Capitulo IV

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Capitulo 4: Soltar

― ¿Cómo se te ocurre traerlo? ― Emilia regañaba a la rubia de ojos azules que se hallaba en la puerta aún lado del mexicano, Simón no lucia muy feliz tampoco pero no se había podido negar a una petición de su rubia preferida.

― ¡Él es capaz de ver a Benicio! Si él no se recupera no puede patinar y el red shark festival esta a la vuelta de la esquina. ― Excusas, inteligentes excusas para no levantar sospechas, esa era la gracia de Ámbar Smith.

― Ámbar. ― Ramiro la rodeo por el cuello con su brazo derecho, pronto Simón quiso asomarse pero Emilia se lo impidió.

― ¿Es realmente de fiar? ¿No crees que sus amigos se enfaden? ― Ramiro miro de reojo al mexicano y luego volvió su vista a su rubia.

― Pues, bonita no quiero causar problemas. ― Emilia rodó los ojos, y la argentina se soltó del agarre del chileno y tomo las manos de Simón para llevarlo dentro del lugar.

― No vamos a arriesgarnos, él es una salvación para los red sharks. ― Los presentes se miraron entre si, pronto Simón se adentro al cuarto y lo vio descansando, suspiro con fuerza y lo cubrió entre finas mantas, luego limpio su rostro con un paño húmedo y con mucho trabajo logro que tragara una pastilla para bajar la fiebre. Emilia veía la televisión del cuarto con fatiga, mientras Ramiro y Ámbar preparan por orden del mexicano una sopa capaz que aliviar al italiano preso por un resfriado, aunque a la rubia le costaba pudo afrontar con el desafío de cocinar.

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La tarde fue más tranquila, el italiano estaba al fin mejor y los cuatro jóvenes pasaron la tarde pendientes del joven recostado. Emilia veía "Laura de todos" para matar su aburrimiento, era mejor consumir entretenimiento barato que ver a los tortolos simbar sentados uno a la par del otro sin decir ni una palabra.

Por su parte Ramiro se veía muy interesado texteando, era extraño pero no esperaba sentirse tan ilusionado por ver como en su lista de whatsapp el nombre "Yam" tomaba el primer puesto.

― Chicos, creo que debo irme. ― Ramiro tomo su mochila, y salio rumbo a la salida. Emilia lo siguió con la mirada y rápido volvió su visión a la televisión.

No se despidió, no pudo escuchar nada con claridad, al fin una oportunidad había azotado las puertas del muchacho de rizos.

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Era en el parque donde entrenaba que la vio sentada mirando sus pies, Yamila quería verlo a él. Era una oportunidad que le daba la vida, al fin todo funcionaba de manera positiva en su vida.

― Yam.

Cuando sus ojos se encontraron el chileno se sintió nervioso, había pasado una eternidad desde que la vio sonriendo solo para él, y quiso ser tan egoísta y tener aquella sonrisa solo para su mismo. 

― ¿Cómo has estado? ― Dijo el chico tomando asiento al lado de la chica, quien bajo la mirada y toma la mano de Ramiro sobresaltando al muchacho que no se contuvo y la abrazo con fuerza.

― ¡Lo siento! Se que es tu sueño. Pero, el roller era algo que nos unía Ramiro. ―Yamila lloro en los hombros del chico, sollozo tratando de hablar en vano y él sabia que esto era lo que quería ¿No? La vida donde estaba no lo iba a llevar a nada bueno, esta era su oportunidad, ¿Por qué perder lo poco que estaba ganando?

Ramiro tomo las mejillas de la chica y sus labios se juntaron en un tímido beso, y aunque él no lo aceptara no sentía aquellas mariposas que antes volaban por su estomago. De igual manera no le dio importancia, solo estaba confundido por lo sucedido de repente.

― ¿Esta vez es para siempre? ― Yam lo miro a los ojos esperando su respuesta, Ramiro trago de repente y sonrío. Él no era malo, él no estaba en el claroscuro ¡Larga vida al bien!

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Benicio despertó en medio del atardecer, confundido busco a su alrededor reconocer donde estaba y que estuvo pasando mientras dormía.

― ¿Hay alguien? ― Fue cuestión de segundos cuando oyó el ruido de dos sillas moverse, suspiro comprendiendo que no era sonámbulo y se tenso al recordar que el vivía solo y no tenía la menor idea de quien estaría yendo a su cuarto.

― Hola. ― Ámbar apareció en la puerta de la habitación calmando al italiano que soltó todo el aire que lo tenía perturbado, él sonrío con confianza e invito a la chica a sentarse junto a él.

Casi se le caen los ojos cuando la vio hacer señas y a su lado aparecía Simón, el mexicano miraba hacía otro lado. Benicio se cruzo de brazos pidiendo explicaciones.

― Mira, se que ustedes dos no son los mejores amigos. ―

― ¡Él es malo! ¡Rompió el patín de Juliana, me culpo de ladrón!

― ¡Él es el malo! ¡No me escucho jamás por lo del robo! ― Simón lo miro indignado y lo tomo de la camisa. ― Yo nunca te culpe camarero.

― Eso no es cierto, Lucas me lo dijo. ―Benicio rodó los ojos y empujo al mexicano.

― Lucas te culpo, su empleo estaba peligrando y desvío la atención en ti y al final perdí yo en todo esto. ― Ámbar miraba interesada, era como una pelea marital con final feliz, solo estaba esperando la reconciliación.

― ¿Por qué debería creerte?

― Porque lo del patín de Juliana es un tema distinto a lo que paso en Cancún. Y tu sabes que el dinero siguió desapareciendo cuando me fui. ― Simón parecía examinar aquella oración, y puede solo un poco que fuese verdad.

― No estoy del todo convencido. ― La rubia se puso de pie y tomo la mano de ambos chicos, los obligo a tomarse la mano en señal de paz, sabia que le favorecía que ambos se lleven bien.

― Mira camarero, no somos amigos. Que te quede claro.

― Solo es un acuerdo de paz, italiano.

Ambos desviaron la mirada con cara de molestia, Ámbar soltó una de sus risas de burla y camino hacia la puerta de la habitación dando la espalda a los chicos solo pudo decir.

― No se les ocurra romper el trato, no siempre somos los malos, recuerda eso Simón.

Los chicos miraron a la argentina apoyar su cabeza en el marco de l puerta y aunque no vieron su rostro sabían que  estaba feliz su compañera.

✔Simón poniéndose de nuestro lado.

La chica tenía una agradable lista de la mejor venganza de su vida, ¿Qué mejor que empezar a llevarse todo lo que Luna quiere?

El celular de Ámbar de repente empezó a vibrar, Emilia estaba esperando desde el otro lado de la línea.

― Emilia, ¿Qué pasa?

―Ramiro presento su renuncia a Gary.

¿Quiénes son los malos? ―

Red Sharks: En El Claroscuro [Book 1]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ