Parte 3

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Recuerdo que la primera noche esperé estar sola para llorar. Lloré tanto. Estaba asustada. Extrañaba demasiado a mis padres ¿Dónde estaban? ¿Por qué se habían ido?
Tenía demasiadas preguntas, preguntas sin respuesta.

Esa casa me parecía tan fría. Tan oscura que me hacía sentir como una ovejita perdida en el bosque.

Tenía nueve años, pero esa noche me convertí en adulta. Tendría que contar conmigo, lo había perdido todo. No tenía más identidad, Callie había desaparecido para siempre.
Lo poco de estabilidad que me quedaba desapareció a los pocos días de llegar a la maison.
Madame tenía unos hábitos un poco extraños; descubrí que Madame ejercía el trabajo de "bruja curandera" y tenía muchísimos clientes, de ahí el origen de su fortuna.
En la época no lo comprendía, pero con los años me di cuenta que, indirectamente, asistía casi a diario a sesiones de espiritismo, prácticas de curandería, lectura de cartas y manos y otras practicas de magia negra. Si cierro los ojos todavia puedo ver a Madame, con su turbante azul, las manos arrugadas y sus ojos cerrados hablando con "espiritus" o concentrada en la lectura de las manos de algún cliente.
Nunca sabré con certeza si los "trabajos" de Madame realmente funcionaban o si tan solo era una hábil estafadora. Lo que sí sé, es que cuando un día decidió leer mi mano logró adivinar casi todo lo que en futuro me pasaría. Quizás fue una coincidencia, creo que siempre tendré esa duda.
Otro particular que recuerdo con claridad es que una vez cada tres días Madame subía hacia el tercer piso, se encerraba con llave, y desaparecía por horas. A veces me parecía oírla llorar.
Los sirvientes seguían su trabajo, indiferentes, con la mirada baja y sin hacer preguntas. Todos sabíamos que cuando ella se subía a ese cuarto, en la casa debía haber silencio total.
Deberían pasar unos años para que al fin descubriera el secreto que se escondía en aquellos aposentos.

Aparte eso, mis días transcurrían rutinarios, venían algunos profesores a enseñarme el francés, alemán, el estudio de la literatura y la matemática. Mádame quería que yo estuviese bien instruida, aunque no comprendía bien el porqué. En las tardes jugaba con Lucille y los otros gatitos de la casa, leía mucho y hacía mis tareas.
A veces charlaba y jugaba con Matty, la mucama, y otras veces intentaba espiar a Madame mientras hacía sus "trabajos" particulares.
Dejé de ir a la iglesia, y eso me molestó mucho.
Los domingos, paseabamos por el centro de la ciudad y a veces me compraba algún dulce en la pastelería.
Mádame no era mala, era generosa y amable, pero también terriblemente estricta y de extraños modales.
Me obligaba a tocar el piano una hora por día, cada semana aprendía alguna nueva canción, y eso me gustaba mucho, aunque me hacia acordar mucho a mi madre.
Con el pasar de los meses me fui lentamente olvidando de mi vida pasada, recordaba mal el rostro de mis padres o hermanos y lentamente fui borrando cada recuerdo, transformándolos en sueños, de aquellos que te preguntas si de verdad ocurrieron en algún momento o solo es tu imaginación.

Cherries And CigarettesWhere stories live. Discover now