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Por más que sea pesimista, tenía algo muy guardado dentro suyo, algo hermoso.

Había caído enamorado de su mayor.

Yoongi era un hombre muy amable y responsable, con ciertos momentos donde era gruñón, pero aún así siempre arreglaba las cosas con palabras.

Jimin no podía estar más que feliz, había logrado pasar 2 meses sin lastimarse y cada vez que pensaba cosas malas sobre sí mismo esas ideas eran reemplazadas por una persona, Yoongi.

Las cortaduras en sus muñecas habían sanado y los moretones en sus piernas estaban desapareciendo.

Se sentía libre de todo lo malo.

Pero como siempre, alguien tenía que sufrir.

Iba de salida de una fiesta en medio de la noche con Yoongi, el mayor le estaba mostrando lo bueno de salir, conocer gente y divertirse.

Aunque Jimin prefería pasar sus sábados en la noche mirando alguna película acurrucado junto a su mayor en su habitación. Pero de todas formas se divirtió.

Cuatro hombres los rodearon de la nada. No importaban sus intentos por defenderse, no podían.

Sujetaron a Yoongi de los brazos y lo inmovilizaron. Mientras le daban una paliza a Jimin, que terminó por hacerse bolita en el suelo tratando de protegerse de los golpes.

Por más que Yoongi gritara, no lograba nada.

-¡Ya basta! ¡Sueltenlo! - la desesperación corría por todo su ser. No quería que le hicieran daño. No a Jimin. - ¡Por favor! ¡Basta!

Cuando Jimin dejó de resistirse por el cansancio y el dolor, lo siguieron torturando hasta que dejó de moverse. Para luego golpear no más de tres veces a Yoongi, y luego irse con arrogantes sonrisas en sus rostros.

Como pudo, Yoongi se arrastró hasta su lado y lo observó.

-Jiminnie. - llamó, tratando de que reaccione.

-Hyung... - aún con los ojos cerrados, se dio la vuelta quedando boca arriba. Tenía moretones y cortaduras por todo el rostro, y posiblemente por todo el cuerpo.- Eran hombres de mi padre...

Trató de controlar su furia. Ahora Jimin lo necesitaba.

Reuniendo toda la fuerza de sus músculos, se levantó para luego cargar a Jimin en sus brazos.

-Vamos a estar bien.

Jimin creyó en sus palabras. Confiaba ciegamente en el. Lo amaba tanto.

Así es como, en medio de la calle, podías ver a dos jóvenes, uno siendo llevado por el otro, a las dos de la mañana.

Lo acostó en su cama y se mantuvo a su lado, curando sus heridas.

-Gracias. - fue capaz de pronunciar el menor, cuando Yoongi cerró el botiquín.- Por todo.

-Descansa. - Sonrió. - Te amo, Jimin.

-Yo también te amo Yoongi. - cerró sus ojos para descansar mientras mantenía una sonrisa.

El Desconocido De La Ruta » YOONMIN «Where stories live. Discover now