Prologo

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Desde que era pequeño había podido experimentar de primera mano la injusta sociedad, aún cuando en la cúspide de esta se alzara un símbolo de paz que profesaba seguridad, la crueldad humana no fue algo que él haya podido evitar.

Y sí, por un tiempo estuvo profesando devoción al héroe que lo cautivó desde su debut  ¿Y quién no lo estaría? La seguridad que irradiaba daba tanta paz, esa que ansiaban las personas calladamente ante la nueva sociedad y que aún y con los años seguía latente, esa… que fue robada en un instante con una sonrisa. Ese ideal de héroe se volvió su meta… sí, ese que se volvió inalcanzable para él y cualquiera que no tuviera una “singularidad”, ese sueño que se volvió su maldición durante años.

Izuku sabía que su meta era irracional, que ante ojos de cualquiera era un pobre iluso que no podía aceptar la realidad. Él en verdad era consciente de su condición como un “sin singularidad” ¿Cómo olvidarlo? Si se le era recordado diariamente ¿Cómo olvidarlo? Si tanto como ese hecho y su sueño lo volvieron un mártir. Ridiculizado, humillado, golpeado… y todo principalmente por la persona que consideraba su amigo, y para completar con la máxima sátira irónica ese amigo era un candidato modelo a héroe.

Decir que el mundo que conoció era cruel e injusto era quedarse corto. Es por esos hechos que se halló en conflicto ¿Luchar por mantener esta sociedad era lo correcto? Ni siquiera a los que llaman héroes parecen serlo, más bien ese significado parece haberse ido deteriorando hasta el significado que ha adquirido hoy en día. Parece que con hacer el bien uno ya es una buena persona, golpear a un villano ocasional ya es motivo de alabanza. Sin embargo el peliverde en su ida y vuelta observando “héroes” ha sido testigo de cierto patrón repetitivo, y es que ser héroe se a vuelto un espectáculo para las masas donde el mayor logro en vez de hacer el bien es el de destacar. Duda que alguien más no se lo haya plantado, pero esa forma de pensar no llevaba consigo algo bueno, solo pensamientos anarquistas fácilmente confundidos por resentimiento, sí... tal parecía que toda su lógica se reducirá a eso “su propia inconformidad con la vida que le había tocado”, cual niño que clama a voces sueños imposibles ante su desconocimiento del mundo.

Él tan solo quería palabras de aliento, pero hasta de su persona más allegada solo recibió una disculpa.

Ahora sinceramente tiene ganas de reírse de sí mismo, solo por lo cliché de su historia personal, demasiado gastada y repetitiva que modelan al perfecto protagonista que lo puede lograr todo con tan solo intentarlo…

Pero la realidad no era así de simple… al final los héroes solo son personas normales limitadas a lo que pueden.

Por lo que decidió dejar de perseguir un sueño vacío que lo llenaba y abandonó su deseo sintiéndose un cobarde, alguien que huía aún cuando había tomado la decisión más “sabia y lógica” que le evitaría un seguro sufrimiento en el futuro.

Pero claro el aceptar la realidad no era algo que ayudará a llenar el vacío de un sueño. Hasta cierto punto se volvió algo reservado y guardó sus sentimientos para el mismo, pero llevarse sus frustraciones al frío se la indiferencia provocó que su felicidad también se tornara lo mismo. Tampoco es que su cambió de actitud llevará a una mejora… su madre seguía mirándolo con pena, y su amigo… ¿amigo? Bueno puede que al final siga siendo un iluso porque esa persona que conoció en su infancia no se puede catalogar de esa forma. Lo que causó su personalidad distante e indiferente en el rubio cenizo fue una renovada rabia, al parecer le molestaba más su nueva actitud que la antigua que perseguía metas imposibles. Y eso a Izuku le fastidiaba ¿No podía conformarse sabiendo que ya no sería “una piedra en el camino”?

Todavía le intimidaba un poco el espíritu de Katsuki, ya no está el punto de temblar y sentir las lágrimas en la comisura de sus ojos pero sí lo bastante como para no llegar a contradecir sus burlas, ya que eso sería lo máximo que podría hacer contra él, lamentablemente no poseía un cuerpo atlético para intentar combatirlo, y tampoco contaba con una ventaja numérica ya que el rubio cenizo siempre iba acompañado, cual manada de perros falderos en busca de las sobras que su desdichado amo dejaba.

Wrong wayWhere stories live. Discover now