Sangre Uchiha: El viaje de Sakura y Sasuke

Capítulo 8: Atando cabos

Sakura

Ino y Sai fueron a verme al hospital tras llegar de la misión al día siguiente. Quise recibirlos yo misma a la entrada de la Aldea, pero Shizune no me lo permitió. Ino, como siempre, estaba eufórica y enérgica, lo cual era un signo de que se encontraba bien. Sai, por otro lado, sólo tenía sonrisas falsas que regalar. Les debía una gran disculpa.

- Escuchen. - pronuncié lentamente- Yo lo siento. Fui una pésima líder. No sólo los guie a una misión que no pudo completarse, sino también los deje a un lado y arriesgue sus vidas innecesariamente. Muchas de las cosas que pasaron, quizás, pudieron haberse evitado si me hubiera comunicado con ustedes a tiempo. Me centré tanto en mí misma que olvidé que éramos un equipo y el apoyo mutuo que eso implicaba. Yo asumiré las consecuencias frente al Hokage.

Los dos me miraron perplejos. Y su silencio me estaba matando en vida. Necesitaba que dijeran algo, pero Sai, por su parte, sólo sonrió. Ino me miró por un largo momento hasta que finalmente sonrió y dijo:

- ¿Acaso perdiste la cabeza Sakura? Arriesgaste tu vida por protegernos. - Esto era en parte una mentira. Arriesgué mi vida por intentar probarle algo a Sasuke. Que decepción. - Además, no podías haber predicho los ataques de esos malditos clones blancos y salvaste tantas vidas. - Esto sí era cierto y me hizo sentir mejor. - Y para terminar... la forma en que Sasuke te protegió y trajo hasta aquí ¡Fue tan romántica! ¡Oh Sakura! Por más que me lo hayas quitado, pasaría otra vez por lo mismo sólo por verlo de nuevo. - terminó de decir con un guiño.

-Yo...- estaba sonrojada ¿Qué quería que le dijera? Opté por omitir el hecho y preguntarles acerca del estado actual de Tanigakure.

- El pueblo recibió algunos daños, pero no fueron considerables. Después de todo, el hospital se encontraba afuera del epicentro de la ciudad- explicó Sai- El Genjutsu se pudo dispersar en cuanto la batalla finalizó. La comunidad no ha recibido más ataques y se encuentra agradecida por ello.

- ¿Alcanzaron a ver algo tras despertarse del Genjutsu? - pregunté. Sabía que no podía atar cabos sin tocar el tema.

-Tras la pelea...- continuó Sai

-Si no te molesta, yo contaré esta parte. - Dijo Ino con una sonrisa. - Tras la pelea, nos encontrábamos en medio de los arbustos y había una gran bruma purpura en el ambiente. Al abrir los ojos te vimos inconsciente en el suelo y sangrando. Me asusté mucho Sakura. Pensé que ibas a morir. - Dijo con la voz entrecortada- En fin, Sai me dijo que todo estaba bajo control y, luego entendí por qué. El bombón de Sasuke se acercó a ti suavemente y te recogió del suelo. Casi me muero en ese instante. Sabía que lo estábamos observando y sólo dijo: <<Ella va a estar bien>>. Y se esfumó en un hoyo negro contigo entre sus brazos ¡Oh Sakura!

- Bien, bien. - Dijo Shizune irrumpiendo en la habitación- Creo que ha sido suficiente gritos por hoy. Sakura necesita silencio y descansar. Los alcanzará luego. - sentenció mientras sacaba a Ino y Sai de la habitación.

- Un momento Sai. - Dije antes de que se marchara- ¿Tú crees que él...?

-Sí- dijo sin dudar. Y desapareció tras la puerta.

Mi pecho dolió. Los recuerdos de la otra noche aún me atormentaban. No sabía si había sido real o mentira.

- ¿Sabes? - dijo Shizune leyendo mis pensamientos. - La noche que ingresaste al hospital hubo una verdadera conmoción en la Aldea. No sólo por tus heridas, sino porque Sasuke había vuelto. Eso sí despertó un millar de emociones en la Aldea, desde brutal odio hasta admiración. Sin embargo, el hecho de que se quedara a tú lado cada noche hasta que despertaste fue lo que más extrañeza generó. Nadie se atrevió a poner un pie en tu habitación mientras él se hallaba a tu lado. No sé si era miedo o respeto, pero ni yo pude hacerlo.

Vaya, así que todo lo que recordaba era real. Me senté. Observé mis manos y las lágrimas empezaron a brotar sin que pudiera hacer nada para evitarlo. Odiaba llorar, me hacía sentir débil. Sin embargo, esta vez no lo hice de dolor sino de felicidad. Las piezas rotas se empezaron a juntar. Después de todo, quizás sí podíamos tener una oportunidad.