Capítulo 65: Malos recuerdos.

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Antes de comenzar, me gustaría invitarlos a leer la entrevista que la editorial ContrastHouse me ha hecho. Allí podrán conocerme mucho mejor y verán el ritmo que esta historia va a tomar. Gracias UwU



Narra Bill.


Cuando menos lo pensé, el tiempo había pasado volando; fue tan inesperado todo lo que había sucedido que perdí por completo la noción de cada segundo que estaba viviendo en ese instante y, en un abrir y cerrar de ojos, me hallaba en la azotea de la torre principal de la prisión observando tontamente la gran multitud de caminantes que se precipitaban frente a nosotros extendiendo sus sucias y ensangrentadas manos y emitiendo terribles sonidos de sus bocas en un vano intento de poder acceder al almuerzo que se refugiaba entre los gruesos muros de concreto. 

Me encontraba sentado sobre una vieja silla de plástico de color blanco con una pistola que reposaba en mi regazo y con una chaqueta de cuero un poco sucia y maloliente que cubría todo mi pecho. La tenía cerrada y aún así, podía sentir como el frío se me colaba entre los huesos produciéndome escalofríos. Además, tener el cuero tocando mi piel sin haberme puesto algo más por debajo resultaba un poco incómodo.

Eran ya casi las cinco de la tarde o al menos eso creía yo por el tono anaranjado que tenía el cielo y que poco a poco iba convirtiéndose en un rojo a medida que el sol se escondía detrás de las montañas. Por mi mente pasaban muchas cosas en ese instante y me sentía un poco sobrecogido por la situación en la que estaba, aún pensaba que todo era un mal sueño y que, al despertar, me encontraría con Thommy dedicándome una gran sonrisa... sin embargo, todos los eventos eran demasiados reales. En el momento menos esperado, apareció Gary quien posó con cuidado una de sus manos sobre mi hombro haciéndome sobresaltar un poco y poner mi mano izquierda sobre la pistola para defenderme. 

—Tranquilo... soy de los buenos. —me dijo al tiempo que cruzaba una gran sonrisa por debajo de ese gran mostacho gris. Retiró la mano de mi hombro y se quedó quieto allí mismo. 

—Lo siento... es solo que después de todo esto mantengo alerta. no puedo dejar que vuelvan a suceder cosas como estas. 

Gary se quedó de pie muy cerca a dónde me encontraba sentado, se cruzó de brazos y se dedicó a mirar de izquierda a derecha la multitud de seres que había frente a nosotros. 

—Todos las hemos pasado... pero por lo menos ya no tenemos que preocuparnos mucho por Joshua y sus hombres. —hizo una pausa y sentí que me volteó a mirar. — ¿Lo mataste?

—Indirectamente. — le respondí. — le disparé en una pierna y dejé que nuestros amigos los podridos hicieran el trabajo sucio.

—No está mal. — comentó. —Aunque yo si le hubiera volado la tapa de los sesos sin dudarlo. Ese hombre fue un terrible dolor de pelotas.

Solté una pequeña risilla.

—Ya no lo será más.

—Cambiando un poco de tema... he venido a buscarte porque me gustaría hacerte una oferta. —lo oí decir. Lo volteé a mirar y esperé a que dijera algo más. — Mi segundo al mando y yo creemos que la Nación del fuego tiene muchísimos recursos valiosos que nos vendrían bien para seguir existiendo dentro de estas cuatro paredes. Ahora que ese lugar está hecho polvo, me gustaría enviar a un grupo de exploración para rescatar cosas que nos puedan venir bien, cómo medicina, comida y armas.

—No es mala idea... pero siento decirle que yo no soy un soldado. Solo soy un médico que fue torturado por un cura loco y se comió parte de un hombre gracias a una anciana perteneciente a lo más parecido a una secta satánica.

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