Enfermedad, petición y alivio

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Autor: Helindir.

Un par de días después, Ivonne ya comunicaba la buena nueva: su amigo en la seguridad muggle había aceptado gustoso el trabajo de sedar a Voldemort

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Un par de días después, Ivonne ya comunicaba la buena nueva: su amigo en la seguridad muggle había aceptado gustoso el trabajo de sedar a Voldemort. Solo tenían que esperar a finalizar los detalles y aguardar por la confirmación del lugar donde ahora residía el señor oscuro. Ivonne también había dejado en claro que iría armada, para ayudar y vigilar que todo estuviera bien. Ella tenía un auténtico certificado para portar armas de fuego. Había entrenado y si bien tenía una espantosa puntería, por lo menos sabía utilizarlos.

Pero algo sucedió que modifico todos sus planes: enfermó.

Lo suficiente como para que le costara ponerse de pie.

Severus tuvo que solicitar ayuda a los otros profesores. No sabia que tenia y cual era la gravedad del asunto. Y no se arriesgaría a darle pociones a lo idiota hasta que alguna funcionase.

Luego de varias cadenas de llamadas, un brujo que residía como médico certificado en el mundo muggle la visitó.

El resultado era poco prometedor. Una infección pulmonar.

Bajo la preocupante mirada del maestro de pociones, el médico hizo lo que pudo. Solo quedaba esperar y que ella tomara los medicamentos. Por seguridad, se encargó de vacunar a todos los demás profesores. Lo único que faltaba, era que alguno se muriera a lo muggle.

Severus pasaba horas sentado junto a la cama, vigilándola constantemente, dándole la medicación, esperando, contemplándola y pensando en ella...

Las casuales visitas de los profesores, ayudaban a que sus esperanzas volvieran, pero duraban poco.

El estado de Ivonne era desastroso. Estaba extremadamente pálida, había adelgazado mucho en muy poco tiempo, tosía constantemente, tenía fiebre, respiraba agitadamente, estaba mucho tiempo casi inconciente y a penas se movía.

Una madrugada, con la preocupación que comenzaba a consumirlo a él también, hizo algo que en mucho tiempo no había hecho: rezar.

Lo hizo con todas sus fuerzas y espíritu, derramando lágrimas por la desesperación que comenzaba a crecer en el. No quería perderla, y menos de esa forma. Era una maldita agonía, para los dos, que duro dos semanas.

- Hola cariño- Escuchó que Ivonne le susurraba una mañana.

- Iv... ¿Cómo te sientes?- Le preguntaba mientras le tomaba de las manos.

- Mejor.

- No has tosido casi nada. Te estas recuperando.

- O muriendo- Bromeó ella.

Severus la miró con profundo dolor.

- Lo siento- Se disculpó apenada- Quise parecer graciosa para relajarte. Soy una tonta.

- Este bien. Prefiero que digas chistes malos, a que no estés diciendo nada. Por lo menos así se que estas mejor.

Ella le sonrió. Se estaba recuperando rápidamente.

- Espero estar recuperada para atacar a Voldemort- Pensó ella en voz alta mientras se sentaba, con la ayuda de su pareja.

- Ni en sueños.

- ¿Por qué no?

- Aun estas enferma y el ataque será en un par de días.

- Aun puedo ir.

- Sabes que no te lo permitiré, Iv.

- ¿Pero por que no?

- Por que te amo.

Los ojos de Ivonne se iluminaron.

- Yo también te amo, Severus Snape. Y quisiera besarte, pero no puedo.

- Si puedes- Le dijo mientras se acercaba.

- No, puedes contagiarte- Lo apartó suavemente.

- Estoy vacunado- Susurró mientras se acercaba nuevamente- Yo si puedo.

La beso tiernamente. Le importaba poco y nada si el se enfermaba, deseaba sentir esos labios, saborear esa boca, sentir la respiración de ella mezclarse con la suya.

Eran muchos y ligeros besos, cargados de ternura y amor.

Se separaron para verse a los ojos y perderse entre sus miradas.

Ella vio algo extraño en sus ojos y se preocupó. Parecían nervios, dudas...

- ¿Qué pasa?- Le preguntó- ¿Estas bien, Sevy?

- Si- Respondía mientras se sentaba al frente de ella.

- Mientes. Dime la verdad.

- Cásate conmigo, por favor- Le dijo por fin con un tono de notoria angustia.

McCain no se esperaba eso. Su cerebro de por si, estaba lento por los medicamentos y mas con algo tan sorpresivo.

- ¿Qué que?- Preguntó ella. Los remedios podrían haberle jugado una mala pasada.

- Se que no es propio para alguien como yo, con mi fama de rudo insensible, pero realmente quiero ser algo mas de lo que ya somos. Ser novios no me parece suficiente. Quiero tener el orgullo de referirme a ti como mi esposa, que todos se den cuenta cuando tengan que llamarte como señora Snape y poder pasar todo el tiempo del mundo contigo. Pero si no quieres, esta bien. Tampoco voy a obligarte a que pases toda tu vida con este pálido sarcástico.

Severus había dicho todo eso mientras miraba sus manos. Cuando volvió a verla, vio lágrimas en sus ojos azules.

- Perdona- Susurró apenado.

- Si, mil veces si- Dijo ella entre sollozos mientras lo abrazaba con la poca fuerza que tenia- Hace tantos años que deseo oír eso...

- ¿En serio?- La miró a los ojos.

- Si.

- ¿Aunque sea un pálido sarcástico?

Se besaron con un equilibrio entre ternura y pasión. Habían decidido lo mejor en sus vidas, ser una verdadera familia.

El ataque a Voldemort ocurrió, sin Ivonne, ya que había obedecido las peticiones de su ahora flamante futuro esposo.

El informe era claro y gratificante: Voldemort y diez de los más importantes miembros de los mortífagos habían caído ante los sedantes de la seguridad de Londres. Atrapados bajo el cargo de promover atentados terroristas, quedaron bajo el control de Dumbledore.

Ivonne había guardado en su cuarto secreto, durante años, la poción de Launterth. Una poción especial que eliminaba todos los rastros de magia en el cuerpo de un mago, sin que pudiese recuperarlos, bajo ninguna circunstancia.

Tenía la cantidad necesaria como para afectar a Voldemort y a ocho de los diez seguidores.

Posteriormente, los motivos de las constantes angustias en el mundo mágico tomaron un viaje directo a Azkabán...

En Busca de la Magia | SSWhere stories live. Discover now