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Yoongi abrió la puerta de su auto y dejó pasar a Jimin, ambos contentos por pasar una hora y treinta minutos a solas y en la comodidad del departamento del menor.

Aunque era la primera vez ahí, Yoongi realmente se sentía en casa.

— Gracias por aceptar el desayuno — dijo Jimin en una sonrisa avergonzada.

— Gracias a ti por invitarme, Jiminie —

Yoongi encendió el auto y, antes de siquiera pensar en arrancar, se acercó velozmente a Jimin, tomó su cinturón y lo aseguró. El rubio se sonrojó ante el acto que parecía haber ocurrido por inercia.

— La seguridad primero.

— C-Claro. Gracias hyung.

Y, si bien le sorprendía, no le molestaba en lo absoluto. Era como si Yoongi lo hiciera por costumbre.

— Cuéntame, Jiminie, ¿Cómo te trata el mundo del espectáculo?

— Ah, bien, hay sunbaes que me tratan de buena forma.

— ¿Hablas de que te conocen? Es decir, ¿Tu rostro?

— Sí, pero son pocos a los que conozco desde antes de mi debut; que Seokjin-hyung y Tae fueran famosos fue un aporte... Lee Taemin, Kim Jongin, Amber-noona y Jinyoung-hyung de GOT7.

— Todos alfas...

—Y omegas también, claro; Kim Kibum-hyung y Seungri sunbae. No suelo salir con ellos y las pocas veces que interactuamos es porque les ayudo con alguna coreografía, pero son sunbaes agradables en los que puedo confiar. Aunque creo que no merezco un trato tan lindo de parte de grandes artistas.

Yoongi hizo una mueca que parecía una sonrisa falsa.

—Me alegra saber que te tratan bien. Si alguna vez tienes problemas, mis hermanos y yo podemos romper algunos huesos.

Jimin soltó una carcajada y golpeó el brazo de Yoongi. Ambos rieron con alegría y Yoongi de pronto ya no se sentía tan molesto por aquellas amistades.

—Gracias hyung.

—Por nada, pequeño.

Llegaron a la compañía por el estacionamiento del piso inferior y subieron juntos hasta el estudio de Yoongi.

Jimin sintió los nervios de dirigir a Shin Suran en su irregular respiración y leve dolor en su vientre. ¿Le agradaría? ¿Se sentiría ofendida al ser una persona mayor? ¿Le parecería una falta de respeto?

— Hyung, — habló, con las uñas enterrándose en sus palmas y su voz pequeña  — ¿Crees que le agrade a Suran-ssi que alguien como yo le dirija?

— Ya te lo dije, Jimin, en este coro mandas tú. Además, ella viene por trabajo, así que debe ser perfeccionado, ¿Está bien? —

Jimin sonrió y agradeció al mismo tiempo que regañaba a su mente. ¿Cómo era que Yoongi era tan bueno con él? ¿Cómo dejaba que sus instintos lo dominaran y se sintiera tan protegido con el chico frente a él? ¿De qué forma fue que el rapero más duro y odiado por otros le trataba con un cariño que no merecía?

— Wow — escuchó musitar al mayor mientras miraba a algún punto indefinido de sus piernas.

—¿Qué ocurre?

—Tus manos son lindas.

Jimin miró con asombro cómo Yoongi tomó sus manos entre las suyas y comparó sus tamaños, su textura y la ligera diferencia en el tono de sus pieles.

  — Realmente lindas y pequeñas. Hacemos buen contraste, Jiminie. 

Antes de que Jimin pudiera responder algo, la puerta fue tocada y sus manos al instante se separaron. Bang Sihyuk entró al estudio acompañado de una linda mujer que presentó como Shin Suran. 

Jimin se levantó al instante e hizo una reverencia, tratando de no fijar directamente su mirada ante la cantante de cabello verde. Recordó fotos de Yoongi en sus inicios con el mismo tono de cabello.

  — Buen día Yoongi-ssi — saludó ella primero. Yoongi sonrió, se levantó e hizo una reverencia por igual al lado de Jimin.

  — Bienvenida, Suran-ssi, y gracias por aceptar la colaboración — Sihyuk los dejó completamente solos para que pudieran hablar en paz, dándole una mirada consternada a Yoongi que el pobre lamentablemente comprendió .

— Es un gusto para mí, soy una gran admiradora. ¿Quieres comenzar ya? No quiero hacerte esperar.

Yoongi asintió —  Claro, aunque no seré yo quién le dirija,   — colocó su mano en la espalda baja de Jimin y le empujó levemente —   sino él. Él es la mente maestra del coro.

 Suran le miró detenidamente y Jimin se sintió desnudo de pronto. También pudo notar cómo le miraba el cuello e inhalaba profundamente. Lo estaba reconociendo como un omega y no sabía definir si eso le asustaba.

— M-mucho gusto, soy Park Jimin.

— Digo lo mismo, joven Park. Comencemos entonces, ¿les parece?

Y por alguna razón Jimin sentía que la tensión que se había creado en ese momento no iba a disiparse durante toda la tarde. 

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Regresamos a lo cortito porque hay doble actualización, pues el martes no subí nada; fue una semana bastante ocupada entre exámenes y algunos proyectos.

Más tarde o mañana temprano subo el siguiente. 

Sweets to the sweet | ymWhere stories live. Discover now