Capítulo IV: El club de los conspiradores

349 35 4
                                    

 En tiempos de lluvia los caminos se hacìan lodos y por ende retrasaban cualquier tipo de viaje que se hiciera ya fuera a caballo o en carreta, lo mejor era viajar a pero se corría el riesgo de quedar atrapado en medio de aguas movedizas. El viaje que Mustafá emprendió desde Bursa hasta la capital fue penoso; más no por ello dejó de ser en cierto modo refrescante y hasta le sirvió para volver a ver personalmente el pueblo que Alá lo tenía destinado a gobernar.

Entraron en la capital del imperio el primer día de la segunda semana del mes de noviembre el frío y el aire hacían el clima un tanto denso en tanto la gente en la capital del imperio seguía moviéndose como si nada, Mustafá en su anonimato podía disfrutar un poco mejor de aquella vista. Ibrahim pashá lo encaminó a través de callejones y calles estrechas, finalmente llegaron al extremo norte de Estambul, una vez llegaron a un local. Fueron libres de quitarse las capas de viaje de encima. Ibrahim se adentró en el local que era una taberna repleta de jenìzaros al fondo una pequeña orquesta de flautistas, tamboristas y guitarristas tocaba alegres melodías mientras que las odaliscas más jóvenes danzaban en medio de un pequeño podio improvisado.

La dueña finalmente hacía acto de presencia era bonita piel blanca, cabellos rubios castaños, ojos como la miel, labios en color rosado y unos dientes perfectos. Vestía como acostumbraban vestir las mujeres del harén del palacio real. La mujer les hizo una reverencia bien ejecutada a ambos hombres. juntando las manos e inclinando levemente la cabeza y la espalda.

--Ibrahim pashá, nos honra con su presencia, venga.--La mujer se cogió las faldas del vestido invitandolos al piso superior.--Le mostraré las habitaciones que me ha pedido, enviaré también dos copas del mejor whiskey escocés acaban de traerlo.

ibrahim sonrió de medio lado al tiempo que hacía gestos de negación; conocía a Nurgul Hatun desde hacía unos dieciséis meses su belleza lo cautivó en el harén del Sultán. De una manera u otra se las ingenió para sacarla del palacio haciéndola pasar por muerta. Una vez finalizado el cometido la convertiría en su amante por los próximos trece meses. Gracias a su excelente colaboración fue que pudo hacer de ese bar el preferido de los jenizaros y algunos jefes sipahis, asì como de muchos mercenarios que de cuando en cuando se reuinìan allí para pasar el rato o jugar cartas.

En los tiempos que corrían el bar de Nurgul sería un centro más de conspiraciones contra el trono de la familia otomana reciente. Necesitaban de todos los gruesos de infantería con los que se pudiera contar y era por eso que había reunido a los principales jefes en una de sus habitaciones. Nurgul los condujo a la más espaciosa, decorada con alfombras persas, así como varios lienzos de paisajes escoceses, en el centro un buen número de agás importantes se reían estrepitosamente mientras unas cuantas cartas de naipies volaban por los aires. Entre ellos había una mujer con el rostro oculto bajo un pañuelo dorado, por su manera de vestir y las joyas que portaba se diría que era la hija de un pashá o la esposa de algún alto funcionario del gobierno o tal vez fuera la princesa Rayza en persona.

La mujer fue la primera en levantar la cabeza, aún presa de las últimas risas fue capaz de controlarse antes de dirigirse como era debido al joven Ibrhaim.

--Ha cumplido con su promesa pashá.--Los ojos de la mujer pararon en Mustafá quien a su vez los mantenía muy abiertos, el único medio de comunicación que tuvo con sus hermanas durante los tres años en los que se exilió en Bursa, fueron cartas codificadas enviadas a través de Ibrahim. Escuchar hablar a Rayza nuevamente hizo que el corazón de Mustafá latiera como los caballos que corren desbocados en el campo. Pero el joven príncipe sabía que debía mantener compostura al menos hasta que se revelara su identidad no podía dar un paso en falso.--Y yo como le he prometido, reuní a los altos mandos de los jenizaros y los sipahis, aquí están todos ante la espera del príncipe que salvará el imperio otomano del declive y la humillación.

--Mi sultana.--Ibrahim reverenció a su hermana.--En efecto entre nosotros está el tesoro más grande de este imperio.

Rayza asintió, luego de ello lanzó una mirada fugaz a su hermano para luego dirigirse al pequeño séquito de hombres que estaban tras ella.

--Finalmente nuestros temores son infundados, nuevamente estamos salvados por gracia de Alá, aquí entre nosotros está aquel que seguirá y superará en obra a su padre Suleiman el magnifico, es la sangre del león la que corre por sus venas, este es el león que ustedes y nosotros necesitamos. Mi hermano ha vuelto de los muertos por gracia de Alá, el principe Mustafá finalmente está de regreso. Ustedes me han pedido pruebas una noche antes de acceder venir a este lugar y aquí la tienen. La prueba viviente de que Alá no quiere ni permitirá que Selim el hijo de esa bruja rusa sea quien gobierne este imperio, es poco león para el trono y mucha presa para ser muerto. Pero ante nosotros tenemos una promesa de progreso, de que el imperio crecerá hasta donde alcance nuestra vista, este es el león que hará rugir a esta manada. Mi hermano Mustafá.

Los hombres presentes comenzaban a murmurar, unos en voz baja y otros en voz alta.
--Así que es verdad lo que se rumoreaba hacía unas semanas en el mercado.--Reyghan Agá se puso en pie un poco torpemente debido a un medio nivel de borrachera.--Supongo que hablo por todos los que están reunidos en esta habitación, no somos partidarios del príncipe Selim. Solo lo seguimos porque no había otra manera. Sin embargo, si como la sultana Rayza menciona, tenemos otras esperanzas.

La mayoría de los presentes estaba de acuerdo, con ello se calmaban un poco los nervios de Mustafá y a su vez crecían sus ganas de darle la respectiva revancha a Selim, al saber que ya no estaba tan solo como suponía.

--Fuimos súbditos de mi padre el Suleiman el magnifico.--Esta vez Mustafá ya hablaba ante ellos sin capa encima, la mayoría de los presentes estaban tan asombrados, Mustafá mismo reconocía a algunos Jenizaros que estuvieron a su lado el día en que su padre quiso matarlo, y eran esos mismos hombres los que no paraban de repetir la palabra "milagro" y "gracias Alá".--Apoyenme y les aseguro que este imperio crecerá si mi padre fue motivo de desvelo para los infieles, yo seré motivo de sus peores pesadillas. ningún infiel se atreverá nunca a ver a los hijos de Alá por encima del hombro sin que pase por el filo de nuestras espadas. Conquistaremos Belgrado de nuevo y poco a poco nos internaremos en el corazón de la europa ortodoxa. Hasta llegar a España. Pero primero, ayudenme, necesito ayuda para acabar con todos y cada uno de los traidores que se atrevieron a pasar por encima de las decisiones de mi padre.

--La sultana Hurrem ya está muerta.--Habló uno de los sipahis.--Rustem pashá está muerto, y el pueblo no ve con buenos ojos a Selim. ¡Qué mejor momento para un golpe de estado que este!

Nuevos murmullos de aprobación se escucharon en la sala, Mustafá estaba más que emocionado. Él como sus allegados quería llegar a escuchar el choque del acero contra el acero pero reconocía que era pronto, necesitaban de un plan.

--No nos adelantemos mis valientes.--Rayza volvía a tomar la palabra.--Hay primero que hacer planes, en el palacio todavía hay gente fiel a Hurrem que es la que hace que todos sigamos a Selim, siguen los fieles a la Sultana Mariam y a la sultana Nurbanu quien rápidamente ha ganado poder entre algunos pashás. No la tenemos tan fácil hay que meditar cualquier cosa que hagamos.

--Sultana.-Ibrahim volvía a tomar palabra.--Afortunadamente esos hombres son corrompibles, les llaman la atención el dinero y las mujeres hermosas por supuesto también querrían tomar como esposas a las hermanas de nuestro futuro sultán. Selim solo tiene una hermana; y tres hijas las cuales ya han sido esposas de pashás en su mayor parte muertos. Dado el caso no hay Pashá o Aga que quiera contraer matrimonio en tales circunstancias.

Mustafá vio que aquello le arrancaba una sonrisa de los ojos a Rayza, sonrisa que a su vez era un tanto maligna pero en fin Rayza era Rayza mejor le convenía estar con ella que en su contra...por el momento, por supuesto. Cuando fuera sultán ya encontraría la manera de quitársela de encima. Mientras tenían que enfocarse en una sola cosa:

Comenzar a trazar el plan que apartaría del poder a su medio hermano.

Eso era lo único que le importaba realmente.

El león del imperioWhere stories live. Discover now