Capítulo 6

14.3K 1.3K 27
                                    

Capítulo 6


    Es un poco gracioso cómo la vida puede cambiar, puede girar 180º en cuestión de días. A veces el amor trabaja en formas misteriosas, y nos hace ver cosas que jamás pensábamos ver. Un día te despiertas siendo otra persona.


   En esa situación se sentía Caroline. Culpándose de sentir un sentimiento que no le correspondía a ella.


— Esto no me puede estar ocurriendo a mí... No... ¡¿Cómo he podido enamorarme de él?! — expresó a tirarse de bruce en la cama. Empezando a llorar. Después de cerrar su puerta con seguro.


     Mientras tanto, lord Edward Collingwood no podía ocultar su alegría. Incluso cuando a su regreso a la propiedad que había comprado tiempo atrás, al amar los alrededores de Bath, se encontró con un viejo amigo que pensaba que en esos días ya se había marchado a Londres u otro lugar. No precisamente allí.


— Mi buen amigo Collingwood, te veo muy sonriente... ¿A qué adivino?... ¿Es por tu prometida?

— ¡Mi amigo Brandon Bennet! Dios ha sido generoso conmigo al ponerla en mi camino. —saludó emocionado a su amigo.

—Entonces, ¿en realidad piensas casarte con ella? Y yo que pensé que huirías de ese compromiso, como otros lo han hecho en estos días.

— Considérame como la excepción...


    Caroline sentía un vacío dentro de su corazón.


     Aquel caballero realmente no la miraba a ella, sino, a quien creía quien era. Pensaba que era su prometida. Que era Sandra Ashford. Era consciente de que le consideraba un buen partido, ya que no solo tenía dinero, sino que además era muy presentable de aspecto y modales. Sabía que su belleza le había deleitado un poco más de lo imaginado. Sin embargo, agradecía al cielo, después de aquel beso, saber que ella le había ganado a su corazón. Y su decisión era innegable: Ella regresaría a su hogar y dejaría atrás esa mentira.


     Ella jamás podría ser Sandra Asford. Jamás sería rica como lo era ella. Y mucho menos, conseguiría a alguien que le mirase con esos ojos que le expresaban amor, porque después de todo, Edward no la había mirado a ella. Sino a lo que significaba ella.


     Respiró hondo con una inmensa tristeza. Le hubiese gustado ser quien él mirara realmente.


      Era consciente que él jamás se imagino que estaría en un juego como ese. No consideró nunca la posibilidad de que Sandra le rechazara o se quisiese burla de él de esa manera. Era tan obvio, las hijas generalmente se casaban según los deseos de sus padres. Por eso, aunque ella se mostraba en ocasiones tan tímida y callada, él lo achacó a que se debía la actitud que debía tener como prometida. Nunca se percató de que no solo le amaba, sino que ella no era quien creía quien era. Y eso la dividía en dos, al mismo tiempo, en que la desvanecía de sí misma.


    El mero hecho de pensar en ello le causaba a Caroline un dolor lacerante en el pecho. Ella se había enamorado de un verdadero imposible.


     Aquel día, cuando la hora de la cena llegó. Caroline se encontró con otro golpe de la vida. Su amiga Sandra Ashford y su tía hablaban de la boda se iba a celebrar en la Abadía de Westminster, donde se habían casado todos los caballeros Collingwood desde que alguien podía recordar. La casa estaría llena de amigos y familiares que habían ido a celebrar la boda. Sería una ocasión alegre para ellos. Pero para Sandra, no, si no lograba su objetivo de impedir aquello. Por eso había elegido como carnada a su buena amiga. Con un corazón dulce y humilde.


    La señorita Sandra Ashford sabía que era probable que los ojos de lord Collingwood quedaran no tan solo cautivos por la belleza de Caroline Peyton, sino de su corazón. Y aunque siempre que iba de visita les acompañaban ella y su tía, la señora Blackmore. Ellas siempre procuraban sentarse a menudo a cierta distancia y los dejaban hablar con cierta libertad.


     Sin embargo, en su ignorancia, lord Collingwood se estaba enamorado de una impostora. De alguien que carecía de lo que todo heredero aristócrata buscaba. Una igual que poseyera una gran dote. 

Blanca Mentira (Editada)Where stories live. Discover now