Mónologo I: Rayza Sultán, la leona de la dinastía

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Si alguien me preguntara, Sultana ¿Qué se siente ser hija de Solimán el magnífico? No esperes que responda que es un gran honor, porque no lo es, es un infierno, es una eterna agonía. Es estar vigilando cada paso, cada suspiro; cada bocado y cada copa de agua. En la dinastía otomana no hay sitio para el amor entre hijos del mismo padre. Nosotros no somos como los occidentales, nosotros somos hierro curtido, cobre quebradizo; somos metal fundido y a la vez gemas en bruto que esperamos a ser pulidas si es mucho nuestro brillo entonces que el gran Allah se apiade de nosotros.

Nosotros somos los grandes hijos del sultán Suleiman.

Somos hijos del sultán porque no nos dieron opción para escoger.

Somos hijos del sultán porque Alá nos trajo a este valle para cuidarnos las espaldas, tenemos que aprender a vivir entre nosotros; y odiarnos entre nosotros, tenemos que dormir con un ojo cerrado y el otro abierto con un puñal siempre bajo nuestras almohadas; por si acaso a un osado verdugo se le ocurre entrar a nuestras habitaciones amparado entre las sombras de cada noche. Con orden de quitarnos hasta el último respiro.

Somos hijos del sultán, porque aun cuando hayamos nacido del mismo padre diferente es la madre.

Aquí, en esta dinastía solo hay dos opciones las cuales son clara ley desde que nacemos hasta que nos ponen la soga en el cuello, o unas gotas de veneno en el vino:

Matar o morir.

Aquí nadie quiere la segunda opción para todos es tan tenebrosa como las noches de tormenta en las que los relámpagos son toda al luz que entra en nuestras habitaciones, aquí todos optamos por la primera opción porque aún cuando esta nos oscurezca el alma y nos chupe la inocencia. Sabemos que es nuestro boletín de supervivencia en medio de este nido de víboras que es el palacio de mi padre, la jaula, el encierro y la muerte misma.

Soy Rayza, ¿Me oyes?

Soy Rayza, ¿Me has entendido?

Soy Rayza, la que reina

Soy Rayza, la que se venga

Soy Rayza, la que tiene que andar en silencio

Soy Rayza la que en silencio llora y entre muros grita el rencor hacia sus enemigos. Y siente añoranza y miedo por aquellos a quienes ama.

Soy ¡Rayza!, ¡Rayza!, ¡Rayza!

Mis veranos y primaveras han pasado transformándose en otoños que abren el paso a los inviernos. Que me han dejado fría, para que no sienta en absoluto.

Rayza es la cración de la madre sultana Ayse, madre de mi padre, y mentora de mi madre la que en su tiempo fue Sultana de sultanas. Antes de la venida de Hurrem.

Rayza es la creación del odio de Mahidevran por la rusa que se atrevió a arrebatarle, lo que consiederaba suyo.

Rayza, es el títere de todos, menos la dueña de sí misma.

Rayza no se ha atrevido a amar por cuenta propia por temor a abrir su corazón a alguien, soy la que sobre la espalda ha tenido siempre la responsabilidad de su hermano, soy aquella que ha sido casada siete veces desde que era una niña de cuna con pashás y ahgas que le doblaron la edad y nunca llegó a conocer.

Soy la moneda de cambio de mi madre Mahidevran para que Mustafá mi hermano, nuestro león tenga oportunidad de subir al trono.

No tengo hijos, mis hijos son mis obligaciones y las metas de mi hermano; que a su vez son mis sueños porque hasta los míos me han arrebatado. No soy nada

No soy nadie

Estoy vacía como lo están aquí todas las que cargan día con día, el calvario de mi condición

Me han exprimido hasta dejarme vacía. Desolada. Soy una cáscara hueca que no conoce de amor. Que jamás se ha enamorado ni se enamorará nunca

Soy la hija del sultán Suleiman ¡Sépanlo todos!

Soy una mujer de treinta y seis años, pero mi corazón tiene la edad de mi madre.

Mi madre es Mahidevran,

Mi enemigo es y fue la sultana Hurrem.

Mi adversario es su hijo Selim;

Mi demonio es Mariam Sultán.

Mi esperanza es la venganza

Soy la sultana de la desdicha,

Soy la sultana de la tristeza.

Soy la sultana de la desventura y el desamor.

Soy la sultana del llanto nocturno.

Ante Alá misericordioso juro, juro sí que seré muerte.

Seré llanto.

Sin embargo en lo que todos en este mundo deben saber:

Es que seré el fuego que los consuma a todos;

Seré la sangre que limpie la dinastía,

Seré la leona de este imperio

Y mi momento ya llegó.

Inclínense ustedes ante mí.

El león del imperioHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin