Capítulo 2

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Apoyo

—Papá... ¿Donde está Alan? —Preguntó Austin preocupado, ya que su padre lo despertó a las 4 de la mañana y parecía devastado.

—Hijo... —Susurró el señor Cooper tratando de resistir las lágrimas que amenazaban por salir. —Hubo un incendio en la casa de los Diaz...

—¿Qué? —Susurró sorprendido.

—Alan estaba contigo, Melanie y Sofia se encontraban en otra pijamada —Soltó el hombre en un suspiro, ya que ambas familias eran muy unidas. —El señor y la señora Diaz no lo lograron...

—¿Cómo que no lo lograron? —Preguntó Austin sin poder creerlo, quería que fuera solo una pesadilla, no podía imaginar el dolor que estaba sintiendo su amigo en ése momento.

—Ellos quedaron atrapado dentro —Suspiró el señores Cooper con dolor. —Se han ido.

—No... Ésto no puede estar pasando... Oh dios mio ¿Donde está Alan? —Preguntó el ojiverde preocupado por su amigo.

—Está en la estación con sus hermanas —Respondió el hombre limpiando las lágrimas que salían de su rostro.

—¿Que va a pasar con ellos? —Preguntó el chico mirando directamente a su padre a los ojos. —Pueden quedarse con nosotros ¿verdad?

—Eso quisiera, pero eso es un asunto legal y se necesitaría mucho papeleo —Respondió el hombre con el corazón en la mano, ya que los veía como a sus hijos también. —No creo que sea posible.

—Necesito verlo papá... —Susurró Austin preocupado.

—¿Por qué crees que estoy aquí? —Añadió el hombre tomando las llaves de su patrulla. —Vamonos.

Elizabeth camino fue largo y silencioso. A lo lejos podía verse un gran incendio en dirección a la casa de los Diaz.

En cuanto llegaron a la estación Austin bajó rápidamente y entró corriendo buscando a su amigo. Pudo verlo de pie con lágrimas en los ojos, como si aún siguiera en shock.

—Alan... —Éste corrió y lo envolvió en en fuerte abrazo.

—Ellos... No están... —El moreno quedó de pie sin responder el abrazo, no tenía la fuerza suficiente para hacerlo.

—Lo siento... —El ojiverde comenzó a llorar en su hombro, mientras lo abrazaba con más fuerza. —Lo siento tanto...

Ambos pasaron tiempo llorando la pérdida de la familia Diaz, Austin se acercó con las hermanas de Alan y las consoló igualmente. Melanie era la más pequeña de los tres y Sofia tenía 18.

Tiempo después cuando ya todos se calmaron un poco, ambos amigos salieron de la estación y se sentaron en la acera para conversar.

—Yo debí de... Debí haber estado ahí con ellos —Susurró el moreno pensativo. —Pude haberlos salvado...

—No pienses así —Respondió el ojiverde con su brazo sobre el hombro de su amigo. —No fue tu culpa. Cuando mi mamá murió me culpé durante meses ¿Recuerdas?

La madre de Austin murió de cáncer de mama el año pasado, aún sentía que la casa estaba vacía sin ella, pero Alan estuvo ahí cuando más lo necesitó, así que él haría lo mismo.

—Si no hubiera salido a comer cuando su respirador falló... —Susurró el ojiverde molesto consigo mismo de tan solo recordar. —Pude haber llamado a los doctores antes... Pude haberle dado más tiempo.

—¿Qué? No Austin, no fue tu culpa, hiciste todo lo que pudiste por ella y lo sabes. —Dijo Alan mirándolo directamente a los ojos por primera durante la noche.

—Lo sé... Gracias a ti —Respondió Austin esbozando una pequeña sonrisa. —Deberías escucharte a ti mismo. Tú no iniciaste el fuego, además si hubieras estado ahí no estarías vivo. No puedes seguir culpandote, tus padres no lo hubieran querido.

—Yo... Yo sigo esperando a que entren por la puerta y me digan que todo fue una pesadilla. —Susurró el moreno dejando escapar una lágrima. —No sé qué hacer... Lo perdimos todo. Sofia apenas tiene los 18 y Melanie... Dios, es solo una niña. ¿Qué se supone que haremos?

—Hablé con mi papá para ver si pueden quedarse con nosotros, pero dice que hay asuntos legales y papeleo. —Dijo Austin cabizbajo, el quería tenerlos cerca en un momento tan difícil, pero no había nada que pudiera hacer. —Resolveremos ésto, te lo prometo.

—Gracias... —Agradeció el moreno dedicándole una dulce sonrisa. —Por todo. No se que haría sin ti.

—Por suerte para ti no tendrás que estar sin mi —Éste le devolvió la sonrisa. —No me iré a ningún lado.

Ambos se levantaron y volvieron dentro para ver como estaban los demás, los hermanos Diaz estaban sentados en la estación en compañía de Austin, los cuatro quedaron dormidos sentados, ya que aún era de madrugada.

A la mañana siguiente, Austin se había levantado para traer el desayuno, llegó con comida china a la estación para todos.

—Buenos días papá —Saludó el chico, mientras pone las bolsas de comida china sobre el escritorio de su padre. —Le di a Alan el pollo con piña y para nosotros el arroz con verduras. ¿Todo bien?

—Encontraron el testamento de los Diaz. —Respondió el oficial Cooper con una mueca. —Dice que si algo les sucede, se le otorgará la custodia de los chicos al hermano de Sarah. Carlos Diaz.

—¿Carlos? —Preguntó Austin sorprendido. —Pero llevan más de diez años sin verlo.

—Lo sé... Pero es lo que dice el testamento.

—¿Que hay de Sofia? —Preguntó el ojiverde esperanzado. —Tiene 18 ¿no puede hacerse cargo ella?

—No sin un lugar estable para vivir e ingresos para mantenerlos —Negó con la cabeza el hombre. —Carlos es su tutor legal ahora, su futuro está en sus manos...

Sálvame [GAY] Where stories live. Discover now