68° Capítulo

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•Christopher•



Realmente la llamada de Susana no me tomo por sorpresa porque siempre me llama para saludar o para hablar algo respecto a Maximiliano pero lo que escuche a través del celular no era algo que esperaba. Es una sensación indescriptible, algo que no le deseo a nadie, ni siquiera a mi peor enemigo. En ese momento no pude pronunciar palabra, solo me quede escuchando lo que Susana me decía, para que minutos después comenzara a preguntarme que me sucedía ya que no respondía, todo mientras Dulce estaba frente a mí con una cara de preocupación. Yo no podía responderle a ninguna de las dos, solo pude pronunciar, <<Voy para allá>>. Ahora me encuentro en mi habitación preparando una pequeña maleta mientras Dulce está sentada en el otro extremo de la cama, confundida y sin una respuesta de mi parte.


Dulce: Christopher, ¿Qué pasa? –pregunta por enésima vez.

Christopher: No te diré...

Dulce: ¿Por qué no? Sé que pasa algo, dímelo... ¿Le paso algo a Maxi? ¿Está bien? –ignoro sus preguntas y tomo mi celular para hacer una llamada mientras continuo colocando ropa en la maleta.

Smith: ¿Christopher? –pregunta a través del teléfono.

Christopher: ¿Dónde estás Smith?... necesito que me compres un boleto de avión para Zacatecas, ahorita mismo...

Smith: ¿Qué pasa Christopher? –hace una pausa y parece percatarse de mi tono exaltado de voz. –¿Lo quieres para esta noche? –cauteloso.

Christopher: Si, ¡para ya! –miro a Dulce la cual toma su maleta colocándola sobre la cama y comienza a poner ropa dentro de esta. –Cómprame el boleto y llámame en cuanto lo tengas. –termino la llamada y aviento mi celular sobre la cama. -¿Qué haces? –Dulce me ignora y sigue colocando su ropa en la maleta. -¿Qué estás haciendo? –pregunto nuevamente pero sigue en una actitud solemne y colocando sus cosas en la maleta. Me estiro un poco justo encima del colchón y con la mano jalo su maleta hacia mí sobre la cama, dejándola junto a la mía. Dulce se queda de pie con una blusa en la mano y mirando el colchón. -¿Qué haces? –tarda unos segundos pero finalmente me mira.

Dulce: Me voy. –dice con un hilo de voz.

Christopher: Viajare solo... -le advierto.

Dulce: Nunca dije que me iría contigo.

Christopher: ¿A dónde vas? –añadiendo confusión a mi exaltación.

Dulce: A mi departamento Christopher, ahí me voy. –dice alzando su tono de voz.

Christopher: No comprendo, ¿Cómo por qué te vas a tu departamento? –sin comprender una sola palabra. –Yo me iré a Zacatecas pero tú te quedaras aquí.

Dulce: No me voy a quedar aquí cuando tengo un departamento...

Christopher: Amor, este es mi departamento por ende es tuyo.

Dulce: No, esto no es mío porque tú y yo no somos nada. –me sorprende su respuesta y no lo oculto.

Christopher: ¿De qué demonios estás hablando?

Dulce: Ya te lo había dicho en una ocasión Christopher pero te lo vuelvo a repetir porque creo que se te olvido. Yo no puedo tener una relación con alguien que no confía en mí y me oculta cosas. Van mil veces que te pregunto qué es lo que sucede y tú solo me ignoras, sé que se trata de Maximiliano, nuestro hijo, y no me lo quieres decir y si tu no confías en mí, y no quieres decirme lo que sucede con el niño creo que lo mejor será dejar las cosas aquí. Yo no puedo compartir mi vida con alguien que no confía en mí y con alguien que me seguirá ocultando cosas a pesar de decir amarme.  –me quedo como estatua ante sus palabras, ¿Por qué piensa que no confió en ella? respiro profundamente y rodeo la cama para colocarme frente a ella. Tomo su rostro con ambas manos y hago que mire mis ojos.

Christopher: Te amo, confió en ti, pero quiero ser yo quien solucione las cosas, entiéndeme.

Dulce: No, no te entiendo.  Es algo que nos incumbe a los dos, yo puedo ayudarte a solucionar las cosas, pero ya veo que no confías en mí.

Christopher: ¡Con un demonio, que si confió en ti! –suelto su rostro para gritar con furia, desesperación e impotencia. –Solo quiero solucionar las cosas por mí mismo.

Dulce: No puedes ir por la vida haciéndote el héroe Christopher, no siempre podrás solucionar las cosas tu solo, no tratándose de Max, es mi hijo, y yo quiero ayudarlo, quiero saber qué pasa. –dice gritando, aunque no quiero reconocerlo esto se ha vuelto una discusión.

Christopher: ¡¿Quieres saber qué pasa?! ¡¿Eso es lo que quieres?! –exaltado.

Dulce: ¡Si Christopher, si quiero saber lo que pasa con mi hijo! –enfatizando la palabra <mi>.

Christopher: ¡Eso Dulce, que no es tu hijo! –me mira confusa. –No es tu hijo, no es mi hijo, ni lo será.

Dulce: ¿De qué hablas? –me dejo caer sobre el colchón y agacho la cabeza para segundos después mirarla.

Christopher: Van a adoptar a Max, y no seremos nosotros. –es justo en ese momento donde no puedo soportar toda la presión y las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas. Me siento impotente de no poder solucionar las cosas.

Bendita CoincidenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora