Cinco

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Cuando hubieron llegado a su casa ella se bajó torpe y apresuradamente, agradecía no haber caído de bruces al suelo y haberse partido la cabeza. Él sonrió burlón pero se ocupó de que ella no lo viera, sabía que se enfadaría, él parecía tener ese don, parecía poder sacarla de sus casillas en segundos, con un solo gesto o comentario. Era divertido para Brett.

- Ah... gracias por... por traerme - susurró tartamudeando un poco ¡Eres patética! Gritó su conciencia.

- Entra- ella lo miró esperando, tal vez a que se fuera o dijera algo más- ¿Qué esperas, que te bese?- aunque no pretendía sonar muy duro así le pareció a Edimina, que nerviosa y murmurando lo que parecía ser una negativa casi corrió hasta su casa y no se volvió a mirarlo hasta estar dentro. Él en cambio no apartó sus ojos de ella hasta que entró, entonces se reacomodó en su motocicleta y salió a toda velocidad.

¿Así había salido cuando ella estaba con él? ¡Estaba loco!

- Uh...- saltó del susto, se giró para ver a sus padres siendo raros espiándola.

- Meryl, nuestra niña tiene novio. Estoy celoso- ella lo miró con comprensión, como lamentándose por algo que estaba destinado a pasar en algún momento.

- ¡No es mi novio!- dijo con horror, su padre pasó un brazo por los hombros de su madre y ambos suspiraron resignados.

- Sabíamos que iba a suceder.

- En algún momento- concluyó su padre.

- ¿Qué? ¿Pero qué les pasa? ¡Es Brett Stevenson, le tengo miedo! 

- Entonces ¿por qué te trajo a casa?- su madre la miró con los ojos entrecerrados.

- Es que, bueno... me quedé en la biblioteca hasta que cerraron, él me dijo que estaba allí también, yo no lo vi porque la biblioteca es bastante grande y Brett dijo que él no leía basura romántica - terminó diciendo enfadada - ¡Llamó basura a mis novelas! Y luego me amenazó con que si no me subía a la motocicleta me subiría él mismo... ¡Ah! Y también me amenazó con que me caería de la motocicleta si no me sujetaba...- claro, omitió la amenaza de nalguearla- Y fue grosero hace unos minutos, se la pasa molestándome en clase y dándome órdenes fuera... ¿Y lo han visto? Está lleno de tatuajes y peligrosidad...- murmuró, sus padres rieron al oír aquella última palabra.

- Que tenga tatuajes no significa que sea malo- dijo su madre con comprensión, luego de haber superado sus ganas de reír a carcajadas por lo descolocada que estaba su hija, nunca la habían visto así, tan alterada, sin saber que hacer, fuera de su zona de confort. Siempre tan serena y tímida, no podían creer que ese chico la pusiera así. Les agradaba un poco.

- Tu tío Rick está lleno de tatuajes, y lo amas, querías casarte con él cuando tenías ocho años- le recordó su padre.

- Pero es diferente.

- ¿En qué?

- Él es de mi familia... él es el tío Rick, no me da miedo. Lo conozco desde siempre.

- Conociste a tu tío Rick cuando tenías cinco años cariño- recordó su madre, ella y su padre siguiéndola hasta la cocina como un par de acosadores sin dejar de hablar - Él estuvo viviendo en Japón seis años por completo incomunicado, supuestamente por su cosa de meditación zen- ambos padres rieron al imaginar a un tipo tan duro haciendo meditación- Cuando volvió y vino a visitarnos se encontró con que habíamos adoptado a una niña.

- Y tú te enamoraste de él, pasabas pegada a él cuando venía a visitarnos- rió Kenneth- por cierto, dice que vendrá el viernes para llevarte a la feria y ganar unos cuantos peluches juntos. Dijo que invitaras a Lola, la última vez ella no le dejó tener la revancha, y él no supera que una niña le haya ganado.

- Lola no puede, pasará de compras con su madre...

- ¡Oh, de compras!- interrumpió su madre con tono angelical, ella la miró horrorizada - Cariño, tú y yo deberíamos ir de compras, así pasaríamos tiempo madre e hija ¡El lunes tengo el día libre! Podríamos pasar el lunes desde que abran hasta que cierren las tiendas, comprando y...

- Gastando mi dinero- su padre sonreía mientras comía un trozo de tarta que había encontrado en la nevera- Hace tiempo que tu madre no le da una buena mordida a mi cuenta bancaria ¿Sabías que ella no gasta su dinero en ropa? ¡Gasta el mío!- Edi sonrió.

- Lo sé- dijo metiendo un plato de espaguetis en el microondas.

- Vamos Edi, linda.

- Mamá, tengo clases el lunes.

- ¡Ah ¿Qué importa?! Falta y ya.

- ¿Estás loca? No puedo faltar a clases porque sí, mamá.

- Aguafiestas- Kenneth soltó una carcajada al oír a su esposa enfadada.

📚📚📚

El viernes, Edimina y Lola entraron a clase temprano, eran las únicas en el salón, la rubia se sentó en el lugar de Brett sacando un tazón de su bolso.

- Primero, este es el lugar de Brett y segundo ¿Por qué tienes un tazón en tu mochila... y por qué tienes cereales... y ¿Qué haces?

- Calma mujer, necesito desayunar - y antes de que Edi respondida algo entraron Brett y Luke juntos, Luke sonreía...

Aquello era tan extraño de ver. No tenía sentido ¿En qué universo alterno había despertado esa mañana? 

- Hola- saludó Luke a Lola.

- Hola, terminé la tontería esa de matemáticas- dijo Lola con la boca llena de cereal.

- Bien, tienes que entregarlo hoy- Luke sonreía mirándola.

Aquel día era cada vez más raro. Edi no entendía nada.

- ¿Estás bien?- le preguntó Lola al ver su rostro, sin dejar de lado su tazón.

- No - gimió frustrada- Traes un tazón, leche y cereales a clase- señaló el improvisado desayuno - y luego dices que hiciste tarea de matemática,

- Luke me está dando tutorías.

- Sí, de todo- completó el pelinegro con diversión, Lola lo miró mal y su sonrisa fue sustituida por una expresión de miedo.

- Y Luke estaba preguntando por un lugar donde hacerse un tatuaje - comentó Brett despreocupado.

- ¿Y te acercaste a preguntarle?

- Está mucho más amigable este año, tal vez porque se sienta contigo- Brett bufó.

- Siempre soy amigable- gruñó, todos lo miraron con incredulidad, él se encogió de hombros y murmuró algo más que ninguno pudo entender antes de mirar a Lola - Largo de aquí, espero que no hayas ensuciado mi mesa- observaba su tazón de cereal con desagrado.

- Menudo idiota maleducado eres- Lola se fue a su lugar murmurando cosas que de seguro eran insultos para Brett, mientras éste se sentaba ahora con una nueva sonrisa hacia su compañera de pupitre.

- Hola unicornio.

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