Capítulo 4

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Adiós

—Chicos...

El sheriff entró al cuarto donde estaban los hermanos Diaz, pero no había nadie dentro. En eso llega un oficial y toca a la puerta con temor.

—¿Qué pasa? —Preguntó el señor Cooper sin prestarle atención, ya que estaba preocupado.

—Señor... Odio decirle ésto pero... Los chicos Diaz se fueron. —Explicó el hombre con asustado de cómo fuera a reaccionar.

—Seguro fueron a buscar algo para comer —Se excusó el sheriff queriendo creer sus propias palabras. —Volverán pronto.

—Revisé las cámaras de seguridad y se dirigían directo a la central de autobuses —Añadió el oficial.

—Mierda... —Susurró el sheriff. —No puedo culparlos.

—¿Que hacemos señor? —Preguntó el oficial con voz sería.

—¿Crees que sea posible reportarlo dentro de unas horas? —Preguntó el señor Cooper esperanzado que su oficial le hiciera el favor. —Conozco a éstos chicos, se qué Sofia cuidará bien de ellos, están mejor por su cuenta.

—Entiendo... —Susurró el oficial comprensivo. —En lo que a mi concierne nunca existieron esas cintas de vigilancia y están afuera almorzando.

—Muchas gracias —Agradeció el sheriff con una sonrisa.

El oficial estaba por irse, pero en eso se da la vuelta rápidamente.

—También encontré ésto frente a su oficina —Dijo el hombre, mientras le entregaba una carta con el nombre "Austin" en la parte frontal. —Creo que uno de ellos la dejó para su hijo.

—Se exactamente quién la dejó... —Susurró el señor Cooper cabizbajo. No sabía que decirle a su hijo cuando llegue de la escuela. —Gracias.

—De nada señor —El oficial se retiró y cerró la puerta detrás suyo.

Horas más tarde cuando Austin llegó de la escuela, éste se dirigió rápidamente a la estación y buscó a Alan con la mirada por el todo el lugar.

—¿¡Alan!? —Gritaba el ojiverde sin parar por todo el lugar. —¡Sofia! ¡Melanie!

—¡Austin! —Lo interrumpió el oficial que se encontraba frente a la oficina de su padre. —Tu padre quiere hablar con contigo en su oficina.

El chico entró apresurado a la oficina de su padre, ya que tenía un mal presentimiento.

—Hola papá —Saludó el chico un poco confundido. —Smith dijo que querías hablar conmigo.

—Si, siéntate hijo —El sheriff le indicó que tomara asiento.

—¿Qué pasa? —Preguntó el chico con preocupación. —¿Dónde está Alan?

—Me puse en contacto con Carlos Diaz y vendría hoy a recoger a Alan y Melanie para llevarlos a México con él —Explicaba el hombre la situación. —Pero no a Sofia, ya que ella tiene 18.

—¿¡Que mierda!? —Replicó el ojiverde furioso. —Tenemos que hacer al...

—Austin... Los chicos no querían ser separados y... —Susurró el hombre cabizbajo, se sentía mal dondole la noticia a su hijo.

—Huyeron... ¿No es así? —Preguntó Austin con la mirada perdida. —¿Se fueron?

—Ellos van a estar bien —Trató de consolarlo su padre. —Ellos se cuidarán el uno al otro... Hatta que Alan y Melanie cumplan 18.

—¿Nunca más lo volveré a ver? —Preguntó el chico, mientras una lagrima amenazaba por salir. —Está bien... Lo entiendo. Solo me hubiera gustado que me hubiera dicho adiós...

—Quizá lo hizo –Respondió su padre mostrandole la carta que dejó Alan.

Austin tomó la carta con sus manos temblorosas, no tenía el valor suficiente para abrirla en ése momento, así que quizo esperar hasta llegar a casa.

Horas después cuando llegó a su habitación, éste se encerró y se sentó en el suelo detrás de la puerta. Tomó la carta entre sus manos y lentamente comenzó a abrirla, podía sentir su aroma en ella.

Al verla pudo notar rápidamente que era la letra de Alan.

[Querido Austin, cuando estés leyendo ésta carta ya me habré ido, lejos de éste pueblo que toda mi vida llamé hogar.

No entiendo como todo puede estar perfecto y en un instante toda tu vida cambia. Mis padres murieron y estamos por nuestra cuenta huyendo.

Quiero que entiendas que no quería dejarte, nunca me iría así nomas, pero tenía que hacerlo. No podía dejar que el tío Carlos nos separara.

Hemos pasado por tanto éstas últimas semanas y sé que ambos nos necesitamos. No sé a dónde voy ni lo que haré. De lo que sí estoy seguro es que tu eres mi mejor amigo desde que tengo memoria, has estado conmigo a cada momento de mi vida y estar sin ti me aterra. No sé cómo voy a poder vivir sin ti, ni siquiera sé si pueda, pero tengo que intentarlo... Por Sofia y Melanie.

Te voy a extrañar con cada parte de mi ser. Hasta el día que nos volvamos a ver, por favor di que nos volveremos a ver.

Te amo Austin, siempre lo haré.

 
Alan]

Mientras leía la carta las lágrimas no dejaban de salir, sentía como si le hubieran arrancado un pedazo de alma. El ojiverde comenzó a golpear con desesperación la puerta sin parar de llorar, mientras soltaba unos gritos de desesperación.

Sálvame [GAY] Where stories live. Discover now