Capítulo 3

2.3K 381 148
                                    

Después de diez minutos, Juleka finalmente se había quedado dormida. Marc se retiró despacio, evitando despertarla.

Bajó las escaleras esperando encontrarse con Luka, pero en su lugar, Nathaniel estaba en el marco de la puerta mirando a la calle.

-¿Nath?- se acercó extrañado al pelirrojo, quien se giró a verlo con una leve sonrisa- ¿Qué haces aquí?

-Vine a verte, quería saber si podias acompañarme a un sitio- desvió la mirada viendo de nuevo a la calle- Luka dijo que iría por unas cosas y regresaría en un rato.

-Ya veo...- alcanzó sus llaves, dejando el repuesto dentro de una maseta en caso de que el mayor regresará y no tuviera como entrar- ¿A dónde vamos?

-Quería pedirle a Alix que me acompañara, sabia que me pondría algo loco si voy solo pero- cerró la puerta escuchándolo- tenía que ayudar a su padre en el museo.

-¿Qué clase de lugar es?- comenzaron a caminar.

-Prefiero esperar a que lleguemos- dijo algo apenado.

Después de un rato, ambos jóvenes había llegado al cementerio

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Después de un rato, ambos jóvenes había llegado al cementerio.

Marc intentó bromear en su mente diciendo "Va a matarme aquí", pero después de pensarlo bien y de ver la situación de Nath mejor se mantuvo callado.

Minutos después ya se encontraban frente a una lápida con el nombre de "Eliot Kurtzberg" grabado en ella.

-¿Era tú padre?- preguntó al ver el apellido.

-Si, falleció hace dos años- se acercó sacudiendo un poco el polvo que tenia encima- A mamá no le gustaba venir a verlo, así que yo solía escaparme. Aunque me ponía algo mal, pero ahora que esta pasando lindo mi madre, no sé de lo que habría sido capaz de hacer si hubiera venido solo.

Marc miró alrededor, muchas de las lápidas tenían flores ya marchitas en su mayoría.

-¿Era un buen padre?- se agachó a cortar una pequeña florecita que crecía entre el pasto, dejándola sobre la lápida.

-El mejor- sonrió levemente- No merecía morir...

-Lo sé...- lo miró de reojo, notando como algunas lágrimas salían de sus ojos.

Se acercó tomando sus mejillas, limpiando con la yema de sus dedos aquellas gotas saladas que resbalaban en su rostro.

-Me gustaría que estuviera aquí- dijo bajando la mirada, sintiendo como Marc lo abrazaba.

-Yo también extraño a mi madre- acarició su cabello, separándose y tomando su brazo- Vamos, también me gustaría ir a verla...

La lápida de Verónica Anciel estaba a unos pares de metros. Marc apenas llegó, se sentó frente a ella, acción que imitó Nath colocándose a su lado.

A diferencia de Nath, Marc mantenía una sonrisa mientras miraba la lápida.

-¿La extrañas?

-Todos los días, pero- jugó un poco con sus manos- ella estaba sufriendo.

-Parecía una gran madre cuando me contabas de ella- se mantenía mirándolo.

-Siempre quiso protegerme, hasta el último día- rascó un poco su cabeza.

-¿Cuándo lo supiste?- preguntó, viendo como bajaba la mirada- El que eras diferente.

-No lo sé- contestó haciendo una pequeña mueca- Creo que siempre lo supe. Solamente no sabia lo que era.

Acomodó mejor sus piernas, arrancando un poco de pasto.

-Hubo un tiempo que vivimos con un enorme campo detrás de mi casa- comenzó a explicar- Recuerdo que tenia doce o trece años. Solía ir ahí después del colegio y correr y gritar lo más que pudiera. Solo quería dejarlo salir- agregó-. Lo que sea que fuera.

Mordió levemente su labio mirando la lápida.

-Un día mi mamá me escuchó- movió un poco su pie- Ella salió de la casa hacia el campo, se arrodilló al lado mio. Puso su mano en mi boca y dijo "Respira, solo respira cariño"- sonrío levemente volviendo a bajar la mirada- Como si ella supiera lo que estaba pasando.

Enderezó un poco su espalda un poco, suspirando levemente.

-Entonces ella enfermó. Todo fue a peor, y entonces era yo el que le decía a ella que respirara. Y cuando ella paró- comenzó a subir la manga de su sudadera, mostrando una larga hilera de cortes que ya habian cicatrizado-, quise parar yo también.

Nathaniel se quedó callado unos segundos.

-Todo este tiempo creí que había sido fácil para ti, tu padre siempre se mostró tan comprensivo...- dijo mirándolo- Eres muy fuerte.

-No, no podía dejarlo a él- sobó sus hombros- Con el tiempo entendí que ser diferente no estaba mal, pero tampoco hacia que las cosas fueran fáciles.

Nathaniel bajó la mirada. Se preguntaba si algún día su madre aceptaría quien era. Si las cosas mejorarían.

La mano de Marc se colocó sobre la suya, apretandola un poco.

-Todos vivimos cosas diferentes- le sonrió intentando animarlo-. Debe ser extenuante intentar arreglar algo que no esta roto.

Nath sonrió, apoyando su cabeza sobre su hombro.

-Me gusta pensar que un día, podría ayudar a alguien que pasó por lo que yo- habló el pelirrojo.

-Lo harás, pero no debes rendirte- acarició su mano suavemente-. Debes demostrarle al mundo que, se puede ser diferente y vivir como el resto del mundo.

-¿Me acompañaras?

-Siempre.






Una disculpa si tarde un poco en actualizar a como estaban acostumbrados en la historia anterior, Wattpad me esta torturando desde hace unos días ;--;

¡No olviden votar y compartir con sus amigos si les gusto!



Only Human || Marc Anciel & Nathaniel Kurtzberg || MLBWhere stories live. Discover now