Capítulo 13

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•Dulce•

Después de terminar con mi clase en línea y hacer las tareas necesarias me tiro sobre la cama rodeada de cosas como un libro, mi cuaderno y mi computadora. Todo está hecho un caos al igual que en mi cabeza, realmente me lamento por no detener a Christopher cuando se ha ido de mi habitación horas antes, pero ¿qué podía hacer? Realmente no sé qué es lo que me sucede cuando lo tengo enfrente, cuando el silencio se hace presente, cuando nuestras miradas se encuentran y miro sus labios carnosos. Una corriente eléctrica se apodera de mí, me da miedo ver sus ojos, es algo que simplemente no puedo hacer y lo primero que se me ocurre hacer es esquivarlo, no a él, ya que mi cuerpo me lo pide a gritos, sino que esquivo a su mirada, la cual es la más poderosa que he visto.


Dejo de pensar en él y me pongo de pie, necesito canalizar mi energía y mi mente en otra cosa así que decido cambiarme de ropa y dirigirme al gimnasio. Una vez lista, tomo una botella de agua del refrigerador que hay en la habitación, tomo mi celular y audífonos, cuando pienso que ya está todo listo y me dirijo a la salida miro algo que llama mi atención.  La bolsa de Christopher, bueno no es su bolsa, es la bolsa que contiene el coche de madera que compró en la tienda la mañana de hoy. Pienso en ir a dársela, pero no quiero, no sé si está ocupado y además quiero quitármelo de la cabeza; pongo la bolsa plástica sobre la mesa y continúo con mi cometido.

Me dirijo al gimnasio, cuando llego casi no hay gente así que me siento cómoda. Me subo a una bicicleta y ahí me quedo media hora, miro el reloj y marca las 8 de la noche, mientras bajo de la bicicleta recibo una llamada de Otto en la cual me dice que está buscándome para cenar, le digo que cene solo, ya que estoy ocupada y además no tengo apetito. Una vez término la llamada doy vueltas por el gimnasio, busco alguna otra cosa que hacer y miro las caminadoras, eso hará que gaste más energía que en la bicicleta. Mi caminata se vuelve una carrera contra mí misma, corro como loca, como si alguien me estuviera siguiendo, realmente no presto atención a nada, ni siquiera a la música que se escucha a través de los audífonos que tengo puestos, solo tengo una cosa en mente y tiene nombre y apellido. Cuando finalmente me canso de correr apago la caminadora y me repongo al tiempo que me recargo en la caminadora, limpio mi sudor y bebo agua, una vez más me pierdo, pero esta vez es mi mente, miro al otro lado del gimnasio, justo donde están las pesas y no puedo creer lo que miro, pienso que mi cerebro me está gastando una mala jugada, pero no es así. Está ahí, sentado, haciendo ejercicios con pesas, sé que es él porque hay unas mujeres viéndolo, matando pasiones como siempre.

Mis piernas me dicen que huya, que salga y me aleje en todo lo posible de él, pero no puedo, por una razón que no puedo comprender no lo hago, me quedo ahí de pie, observándolo como boba. Cuando finalmente reacciono tomo mis cosas y camino, dejo de mirarlo, me concentro en salir del mismo lugar donde esta él. Mientras huyo me concentro en responder uno de los mensajes de mi madre, después respondo uno de Kara y sucede una de las cosas que odio, choco contra alguien.


Dulce: Perdón, no fue mi intención... -me disculpo al tiempo que me agacho para tomar mi celular. Miro los pies de la persona con la que acabo de chocar y no puedo creerlo.

Christopher: ¿Estás bien? –mientras me ayuda a levantarme.

Dulce: Sí, creo... -miro su cuerpo sudado, sus músculos marcados en su playera y su mirada penetrante, esa que me hace temblar. -¿Tú estás bien? –pregunto.

Christopher: Yo no caí al piso. -sonríe, comienza a caminar al tiempo que me guía sujetándome el codo.

Dulce: No sabía que hacías ejercicio aquí, en el gimnasio de los huéspedes.

Christopher: No soy un Dios o un ser mítico para no poder estar en áreas comunes con gente común, al igual que lo soy yo.

Dulce: Eres el dueño, pensé que no te rebajabas.

Bendita CoincidenciaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant