Tres

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GRIPE.

— ¡¿Es en serio?! —exclamó el pelinegro levantándose rápidamente de su cama al ver la hora en su celular, arrojando este a váyase a saber donde y corriendo al baño. Se le había hecho tarde. De nuevo.

Que novedad, ¿no?.

Después de diez minutos que duró en arreglarse intentando no morir en el intento, logró llegar al instituto, no más de cinco minutos después de la campana de entrada, no era tan malo.

O bueno, no lo seria de no ser porque su primera clase era con el maestro más aburrido y gruñón de toda la preparatoria.

— Joven Canela, estoy considerando seriamente suspenderlo si sigue con esta puntualidad tan horrible, ningún lugar lo contratará si continúa así y se quedará como un mantenido toda su vida. Pobres de sus padres —le dijo en el momento en que abrió la puerta del aula.

¿Ya vieron a lo que se refiere?.

— Lo lamento, ¿me permite pasar? —intentó ser lo más respetuoso, Canela casi puede sentirse orgulloso de si mismo, es un gran actor.

Aunque su paciencia no es muy buena, y está intentando con todas sus fuerzas controlarse al notar que aquel hombre no decía nada, varios comentarios no muy lindos pasando por su cabeza. Pero es que odiaba a aquel profesor y la manera asqueada en que lo miraba.

O tal vez simplemente esa era su cara.

He ahí, uno de esos tantos pensamientos.

— Pase —habló por fin, y José obedeció.

Rodó los ojos una vez que se aseguro estar delante del profesor y que este no pudiera mirarlo, no necesita otro reporte, gracias. Ahora tendría que soportar una hora entera en aquella clase, al menos sabia que su lindo novio lograría hacer que se distrajera y que la hora se pasara rápido.

No lo había visto desde el sábado y Canela en verdad piensa que puede estar sufriendo del "síndrome de abstinencia o una madre así", pues apenas era lunes y ya no soportaba un minuto más sin verlo.

Sonrió, queriendo besarlo ya.

Pero su sonrisa se borró de golpe al observar el lugar vacio frente al suyo. Alonso no había asistido a la prepa aquel día.

Tendría que soportar aquella clase solo. Y el resto de ellas.

Jos podría gritar en ese instante.

(...)

En el momento en que la campana marcó el termino de la hora y que el profesor se hubiera retirado, José no dudó ni un segundo en levantarse de su lugar e ir a donde se encontraban la melosa pareja y Alan, sus amigos.

Azotó sus manos en la butaca junto a ellos para llamar la atención.

— ¿Dónde está? —Bryan y Freddy fruncieron el ceño hacia el pelinegro, mientras Alan rió divertido ante aquello. Tal vez, solo tal vez estaba actuando como un novio posesivo.

— Alonso no tiene un chip integrado por nosotros como para que sepamos donde esta las veinticuatro horas del dia, wey —habló obvio, Mouque.

¡Pepe! - Jalonso VillanelaWhere stories live. Discover now