Capítulo 14

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A la mañana siguiente el moreno se despertó y rápidamente un punzante dolor invadió su espalda, se quejó. Esteban ya no estaba a su lado, al parecer se había retirado temprano. César se preguntó si el chico estaba realmente ebrio o solo fingía estarlo para aprovecharse y poder disculparse después. Pero, ¿Acaso se disculparía? Era absurdo pensarlo.

Noto algo de dinero a un lado de él, sin dudo era el pago se Esteban, el moreno hizo una mueca de desprecio, pero aun así lo tomo, sabía muy bien que lo necesitaba. Agradeció no tener que verlo esa mañana para poder largarse libremente. Y ahora sabía exactamente a donde dirigirse.

Salió del lujoso apartamento, al que jamás deseaba volver, con un dolor que casi le impedía caminar. Estuvo dando vueltas toda la mañana, hasta que llego al pequeño parque que bien recordaba, mas no sabía exactamente en que parte se encontraba. Decidió esperar talvez Pedro pasaría por ese lugar y lo salvaría, como muchas veces, ahora era cuando más lo necesitaba.

No se equivocó, vio al chico pasar a lo lejos, corrió hacia el llamándolo con toda la potencia de su voz, pedro volteo extrañado de que alguien en la calle pudiera llamarlo, pero cuando noto que se trataba de su gran amigo puso su mejor sonrisa y corrió a su encuentro.

—César, oh, que feliz estoy de verte de nuevo. ¿Qué tienes? —preguntó en amigable chico después de ver como su amigo caminaba con dificultad.

—No es nada.

—Sabes que eres muy malo para las mentiras, ¿verdad?

El moreno solo pudo sonreír y estar feliz por encontrarse de vuelta con su mejor amigo, un pequeño amiguito.

Los dos se fueron a casa de pedro donde nuevamente fue bien recibido por su madre y pudo llenar su estómago, por unos minutos olvido el tormento que era estar con Esteban.

Al terminar de comer Pedro le propuso visitar a Omar de nuevo. Algo a lo que César acepto gustoso, seguir viendo caras conocidas y amigables lo haría recuperar la confianza.

Lo que Omar lee dijo es que por supuesto podrían trabajar ahí, si quisieran. Pero como Pedro tenía que ocuparse de su trabajo secreto y de la escuela no podría hacerlo, en cambio César sólo necesitaba arreglar sus papeles para comenzar.

¬—¿Cómo te va en aquel dichoso trabajo, Pedro? —preguntó un ya más calmado César cuando se dirigían a las oficinas de registro civil para comenzar con los tramites.

—Pues bien. Sigo cantando y sin hacer nada malo, gano mi propio dinero así que yo diría que excelente —contestó el chico sin mucha importancia.

—Qué bueno.

—Sí. Deberías ir, están solicitando strippers —insinuó Pedro con la mirada más picara que tenía para luego echarse a reír.

—¿Qué? ¿Qué es eso?

—Olvídalo.

Los tramites fueron un éxito, aunque se encontraron con muchos problemas por la prácticamente inexistente vida el moreno pudieron obtener todo lo necesario. Volvieron a casa sanos y salvos. Comieron, la noche llego, cálida y tranquila, y Pedro ya estaba arreglándose a escondidas para ir a su trabajo.

—¿Seguro que no deseas venir?

—No, estoy bien así, gracias.

—Bueno, estaré por aquí a las doce.

—¿Y si tu mamá viene?

—No, ella nunca viene, cree que su niño nunca haría este tipo de cosas

Ambos rieron con ganas, la primera risa sincera de César en el día. Pedro se marchó dejándolo solo en aquel cuarto, listo para dormir y comenzar un mejor día mañana.

—Buenos días —César se sobresaltó, abrió los ojos pesadamente y tenía frente a él a un sonriente Pedro con un enorme plato, el desayuno—. No despertabas, así que te traje la comida hasta aquí.

—¿Qué hora es?

—Las once, pero no te preocupes, desde que te encontré anteayer en el parque me preocupó lo terrible que te veías, ¿seguro que no pasó nada mientras estabas con aquel chico?

—No, nada. ¿A qué hora llegaste? —preguntó César levantándose y tratando de evitar el tema.

—No estoy seguro, algo como después de las dos.

César pudo ver como Pedro sonreía, seguramente por algo que pasó la noche anterior.

Una vez hubo comido y vestido ambos amigos salieron a la calle, no tenían intención de ir a algún lugar en especial, pero querían salir, sentir el aire fresco y despreocuparse un momento.

—Temprano, mientras iba a la tienda por el desayuno —habló Pedro de repente—, me encontré a Omar, me preguntó por ti, claro, quería saber cuando entrabas a su trabajo.

—Mañana, supongo.

—Deberías, cuanto antes mejor

—Vaya, no sabía que te pesaba tanto mantenerme —bromeó César, aunque en el fondo sabía que era verdad; pensaba en las molestias que les causaba.

—No como crees, no es eso, es solo que —Pedro trató de hablar con normalidad pero no pudo, no era esa su intención.

—Tranquilo, yo entiendo, sé lo difícil que les puede resultar, pero

—Jamás serás una molestia César, te lo he dicho y desde que mama y yo de vimos, bueno, supimos que eres un chico que necesitaba de mucha ayuda —le respondió Pedro con una franca sonrisa.

—Y no sabes cuanto se los agradezco —le aseguró el moreno con otra sonrisa igual de sincera.

Al día siguiente, justo como lo había prometido, estaba ahí, enfrente de Omar para tomar su nuevo trabajo como albañil, se había levantado muy temprano pues no quería llegar tarde el primer día y causar una gran impresión como si del trabajo más importante se tratara; quizá no para muchos, pero para él era sumamente importante.

No tenía la más mínima de como hacer algo de construcción pero sólo sería cuestión de tiempo para aprender, tenía todas las ganas y estaba dispuesto a hacerlo lo mejor que pudiera, su trabajo era sagrado, cualquier trabajo Hasta el trabajo de Mike, bueno, Esteban, pero de pronto se dio cuenta de que recordar eso le esfumaría las ganas con las que amaneció de trabajar.

Todo parecía ir excelente, no tenía ningún inconveniente en el trabajo, fue aprendiendo rápido, Pedro se hizo un nuevo corte de pelo, estilo militar, que en realidad no le sentaba muy bien, su señora madre estaba con más energía que nunca, ya conocía perfectamente el camino de casa a su trabajo, se compró ropa nueva y era feliz, si alguien le hubiese dicho en esos días que su felicidad no duraría mucho, jamás le hubiera puesto tantas ganas.

Me VendoWhere stories live. Discover now