Capítulo 45: Fortaleza I

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Narra Thommy.

Cuando Nico por fin pudo aterrizar la avioneta en la zona de construcción, fue de inmediato inevitable que cada uno de nosotros sintiera un fuerte y mal presentimiento que subía por la espina dorsal como una corriente eléctrica. Había mucho silencio y el zumbido del aire llegaba de entre todas direcciones. Al fondo, se podía distinguir las figuras abandonadas de los edificios más altos que tenía el pequeño pueblo y en la parte central la punta de una iglesia.

—Muy bien. —Nico salió de la cabina y agarró uno de los fusiles de asalto. Le dio una leve revisión y luego se nos quedó viendo. —Tengan algo muy presente, si es hostil, disparen a matar.

—¿Y si no es hostil? —le cuestioné. Era obvio que algo hostil no era capaz de manejar una torreta antiaérea. Lo que había ahí afuera acechándonos eran personas con algún tipo de trastorno (en mi opinión, claro está) que querían la avioneta o robarnos lo que teníamos. Pero, no teníamos nada, la mayoría de las cosas se habían quedado en el aeropuerto de Nuevo México y lo único que trajimos con nosotros fue una mochila vieja y pequeña en la que Ámbar cargaba medicamentos y algunas cosas más en todas partes (era como su fiel compañera).

—Si no es hostil... —comentó y luego volteó a mirar por una de las ventanillas. Se acercó más y detalló el paisaje. —Ya veremos qué sucede... pero estén alertas.

Tragué saliva con algo de preocupación y luego Nico abrió la puerta de la avioneta para poder salir. Le seguimos el paso y a medida que salíamos levantábamos las armas apuntando en todas direcciones. El suelo estaba lleno de barro húmedo y algunas edificaciones sin terminar nos rodeaban a unos cuantos metros. Al parecer, habíamos aterrizado en lo que se había planeado como una autopista de doble carril con algunos locales comerciales.

Miré en todas direcciones buscando algún tipo de movimiento, pero lo único que vi aparte de las edificaciones sin terminar de construir, fueron a otro par de aviones más pequeños más adelante del nuestro. También tenían señales de disparos y huellas resecas que lo rodeaban. Eran muchas huellas.

—Parece que no somos los únicos que han pasado por esto. —agregué y me acerqué casi cojeando hasta una de las otras avionetas. La puerta estaba abierta y en su interior pude detectar lo que parecía ser un cadáver en estado de descomposición.

Me incliné un poco hacia el interior mientras un leve olor a carne podrida comenzaba a asaltar mis fosas nasales y entonces pude detallarlo mejor. Era el cuerpo de una chica de cabello rubio, con el rostro desfigurado producto de una bala que le atravesó el cráneo. Detrás de ella, reposaba un dibujo grotesco de sesos, sangre seca y huesos astillados. Casi vomito en el instante que la vi cubierta de gusanos, por lo que tuve que salir de allí disparado y hacerme a un lado para tratar de recuperar el aliento y borrar esa fea imagen de mi cabeza.

—Por Dios... —Tonny había tenido la mala idea de también observar el interior y se arrepintió de inmediato por haberlo hecho. Lo vi cubrirse la boca con su brazo al tiempo que se apartaba de allí.

—Atentos... —Nico seguía con su arma en alto apuntando en todas direcciones. —Vi algo moverse entre esos árboles de allá.

Dónde la construcción terminaba, había varios árboles y mucha vegetación. Observé con cuidado y también vi que algo se movió rápidamente por ahí. Me sentía observado y la sensación era igual como cuando sentías a alguien respirándote en el cuello. Levanté el fusil y apunté en todas direcciones esperando que algún tipo de monstruo saliera de entre los matorrales para atacarnos.

—¡QUIEN SEA QUE ESTE AHÍ, SALGA DE INMEDIATO! —exclamó Nico con una poderosa voz. Ámbar estaba en silencio y a su vez en un profundo estado de alerta que tenía sus cejas fruncidas. —¡YA DEJEN DE ACTUAR COMO SI FUERAN SALVAJ... !

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