35.

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La casa es muy pequeña a comparación de lo que Changbin tenía en mente. La fachada es amarilla, con un pequeño jardín al frente y un marco de flores adornando la entrada, se preguntaba si la mamá de Felix era la encargada de cuidar las flores o Felix lo hacía «nunca le había preguntado si le gustaban las flores» pensó, pero al mismo instante desechó la estupida idea.

¿En verdad iba a hacer esto? ¿En verdad estaba enfrente de la casa del chico que le robaba suspiros?. Sí, estaba frente la puerta blanca, con el corazón agitado y las manos nerviosas, tal vez estaban empezando a sudar. Llevaba afuera de la puerta más de siete minutos, reflexionando si realmente valía la pena su currículum escolar. Pensándolo bien podría dar asesorías a otros alumnos, no necesariamente a Felix, no necesitaba pasar por este sufrimiento. Seguro de si mismo, dió media vuelta, dando el primer paso hacia la calle, cuando la puerta detrás de él se abrió.

—¿Hola?—preguntó Felix, frotándose los ojos con una mano y con una voz muy adormilada.

Se le había cagado el plan de huida a Changbin. Así que tendría que darle la cara a los problemas. Felix se encontraba con los ojos a medio dormir, traía puesta una pijama de ovejas saltando entre nubes, un desastre, pero para Changbin era lo más tierno que había visto desde hace mucho tiempo. Tan suave, tan pequeño, que le daban ganas de correr a abrazarlo y meter su cabeza en el cuello de Felix, joder.

—Hola, estaba tocando desde hace rato, pero nadie me abría, así que pensé que era la casa equivocada—mintió, cruzándose de brazos.

No sabía cómo Felix podía estar tan tranquilo, cuando a él el corazón parecía salírsele por la boca. Claro, se le olvidaba que él para Felix era insignificante, una simple broma.

—Oh... perdón, solo estoy yo en la casa y me he quedado dormido, lo lamento mucho—pausó para aclararse la voz ronca y pasar saliva— Soy Felix ¿Changbin verdad? — preguntó para después tenderle la mano, a lo que Changbin reaccionó totalmente confundido.

¿Acaso estaba jugando nuevamente con él? Ahora resultaba que Felix tenía amnesia, se había olvidado de su nombre, de sus cartas, de sus notas, de sus dibujos, de las canciones y películas que compartieron. Se sentía traicionado, encolerizado, le daban ganas de meterle un puñetazo en la cara para ver si así se le acomodaba el cerebro y le regresaba la memoria.

—Sí, soy Changbin y me han obligado a ser tú nuevo tutor—contestó ignorando la mano que seguía apuntando hacia él a lo que Felix reaccionó con regresarla a un costado de su cuerpo.

—Lamento mucho que te hayan elegido a ti, pero de verdad necesito tu ayuda. Me han dicho que eres buenísimo en historia, biología y matemáticas. Soy pésimo y he faltado mucho a la escuela, así que no quiero recursar— millones de palabras salían a borbotones de la boca de Felix, pero Changbin se había quedado en el «lamento mucho que te hayan elegido a ti», así que sí se acordaba de él. Changbin rodó los ojos, sin darse cuenta que Felix estaba al tanto de cada pequeño gesto que él hacía.

—Mira, sé que esto debe ser una patada en los huevos para ti, tener que trabajar con el ratito de la clase y sé que nadie quiere estar cerca de mí, sé que corren muchos rumores sobre mí y de verdad no te culpo por no querer estar conmigo—dijo Felix con la voz muy baja, pausó y ¿sonaba cómo si estuviera a punto de llorar? Changbin se sentía mal, pero no sabía si esta era otra jugarreta de Felix, así que no respondió y siguió con los brazos cruzados. Quería escucharlo suplicar, quería escuchar arrepentimiento. Quería que sintiera en parte lo que era ser rechazado.

—Pero de verdad necesito tu ayuda. Mi mamá ha sido muy comprensiva conmigo, está pasando por un divorcio y una demanda de pensión alimenticia, de verdad que no necesita más mierda en su vida. Yo solo soy una carga, necesito mantener mi beca, necesito entrar a una buena universidad porque necesito ayudarla, necesito ser fuerte por ella— terminó, secándose con el costado de la manga una pequeña lágrima que se había escurrido de sus ojos.

Changbin se sentía mal. Se le rompían los pequeños pedazos de corazón que quedaban restantes. Felix estaba pasando por un mal momento y necesitaba un poco de comprensión y sí que necesitaba su ayuda. Changbin a diferencia de Chan no era un hijo de puta, así que se terminó acercando al chico de cuencas rojizas, Felix se hizo a un lado, dejando un hueco entre la puerta de la casa y él. Changbin atravesó la puerta, con la mochila colgando de un hombro, Felix seguía en la puerta, desconcertado.

—¿Qué esperas? Esas derivadas no se van a resolver solas— contestó Changbin, señalando las hojas que estaban en el comedor, con la voz más calmada, dejando de lado la voz engreida que había usado al principio.

El rostro de Felix, agarro color y su sonrisa era tan pequeña, pero tan sincera que Changbin sentía que estaba haciendo lo correcto. Le gustaba ver a Felix feliz, aún cuando no era suyo.

—¡Claro!— cerró la puerta y fue corriendo al comedor, donde Changbin estaba sentado y había empezado a sacar el material para la clase que tendrían.

Felix no tenía idea de quién era este chico que se encontraba en su casa, jamás habían cruzado palabras, pero se sentía en deuda con él, se sentía agradecido y sentía una gran calidez en su pecho. Tal vez él y Changbin podrían ser amigos.

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Hoy fue un gran día! México le ganó a Alemania, así que estoy en mood happy af. Lo más seguro es que subiré otro capítulo, porque ando muy inspirada.
Gracias por leerme, besos xx

Freckles • CHANGLIX FIC AU•Where stories live. Discover now