Jeon Jungkook tenía una vida normal, un simple estudiante de universidad que vivía en Seúl.
Todo muy lindo, ¿no?
Pero vamos, las cosas nunca pueden ser perfectas para siempre, y mucho menos cuando tienes un compañero de cuarto llamado Kim Taehyung...
El pelinegro rodó sus ojos con molestia. Quería que el alfa se fuera de su habitación, ¿no le bastó con llevar a los chicos el día anterior? Y sin su permiso. Había batallado por dormir solo en una fría noche, pero no pensaba en hablarle al mayor. ¡Lo odiaba!
—Lo siento, n-no quise hacerte enojar.
—Eso hubieras pensado antes de traerlos, y andar por la vida haciendo estupideces con tus amigos—Enfatizó la última palabra. TaeHyung caminó hasta la cama del menor y trató de acostarse junto a JungKook.
—Ni lo pienses, no te quiero aquí, Kim TaeHyung.
El lobo del menor se removió, quería abrazarlo y nunca soltarlo. Porque eso hacen las parejas, ¿no?
—Pero...
—Afuera dije—JungKook se levantó y comenzó a dar pequeños golpes en el hombro del alfa, para sacarlo de ahí.
—Lo siento tanto, cariño—Tae cerró sus ojos y suspiró.
—A mí no me vas a contradecir, ¡largo!
TaeHyung en un rápido movimiento tomó al menor por las caderas y estampó sus labios con los del contrario. Ambos se fundieron en un largo beso, muy en el fondo se necesitaban.
El menor fue el primero en separarse y negar.
—Con eso no logras nada, vete, por favor.
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