Capitulo I

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Capitulo 1: La doctrina de Ámbar.

Ramiro.

Me hallaba en la entrada del roller rumbo a la pista, estaba bastante aburrido como siempre pues a pesar de que mis días mejoraron y descubrí que tal vez los red sharks no eran tan malos.

Fue entonces que la vi, estaba hecha una furia apretando sus puños, a su alrededor se hallaban Jazmín, Delfina, Jim, Yam y Luna. Ámbar tenía su remera empapada en alguna bebida que por el momento desconocía.

No me fije, creo que deje de mirar la basura. ― Que irritante me pareció Jazmín en ese momento.

Te crees tan graciosa Ja, no se te olvide con quien te estas metiendo. ― Vaya que ella estaba furiosa, creo que podría verla golpear a alguien.

― No me asustas. ― Alguien saco las garras.

Ella no esta sola.

  Jazmín no te llega a los talones.

Ya sabemos de lo que eres capaz, no te tenemos miedo asesina. ― La voz de Yam me trajo a la realidad y no supe porque termine llegando a su rescate, me puse delante de Ámbar como un protector.

No me parece justo que esto sea cinco contra una. Pensé que en el roller todas eran blancas palomas. ― La escuche reírse detrás mio, la situación se había calmado al menos para ella que se agarro de mi brazo antes de recobrar su enorme ego.

Soy una asesina con experiencia, no querrán desaparecer uno de estos días. ― Su tono burlón me hizo querer reír, poco me importo las miradas de pánico de aquellas chicas. Antes de irnos ambos dijimos "Buu" haciendo que todas den un paso atrás, vaya que fue divertido aquello.

Nuestro camino a los lockers fue en silencio pues Ámbar no había quitado su mirada de la nada.

¿Todo bien? ― Supongo que no, ella me miro con confusión en sus ojos.

¿Qué tramas? No planeo ser tu recurso para vengarte de Yam. ― Yam, no he pensado en ella por estos días, gracias por abrir una vieja herida y echarle litros de sal y limón.

Creí que ya confiaban en mi, Ámbar, nosotros cuatro somos queramos o no una familia, hermanos e hijos del mal que todos plantaron.

La semilla del mal, que profundo. Ramiro vos no sos como nosotros, siempre fuiste bueno. Nosotros en cambio crecimos siendo señalados los malos ¿Podrás aguantar lo que implica la oscuridad? ― Sus grandes ojos azules me hicieron vibrar, aquella Ámbar no se comparaba para nada con la chica mala que todos veían. Esta chica era una profeta, predicando el comienzo de una doctrina, una del mal.

¿Por qué crees que estamos del lado equivocado? ― Ella jadeo y me miro como con los ojos abiertos, he oído a Emilia mencionar que Ámbar tenía dudas del lado en el que estaba.

― Porque estamos solos. Solos contra el mundo. ― La vi sonreír melancólica pero no duro mucho, ella volvió a fruncir el ceño antes de abandonar el lugar.

[.]

Ámbar.

Cuando salí de los lockers supe que no podría entrenar ese día, me sentía estúpida entre tanto sentimentalismo. Yo sabía que no estaba equivocada pero me tomo por sorpresa que alguien más me viera como una inspiración.

Si te conviertes en malo pierdes demasiado, es la prueba de fuego para saber si eres fuerte y capaz que soportar las pruebas de la vida. Se que ya no estoy sola pero me inquieta el hecho de pensar que los hijos del mal terminaran arrancando sus cabezas entre ellos.

Llevas mucho tiempo como estatua bonita. ― Él toma asiento frente a mi y sonríe, mis ojos se fijan inmediatamente en los suyos, el no lleva nada de mal, si nuestras energías se tocaran diría que haríamos un cortocircuito.

― ¿A que se debe tu visita? ― Por un momento involuntario mi rozar con la suya para terminar entrelazadas.

Quería ver si estabas bien, Nico me contó lo que paso en la mañana. ― Mire mi ropa de nuevo, aún estaba húmeda y termine apretando con un poco de fuerza la mano de Simón.

Yo estoy muy bien, aun no existe quien haya podido contra Ámbar Smith. ― Dije con una voz que sonó altanera, él me devolvió una sonrisa genuina.

¿Ni siquiera yo? ― ¡Eh! Con rapidez me mordí el labio inferior, esto era un juego que ambos podíamos jugar.

¿Eres mi dueño? ― Mi susurro fue suficiente para ver como se estremeció y acerco de repente a mi.

Ya lo veremos bonita. ― Ambos reímos ante la acción, él de verdad me torturaba mi alma con cada sonrisa.

Cuanto tiempo te tomara venir por mi, los red sharks te esperamos. ― Pude notar como sus ojos se clavaron en mi mientras su entrecejo se arrugaba ¿Dije algo malo?

Ese es el problema, ¿Por qué es necesario estar con ellos? Tú eres una niña de corazón hermoso, ¿Por qué sigues alejandote del camino correcto?

Por inercia solté su mano y me sentí helada, cualquier persona menos él... todo menos él. ¿Por qué también comenzó a juzgarla?

Y vos, ¿No te cansas de jugar a ser el bueno? Aún recuerdo como Lunita te hizo trizas y sin más juegan a ser mejores amigos. ¿No te gustaría ser más egoísta? ― Nuestros  rostros se juntaron una vez más, sonreí cómplice y creo que no estaría mal ganar un beso después de todo eso la convertía en la vencedora de la contienda.

¡Simón! ― Gruñi cuando lo vi voltearse y mirar desconcertado a Luna que tenía sus ojos lleno de lágrimas, ¿Qué plan de víctima era aquel?

Me levante de la mesa con una sonrisa burlona, observe por unos segundos a mi prima antes depositar un beso cerca de la comisura de los labios de Simón, el me miro aturdido, yo sonreí una vez más antes de empujar con mi hombro a la mexicana.

Me uní sin ganas a una mesa más alejada donde Benicio tomaba una malteada de chocolate, parecía entretenido.

¿Alguna novedad? ― Su sonrisa cargada de malicia no me dio buena espina, luego vi el celular de Emilia en la mesa y no pude dejar de preguntarme ¿Cómo es que ella soltó su más preciado objeto? ― ¿Y esto? 

Que raro, Emilia jamás suelta su celular. ― Su acento siempre parecía como una burla en mis oídos y ahora no podía comprender porque sentí desconfianza de él, pero solo tome el celular para guardarlo en mi bolso y aceptar su mano para salir de aquel lugar. 

¿Por qué no confiar? Ahora eran amigos.

Red Sharks: En El Claroscuro [Book 1]Where stories live. Discover now