Prólogo: No más lágrimas

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Sakura

La reconstrucción de la Aldea está a punto de finalizar. Han pasado casi cuatro años desde la Gran Guerra Shinobi, y podría decirse que todo ha vuelto a la normalidad: Naruto entrenando más que nunca, Kakashi más ocupado de lo que lo había estado jamás y Sasuke lejos... Todo el mundo parece haber superado los dolorosos recuerdos que derivó la guerra. Se podría decir, incluso, que estos los han hecho más fuertes. Sin embargo, no puedo evitar sentir que sigo estancada en el mismo punto, esperando algo que sé que no va a suceder. Claro, trabajo en el hospital con ahínco y voy a misiones hasta que me duelen los músculos. Pero aún me despierto en las noches pensando que él volverá o se irá de nuevo. Me encuentro en un círculo vicioso en el cual me estoy perdiendo a mí misma.

Naruto lo sabe, siempre lo ha hecho. Desde que éramos unos Gennin ha sido capaz de sentir y ver a través de mi dolor, y le frustra el no poder hacer nada. Sé que Hinata lo hace muy feliz, y ¡Demonios! que Naruto la hace sentir la mujer más afortunada del mundo. Su relación es como ninguna otra y el verlos me produce una gran dicha. Pero, en el fondo, sé que me lastima también. No porque quiera a Naruto de esa forma, lo intente y fallé, sino porque sé que nunca podré tener algo así ¿Llegar a amar a alguien con tal pasión y que el destino lo permita? Al parecer no es para todos, y a mi iluso corazón le costó mucho llegar a esa conclusión.

Le esperé por mucho tiempo desde aquel día que partió a expiar sus pecados. Pensaba que, quizás, el final de la Guerra permitiría que él estuviera un poco más en la Aldea y se diera la oportunidad de sanar. Pero eso nunca pasó. Tras un tiempo, me enteré de que paso por Konoha mientras yo me encontraba en una misión con Hinata y Naruto, pero desde ahí nadie sabe nada. Ni siquiera Naruto y, aunque lo supiera, no sé si me lo diría. Siempre creí tener un plan y un objetivo. Siempre creí que nuestra historia lograría superar el dolor y el enojo al final del camino, pero los cuentos de hadas no funcionan cuando hay tanto de por medio. Quizás, la soledad estará trazada permanentemente en nuestros caminos.

Observo el profundo azul del mar mientras unas cuantas lágrimas se asoman en mi rostro, y me siento en la pequeña banca que se haya tras de mí. Cada vez que puedo, vengo a este lugar. A esta hermosa colina con vista al vasto azul que me recuerda a Sasuke. Mi pecho dolía, porque siempre había sentido que, de alguna forma, estaba conectada a él. Ahora entiendo, que no eran más que caprichos infantiles ¡No Sakura, no vas a llorar más! Sasuke no merece ni una gota ni un minuto más, lo has esperado demasiado y se acabó el tiempo. Has entrenado y luchado para seguir llorando ¡Santo cielo! Eres estudiante de Tsunade y la mejor ninja médico de la hoja. Levántate.

De pronto, veo acercarse desde el horizonte un halcón marrón. Siempre es el mismo. Lo veo de vez en cuando en este lugar, en la cima de la colina que colinda con el mar, y otras veces cuando paseo en Konoha. Siento que me vigila, lo cual es absurdo, pero si lo hiciera sería testigo de mi promesa: desde hoy no esperaré un segundo más. No soy tonta, sé que nunca podré a amar a alguien como a Sasuke... pero, quizás, alguien me pueda amar a mí así. Hoy las cosas cambiarán radicalmente, y trazaré en las estrellas mi propio camino.

Sangre Uchiha: El viaje de Sakura y SasukeDove le storie prendono vita. Scoprilo ora