba sobre una colina y al bajarla, se encontraba un pequeño pueblo.

-la billetera está en el carro-

Rebuscó en sus bolsillos un momento y luego me pasó las llaves. Puso la lata de cerveza en sus labios para acabársela en un instante

-¿no me vas a acompañar?-

Le pregunté dudosa.

-¿te da miedo ir sola?-

dijo esto riéndose un poco.

-no, solo que...-

Mi padre movió su cabeza hacia los lados, en un acto de negación.

-Laura, acompaña a tu prima al pueblo-

Laura me miró, hizo cara de aburrimiento, pero finalmente asintió con la cabeza. Nuestra relación era tan cercana como Australia de Argentina, y tan cálida como París en el invierno.
La verdad es que no me hablaba mucho con ella, pero no me resultaba desagradable bajar a comprar comida con mi prima.

Caminamos unos momentos hasta salir del recinto.
Me arrimé al Audi blanco, la adoración de Roberto Gomez, y abrí. Entre todos los papeles que mi padre seguía tramitando, se encontraba su billetera Gucci. Saqué un billete de veinte y volví a cerrar el carro.
Con el dinero en mano, Laura y yo comenzamos a bajar la minúscula ladera.
Estábamos en un silencio que rayaba en lo agradable, hasta que Laura habló:

-¿Qué quiere comer?-

No nos tuteábamos: no había la confianza necesaria.
Comencé a ver algún lugar donde pudiera comprar algo que me pudiera llenar: no tenía que ser de sal, ni siquiera una comida decente, solo algo.

Una pequeña heladería en la esquina llamó mi atención.

-no sé... ¿esos helados son ricos?-

-ah, pero es que usted no quiere comida, usted quiere dulce-

Estaba a punto de alegar eso, cuando ella agitó su mano, como quien no quiere la cosa.

-está bien...esos helados son ricos, venga-

Caminamos hasta la heladería y compramos dos helados de chocolate. Empezamos a subir de nuevo la colina, cuando vi una especie de discoteca, nada del otro mundo, al fin y al cabo era una discoteca de pueblo...

-Laura... ¿has ido a esa discoteca, alguna vez?-

Ella rió un poco.

-no, no me gusta ir, solo hay pervertidos ahí: es un antro.
He ido una vez y te juro que me arrepiento...-

-¿fue con Miguel?-

Traté de preguntar, para ver si se le hacía un poco más cómodo hablar conmigo.

-no: a mi novio no le gustan esas cosas...-

Su rostro se volvió pícaro, y fue entonces cuando pareció recordar algún dato de mi vida.

-hablando de novios... ¿Cómo está Niall?-

Subí los ojos y suspiré con un tanto de exasperación.

-lo he dicho millones de veces...él no es mi novio, es mi mejor amigo...-

-como diga, aunque yo sé que a usted él te gusta-

Nos quedamos en silencio y cuando llegamos a la finca tomamos caminos separados
Me molestaba que mi familia confundiera las cosas con Horan. Él había sido y sería siempre mi mejor amigo.

Me acosté y agarré mi iPhone. Abrí candy crush y comencé a jugar: en esa maldita finca no cogía recepción.
Dos golpes a la puerta, antes de que se abriera y apareciera Daniela.

-¿te quieres ir, prima?-

Su rostro denotaba preocupación. Era obvio que para mi prima, tampoco resultaba del todo agradable ver a su madre sin todo el control sobre sí.

-dile a mi papá, y listo-

Crucé los dedos, esperando que de hecho, sí lo hiciera.

-dile tú, es tu papa...-

Maldita sea, justo eso me temía...Me mordí el labio, casi haciendo que este doliera.

-no quiero bajar de nuevo ahí...-

Dani vio mi incomodidad.

-creo que Laura nos puede llevar, igual mi mamá tiene trabajo mañana, no puede quedarse aquí...le preguntaré-

Y fue así, como Daniela salió de el cuarto donde me encontraba.
Tres niveles de candy crush más tarde volvió a aparecer en la puerta.

-alista tus cosas, que nos vamos-

Daniela estaba al lado de su madre, la cual sonrió al verme,

-¿Por qué no te quedas, Sel?-

Dijo, mientras me empujaba un poco.

-mi mamá me está esperando, tía-

-y ¿esperando para que o qué?-

Movía sus manos como si estuviera loca.

-mmm...porque...mmm...-

Estaba nerviosa y no sabía que demonios le podía responder, simplemente no me quería quedar en ese lugar.

-porqué la está esperando y punto-

Y fue así como comencé a amar a Daniela. Ella me sonrió y mi tía entró en el auto. Las dos nos quedamos afuera.

-entra- me dijo

-tranquila, hazte tú al lado de tu mamá-

-¡Selena entra!-

Y ahí se había acabado nuestra tregua...entré en el carro y mi tía puso su cabeza en mi hombro: esa mujer estaba ridículamente ebria. Laura arrancó el auto en cuanto Daniela cerró la puerta, condujimos en silencio hasta Mullingar.

Kiss & Tell (Harry Styles y Selena Gomez)Where stories live. Discover now