17. ¡Devuélveme ese beso!

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Era lo más extraño del mundo

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Era lo más extraño del mundo. Si alguien le hubiera dicho que pasaría la madrugada de ese sábado eligiendo qué ponerse para ir a bailar, nunca lo habría creído.

Cuatro chicas distintas daban vueltas por su casa. Gema y Sarah habían hecho sintonía tan rápido que no dejaban de hablar en la sala. Ama daba vueltas por las decoraciones mientras su tía le comentaba dónde las había conseguido. Iris la había acompañado a su cuarto para ayudarla.

Era un completo desastre que no podía ser visto por todos. Su ropa limpia, aunque no doblada, descansaba de nuevo como una pirámide en su silla. Iris se sentó a lado contemplando de vez en cuando los cuadros de la pared.

—¿Puedes buscar en esa montaña algo decente, que sea largo y que cubra mis brazos?

—¿Cualquier color? —Iris comenzó a clasificarlos por inercia, aunque no tardó en darse cuenta de que no había mucha variedad.

—Será un milagro si encuentras azul.

Melissa había encontrado en su placard esas medias negras opacas que le gustaban. ¡Eran perfectas! No dejaban sus marcas a la vista y moldeaban sus piernas. Iris seguía distraída revolviendo su ropa, así que aprovechó en ponerse las medias de una vez sin hacer tanto alboroto.

Estaría a salvo entre tantas personas. Estaría con sus amigas. Con Iris. No había nada de qué preocuparse.

—Este puede ser el indicado.

Iris le mostró una camiseta larga que se ceñía en la cintura. Melissa la contempló un momento imaginando cómo le quedaría. De hace tiempo no usaba algo parecido a un vestido.

—Solo si me pongo algo encima.

—Te morirás de calor... —rio, pero cambió su rostro al instante cuando comprendió lo que significaba el tono de Melissa—. Yo estaré siempre a tu lado, si te sientes incómoda solo tienes que decirlo.

La rubia se acercó a tomarlo. Se comenzó a quitar lo que llevaba puesto sabiendo que era posible que Iris viera sus marcas y comente sobre ello. Pero no lo hizo. Se sentó cerca de ella buscando algo en su teléfono y no tardó en hablar.

—Según el pronóstico del clima, hoy no lloverá. Y si te molesta el ruido podemos salirnos. ¿Está bien?

Se encontró con su mirada. Iris podía verse intimidante incluso desde abajo. Tenía unos ojos amenazantes hacia todo lo que pueda molestar a su amiga. Como esa vez en la que se paró frente al niño que molestaba a Melissa porque su mochila estaba vieja y rota, y se atrevió a lanzarse sobre él en cuanto la insultó.

—No quiero que seas mi niñera —bromeó—. Suficiente con el drama que hice el otro día.

Quiso sonar restándole importancia, pero obtuvo el efecto contrario. Sus palabras hicieron que Iris volteara todo su cuerpo hacia ella, cuando estuvo lo suficientemente centrada y no había mucha distancia entre sus rostros, tomó sus manos.

El silencio de las Mariposas | GL | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora