Capítulo 13: Misericordia.

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Narra Joshua.

Semanas antes cuando la enfermedad  comenzó a propagarse. 

—Hijos míos... —comencé a decir una vez que llegué al altar de la Iglesia Catedral de la ciudad de Manizales; era un lugar amplío en el que cabían alrededor de cinco mil personas, pero a juzgar por la cantidad que habían sentados y por aquellos que andaban de pie y otros arrodillados muy cerca de mi posición, podría decir que esta cifra era todavía más alta. 

Mi voz sonó por todo el lugar mientras un silencio escabroso y tétrico se colaba por cada rincón de  la basílica; se podía sentir el poder y una gran presión al tener tantas miradas sobre mi figura. —El día de hoy tocaremos un tema complejo...

Nadie se limitaba hablar, ni siquiera un  solo susurro se podía escuchar. Era como si estuviera solo.

—Dentro de unas cuantas semanas presenciáremos el arrebatamiento del que tanto se habla en las Sagradas Escrituras... —seguí hablando haciendo leves pausas por cada oración que pronunciaba.—Y de cómo los demonios no solo llegaron a las puertas de nuestras casas, sino que también ahora habitan en ella... siendo cada vez más y más. 

Me quedé observando la multitud de personas que no dejaba de observarme y entonces una pregunta se cruzó por mi cabeza que a su vez quiso ser respondida. 

—¿Quiénes de aquí han visto uno de esos demonios? —pregunté, la gente se miró entre sí, pero luego entendieron de lo que estaba hablando. —Me refiero a los que están ahora con nosotros... los enfermos que tienen sed de sangre... levanten la mano.

En cuanto dije esto último, la mayoría de las personas levantaron la mano mientras que otros solo se quedaron cruzados de brazos. No importaban si los habían visto en Internet, en vídeos de YouTube u otras redes y/o televisión... todos los habían visto y por eso estaban aquí. 

—Muy seguramente muchos de ustedes no los han visto en carne propia y solo los han visto por los medios de comunicación masivos... —agregué de nuevo, volteé a mirar  a  mi derecha y entonces asentí. —Por eso, quiero demostrarles que el infierno ya está aquí, junto a nosotros. 

Volteé a mirar la multitud mientras un par de hombres acercaban una silla de ruedas hasta el altar, donde se encontraba una monja amarrada de pies, abdomen y brazos para evitar cualquier accidente. Su cabeza estaba cubierta por una bolsa de fibra que la mantenía calmada... pero la magia sucedía cuando veía personas. 

Los hombres dejaron la silla allí y yo me acerqué con cuidado. La puse de frente para que todo el mundo pudiera verla y posé mi mano sobre su cabeza... no hubo ninguna reacción por parte de aquel demoníaco ser. Por otro lado, la gente estaba ansiosa y llena de curiosidad, ellos sabían lo que era, pero solo querían verla. 

—ESTE... ES UN DEMONIO... —dije en voz alta, el eco se hizo más fuerte por todo el lugar. —Y QUIERE, CON SUS MANOS, LLEVARNOS A ARDER Y QUEMARNOS EN UN MAR DE AZUFRE. 

Sujeté la bolsa de fibra y luego tiré de esta hacía arriba con total fuerza... en cuanto lo hice, el rostro pálido, ojeroso y con unos enormes ojos lechosos de la monja quedó al aire libre. Comenzó abrir su boca y a dar mordiscos al aire cuando vio a la enorme cantidad de personas que la observaban... eso sin contar de los sonidos infernales que salían de lo más profundo de su podrida garganta.  

—ESTÁ POSEÍDA. —volví de nuevo hablar en voz alta mientras la monja no dejaba de sacudirse en la silla de ruedas demostrando una fuerza descomunal, pero por lo menos estaba bien atada.  —LO ÚNICO QUE PUEDE ACABAR CON LA VIDA DE ESTE SER, ES CON UN GOLPE EN LA CABEZA... DIOS NOS PROVEERÁ LO QUE NECESITAMOS PARA SOBREVIVIR. 

Uno de los hombres que nos acompañaba y estaba atento a lo que estaba sucediendo, se acercó a mi para extenderme un arma de fuego. La recibí entre mis manos y se la enseñé a la multitud de personas que no dejaban de observar con curiosidad. A su vez, otros más se estaban yendo de la Iglesia con sus hijos y los susurros entre todos ellos se hizo todavía más intenso. 

Tomé a la monja del cabello para que mantuviera su cabeza muy quieta... seguidamente, pose el arma de fuego en la sien de la mujer y mientras todas las personas observaban, tiré del gatillo. El silencio de toda la Iglesia se interrumpió por completo dejando sonar un enorme eco por todas partes y un leve susto por parte de la multitud se hizo sentir. 

Debido a que dispare a quemarropa contra la cabeza de la monja, lo que sucedió fue que su cráneo se fue hacia la derecha con la fuerza del impacto... a su vez, la bala salió por el otro lado de su sien seguido de un gran chorro de sangre, sesos y huesos astillados que cayeron sobre el suelo pintando una gran figura rojiza. De inmediato, la mujer se quedó quieta; solté su cabello y su cabeza solo quedo gacha. Devolví el arma a su dueño y observé a la gente, algunos estaban orando en silencio mientras que algunos hasta habían vomitado.

— Aquellos quiénes quieran salvarse... deben de seguir la palabra del Señor... —comenté. —Yo puedo ayudarlos con eso, seré su pastor y no permitiré que ninguna de estas criaturas se acerque a alguno de mis seguidores... porque lo reprenderé en el nombre de Jesucristo. —hice una pausa. — ¡AMÉN!

—¡¡AMEN!! —dijeron todos los feligreses en coro produciendo un sonido agradable para mi... solo sonreí. 


Dos semanas después. 

Solo unos días después de que hice la reunión en la gran basílica de Manizales, el mundo terminó de caer por completo y  los demonios se apoderaron de toda la ciudad y quien sabe, hasta de todo el planeta. 

Por el momento, solo me encontraba encerrado en mi casa de dos plantas, pequeña, pero cómoda... con un jardín en su parte delantera, pintada de color blanco y decorada en su interior con muchos cuadros y pinturas que me la pasaba comprando... no puedo ocultarlo, soy un gran fanático del arte, pero no de cualquier arte... pinturas obscuras y misteriosas que a mis visitantes le ponían los pelos de punta cada vez que las miraban... pinturas que yo mismo había hecho por cada imagen que sobresalía de mi cabeza... pinturas hechas a base de ideas que tenía a menudo, sueños e indagaciones mentales. 

Caminé con cuidado hasta la ventana más próxima de mi casa y corrí un poco la cortina desde la planta superior para observar la calle. Lo primero que vi fue a varias de esas cosas caminando torpemente por allí mientras que otros más se quedaban quietos observando el cielo a su vez que una leve brisa les caía sobre su piel, dándole un tono brillante y  "plástico". 

—Por Dios... que asco dan. — fue lo primero que dije cuando los vi, cerré la cortina y me acerqué a mi escritorio donde reposaba una radio, me senté allí mismo y comencé a jugar con la perilla del aparato para ver si conseguía escuchar algo. Habían pasado días enteros y no había logrado captar nada, solo estática y ruido blanco. 

Seguí así un buen rato hasta que la radio comenzó a captar una leve emisión por allá a lo lejos. Me exhalté en ese momento y me concentré lo suficiente hasta que di con una señal más clara.

—...agua, comida y energía. Repito, somos el Ejército Nacional de Colombia, con un puesto de avanzada ubicado en la ciudad de Neira hacia el Norte de la ciudad de Manizales... contamos con lo más importante para todos aquellos que quieran venir, todos se bienvenidos y les proveeremos la seguridad que tanto anhelan. Con nosotros dejarán de temer y a su vez los prepararemos para el combate, para que nos ayuden a crear un mundo mejor... — hubo un momento de silencio y de nuevo comenzó a sonar, pero esta vez desde el inicio. — Somos el Ejército Nacional de Colombia, ubicados al Norte de la ciudad de Manizales, contamos con agua, comida y energía. Repito... — apagué la radio y me sentí emocionado en ese momento. 

Algo en mi se encendió en ese momento, sabía lo que tenía que hacer... era solo ir hasta allá y guiar a las personas por el camino del bien, salvar sus almas y protegerlos de los caminantes. No era más que eso, ¿sería buena idea?

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Hol a todos, perdón por tardarme en actualizar pero he estado bastante ocupado 7n7, igual aquí les traigo nuevo capítulo y para nuestra sorpresa es Josh... oh sí, nuestro querido cura ha vuelto y será peor que en e libro de antes. 

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