I R A

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 -No puedo más -renegaba dejando caer su mochila sin cuidado alguno. ¿Cuántos años llevaba así? Ya no lo recuerda. Zhang Yixing, estrella infantil desde que tiene uso de la memoria. Pasó la infancia rodeado de cámaras, platós de televisión y horarios imposibles. Un niño tratado como un adulto.

Y el hecho de no envejecer no ayudaba en absoluto. La sociedad idealizaba tanto la situación de los 18 que la convertía quizá en milagro. Para Yixing no era más que una maldición.

Su ritmo de vida no le había permitido conocer a su alma gemela. Estaba seguro de ello porque a su alrededor la gente iba cambiando. Durante años había visto cómo conocían a esa persona y cómo envejecían, había visto cómo tarde o temprano acababan por dejar el trabajo o siendo despedidos y la plantilla renovándose, repitiéndose una y otra vez la misma historia.

Pero ahí estaba Yixing. La siempre joven estrella juvenil. Su cara seguía apareciendo en miles de revistas, cientos de anuncios y decenas de programas, sin apenas tener más opinión que la que sus representantes dictaban. Un adulto tratado como un niño.

Algunos años atrás se resignaba a seguir con aquello, de todas formas no conocía otra cosa. Pero los últimos años habían acabado por consumirle. Así que, sin ningún reparo, lo dejó todo.

Cogió sus maletas y las llenó con sus cosas. Como un huracán, arrasó con su pequeño piso individual. No pensaba volver para comprobar en qué estado había quedado, no le importaba. Sólo esperaba que el mensaje que envió a sus representantes fuese suficiente para que no dieran el aviso de desaparición a la policía.

Un taxi lo llevó al aeropuerto y compró un billete en el primer avión que saliera de allí. Tras unas horas de espera, se encontró a sí mismo en mitad de Corea. ¿Sabía el idioma? Podía defenderse, pero no. ¿Conocía a alguien allí? Posiblemente alguien dedicado al mundo de la televisión del que trataba de huir, así que no. ¿Le importó? En absoluto.

La primera noche la pasó en un hotel barato. Al decir su nombre le habían reconocido, obviamente. Por eso decidió que lo mejor sería comenzar a usar otro nombre o algún apodo para pasar un poco más desapercibido. Lay estaría bien. Un tapabocas o gafas de sol hasta que dejaran de aparecer en televisión los anuncios en los que participó.

Del mismo modo que arrasó con su piso, arrasó con el minibar y la habitación. Botellas rotas en el suelo, vasos derramados en la mesa, golpes en la pared y almohadas destrozadas. Lo único bueno que tenía haber trabajado tanto tiempo era lo inflada que estaba su cuenta bancaria, así que no importaba tener que pagar por aquel pequeño desastre. Lo que fuera para desahogarse. No había pasado página, había empezado un nuevo capítulo y lo empezaba a su manera.

Al día siguiente alquiló un piso en el centro de la ciudad a un chico que se había quedado estancado en los 18, igual que él. Se llamaba Minseok, y parecía alguien solitario y un tanto amargado, igual que él. No le culpaba, de hecho, comprendía perfectamente lo que sentía. Era en realidad la primera persona que conoció en Seúl. Quizá podrían acabar siendo amigos, no parecía mal chico.

~

Acabaron siendo mucho más que amigos.

Lay le visitaba día sí y día también en la cafetería en la que trabajaba como barista. Él volvió a enfrentarse a las cámaras, pero esta vez como modelo y no como la estrella infantil que había sido. Mucho más relajado y mucho más libre.

Se empezaron a ver con cada vez más frecuencia, hasta el punto de que si no se veían, estaban de mal humor. Fue Lay quien le pidió salir, pero fue Minseok quien le pidió que vivieran juntos.

Compartieron los momentos más importantes de sus vidas. Desde la apertura de la propia cafetería de Minseok hasta la primera pasarela internacional de Lay. Y, por supuesto, el darse cuenta de que habían vuelto a cumplir años. Juntos.

La decisión que Yixing tomó años atrás a raíz de una rabia insoportable, se había convertido en la mejor decisión de su vida. Porque, quizá por el destino o por un cúmulo de casualidades, había encontrado a la persona de su vida.

Senescenciaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن