Capitulo XIII

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Capitulo 13: Amistad.

Todos estaban emocionados pero en especial para Simón aquel día de los muertos le pareció inolvidable porque por primera vez iba a compartir con sus amigos aquella celebración tan importante para él.

Ámbar se estaba esforzando realmente iba a demostrar que era diferente a lo que todos decían, quería demostrar que ella era la mejor encargada.

― ¿Necesitas ayuda? ― Delfina lucia tímida, miraba al suelo con sus manos juntas, la rubia argentina no salia de asombro pero mantuvo la calma.

― Estoy bien, creo que Pedro necesita ayuda antes de causar un desastre en la cocina. ― Ambas chicas rieron, y rápidamente recobraron la compostura.

― Ámbar, yo. ― La mencionada alzó la vista curiosa, Delfina estaba nerviosa, conocía se sobra como su mirada se tornaba sombría. ― De verdad lo siento, Jazmín y yo también somos culpables de muchas cosas y aún así te dejamos sola.

― Todos lo han hecho. ― Hizo una pausa y le dio la espalda. ― Y era esperado, ¿Cómo se quedarían a mi lado después de todo lo que paso? No te culpo por intentar ser lo que todos quieren ver.

― De verdad, espero que me perdones.

― Yo ya te perdone, a todos. Pero, ¿Ustedes me perdonaron? ― Ámbar se dio la vuelta con una sonrisa, no de esas que solía dar a todo el mundo, si su sonrisa rota. ― Te digo una cosa Delfi, vos fuiste mi mejor amiga.

Delfina estaba deshecha y solo acertó corriendo y envolviendo a la rubia en un abrazo, necesitaba recordar lo bien que la pasaban, lo buenas amigas que fueron. Mientras que por su lado, Ámbar no sabia que hacer, ni como actuar solo abrazo tratando de consolar a la chica que realmente parecía arrepentida.

― ¿Crees que podemos empezar de nuevo? ― Ámbar soltó una carcajada y se abrazaron de nuevo, ella no tenia rencor. Ella iba a demostrar que no es quien todos creen, que el claroscuro no existe más.

[.]

Benicio, Feliciano y Simón se encontraban decorando el roller. Las calacas, los colores y las flores, todo era México.

― Sorella Ámbar estará muy feliz cuando lo vea.

― La neta fue muy buena en dejarnos usar el roller para la fiesta. ― Simón estaba agradecido y no podía ocultar su emoción Luna y Emilia deben estar como el suponen.

Emilia entro al roller y llamo la atención de inmediato, con su cabello peinado en una coleta alta con flores, y el maquillaje que representaba una calaca.

Nadie lo esperaba pero la mexicana era tan nacionalista, se acercaba con trajes en mano y una gran caja que se intuía que traía maquillaje.

― ¿Tú? ― Benicio se acerco y la ayudo a la chica que cargaba varios trajes. ― Inesperado.

― Bueno, todos tenemos sorpresas idiota, hoy es un día muy especial para nosotros. ― Simón soltó un grito de emoción llamando la atención de la muchacha.

― Tengo trajes para todos. ― Dijo alegre dejando todo en una de las redondas mesas. 

― Gracias en serio, Luna y yo tenemos nuestros propios trajes. ― Menciono apenado, Emilia solo rodó los ojos y miro emocionada a Benicio, sabia que él no escapará de sus garras.

― Te morirás cuando veas el traje de Ámbar mijito. ― Hablo con su acento mexicano a flor de piel, sus palabras tenían que llegar a Simón, era todo lo que ella necesitaba.

― ¿Qué paso con Ámbar? ― La mencionada apareció con una dura que ocultaba la felicidad que irradian de sus orbes turquesa.

― ¡Mijita! ― Emilia se le tiro encima, cuando los red sharks estaban solos podían ser incluso más unidos de lo que parecía. ― Tu traje va a dejar a todos con la boca abierta.

Red Sharks: En El Claroscuro [Book 1]Where stories live. Discover now