Capítulo 33: Mi nombre es Sakura Uchiha

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- Ya llegamos.- pronunció tras unas horas más de viaje. Esta vez, él cargaba a su hija, y se veía sumamente adorable cuando lo hacía.

Lo que había sido el Clan Uchiha se veía como un solitario pueblo congelado en el tiempo. No habían rastros de sangre ni de violencia, todo eso había sido limpiado por Hokages anteriores. Casi podía sentir a los niños corriendo a través de lo que debían ser tiendas y a las familias conviviendo en las decenas de casa que allí se asentaban. Mientras caminábamos, Sasuke se sumió en un largo silencio que se rompió cuando llegamos a una casa al pie de un lago. Era el lugar que en algún momento había sido su hogar. Así, empezó a relatarle a la tranquila Sarada las historias y experiencias que había vivido en aquella casa.

- Cada día.- empezó.- Cuando Itachi llegaba a casa, yo venía corriendo hasta este lugar para pedirle que entrenara conmigo. Pero casi siempre estaba ocupado o cansado, así que me golpeaba la frente con dos de sus dedos y me prometía que entrenaría conmigo la siguiente vez. En ocasiones, cuando tenía un poco de tiempo libre, iríamos hasta el bosque y lanzaríamos Kunais a decenas de blancos. Él nunca fallaba. Y acá, en la cocina, era donde mi madre curaba mis heridas cada vez que llegaba con pequeñas quemaduras a casa tras haber entrenado por horas...

De pronto, se detuvo frente a una habitación y me entregó a Sarada en silencio. La abrió de golpe. Era una habitación oscura y vacía.

- Esta era la habitación de mis padres.- enunció con gravedad mientras su mirada se mantenía perdida en sus propios recuerdos. Su mandíbula se tensó y su puño se apretó.

- ¿Estás bien?- Le susurro y tomo su mano. Lo que pareció sobresaltarle, como si hubiera estado sumido en un terrible sueño.

- Sí.- respondió aclarándose la garganta.- Ven.- Dijo mientras apretaba mi mano y salíamos de la casa.- Voy a mostrarte donde pueden estar los archivos que necesitas.

Caminamos hasta llegar a un empolvado y alto edificio que poseía el símbolo de lo que había sido la Policía de la Aldea de la Hoja. En su interior, sillas y escritorios se hallaban volcados en el suelo, mientras que miles de papeles se hallaban esparcidos en el lugar. Subimos hasta el último nivel, y allí se encontraba una biblioteca. Aunque algunos de los libros faltaban.

- Tras el incidente.- explicó Sasuke.- Los agentes especiales ANBU se llevaron cualquier archivo que diera pista de lo que aquí ocurrió. Pero no creo que hayan tocado la información que buscas. Quédate aquí. Tengo que encargarme de un asunto primero, pero volveré en un rato ¿De acuerdo?

Asentí ¿Qué más podría decirle? Así, me puse a buscar y releer cientos de archivos concernientes a los Kekkei- Genkai y las habilidades visuales. La información aquí era exquisita e invaluable. Pasaron cerca de dos horas y no faltaba mucho para que empezara a atardecer. Al contrario de lo que pude haber pensado, Sarada parecía igual de divertida que yo. Y jugaba con los papeles del suelo y un pequeño gato que, escondido entre las sombras del lugar, parecía observarla con curiosidad. Tras un rato más, unos pequeños golpes pero conocidos golpes a la puerta llamaron mi atención. Sólo que no eran de Sasuke.

- ¿Lady Tsunade?- Dije sorprendida mientras tomaba a Sarada y me levantaba.

- ¿Cómo estás Sakura?- respondió con una sonrisa mientras entraba. Arrastró su vista a la pequeña Sarada y me miró sorprendida. Tras de ella, entro Kakashi.

- ¿Kakashi sensei? Yo no los esperaba por acá...

- ¿Acaso esta bebé es tuya?- Dijo Tsunade aún con sorpresa. Asentí. Y se la ofrecí para que la cargara, lo cual hizo con dicha.

- Es hermosa.- Dijo.- ¿Cómo se llama?

- Sarada.- contesté.- Sarada Uchiha.

- Con que Uchiha.- respondió con una sonrisa divertida mientras me miraba.- Así que lo lograste Sakura.- Si me ruborizaba una vez más juraba que iba a reventar.

Sangre Uchiha: El viaje de Sakura y SasukeWhere stories live. Discover now