Parte 5

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"¡¡Ayuda, Ayuda!! ¡Qué alguien me ayude por favor!"

-¡Lilith estoy aquí! ¡tranquilizate! ¡Solo ha sido una pesadilla-

Abrí los ojos. Frente a mí estaban Matty y Madame, estaba temblando y tenía las mejillas empapadas de lagrimas:

- ¿De qué se trataba tu pesadilla? Me preguntó Matty mientras me secaba las lagrimas:

- Estaba en mi vieja casa. Estaba en el sillón, todo se veía tan grande. Sentía la voz de mamá, ella me decía que se iban , pero que no tardarían en regresar. Luego, cuando se cerró la puerta, vinieron unos seres sin rostro, seres que se acercaban a mí, que querían robarme, que me decían que no volvería a ver más a mamá o a papá. Creo, o mejor, estoy segura que me querían comer.

Madame soltó una carcajada y dijo:

-Ay mi tesoro ¿por qué deberían comerte unos seres sin rostro? Aquí estas a salvo, estas segura, nada malo puede ocurrirte aquí. Dime ¿qué te decían de tan horrible?

-Me pedían que siguiera, que siguiera bailando para ellos. Me decían: "Lily, eres la mejor, sigue así y todo París estará a tus pies."

-¿Y eso qué tiene de malo?

-No lo sé Madame. Sé que me daban mucho miedo, porque se iban haciendo mas grandes, ellos me querían comer.

Madame pareció algo nerviosa y puso la misma cara de concentración que hacía durante sus "trabajos".

-Bueno Lilith. Si vuelves a tener una pesadilla similar, quiero que me lo digas inmediatamente ¿está bien?

Asentí e intenté volver a dormirme.

La mañana siguiente Madame no me dirigió la palabra. No entendía porqué, quizás había hecho algo malo, o simplemente estaba cansada. Me ignoraba rotundamente, ni siquiera parecía oírme. Matty hacía lo mismo, aunque, cuando Madame no miraba, me sonreía rapidamente. No comprendía ese comportamiento, Madame nunca se había comportado de ese modo.

Recién por la tarde, mientras estaba cepillandome el pelo, Madame me habló:

- Viste la pieza del matrimonio ¿verdad?

Asentí asustada, no sabía como ella podría reaccionar a una semejante desobediencia, pero para mi sorpresa, su rostro mostró una extraña sonrisa:

- Era el 1901, cuando fui abandonada al altar. Debes pensar que soy una estupida ¿No crees? ¿Qué mujer puede seguir enamorada de un hombre así? Pasaron 32 años y aún lo amo. No fue culpa de mi Jacques, fueron sus padres y esa maldita mujer. Yo era tan solo una pobre chica de diecisiete años, y él era tan rico. Era francés, nacido en la Costa Azul, hijo de un importante doctor. Se habían mudado a Estados Unidos hacía pocos meses, lo conocí en la pastelería de mis padres. Era tan apuesto y tan educado... Me enamoré de él en cinco minutos, y el de mí. Eres muy pequeña para entender que es el amor verdadero, pero te aseguro que fue amor a primera vista. Él estaba comprometido con otra mujer, un matrimonio arreglado, su padre tenía una deuda con la familia de esa mujer y esa unión debía arreglar todo. Pero nos enamoramos, y eso cambió los planes. Me traía un racimo de rosas blancas todos los días, me escribía poesías, decía que lo más importante de una mujer es la instrucción, así que me regalaba muchos libros, grandes clásicos. Su familia al enterarse se enojó mucho. Amenazaban con desconocerlo, excluirlo del testamento, mandarlo a Francia o no pagar sus estudios. Pero me amaba más que nada en el mundo, y decidimos casarnos, pero la presión fue demasiada, y se marchó sin mirar atrás. Ese día algo murió en mí, me apagué, empecé a estudiar esoterismo, compré la maison e intenté olvidarlo, pero como habrás visto, fue en vano.
No entres en las otras habitaciones hasta que yo no te lleve, pudiste entrar ayer solo porque yo quería comprobar si tu curiosidad era más grande que el temor hacía mí. Sabía que ayer ibas a entrar, dejé la puerta abierta a propósito, te hubiese llevado allí yo misma si no te hubieses atrevido a entrar. Fue una prueba y la superaste. ¿Acaso creías que yo, Madame Blanchett, podría cometer un error? ¿Qué podría realmente olvidar una puerta abierta? Tesoro, yo sé todo lo que pasa en esta casa.

Estaba incrédula, realmente Madame tenía dotes de bruja. ¿Cómo podía saber que iba a subir justamente ese día?

-Madame, lamento no habértelo dicho apenas llegaste. No voy a esconderte más nada, es una promesa. Entiendo que sigas enamorada de aquel hombre, no te juzgo.

Ella se limitó a mostrarse complacida por mi respuesta, me besó en la frente y me dijo:

-Tesoro por favor... si vuelves a tener una pesadilla similar a la de anoche dímelo, es importante. Tambien dime si sueñas con París o con Francia en general.

No comprendía el motivo de su interés pero se lo prometí.

Ahora recuerdo eso y me doy cuenta que sus inquietudes estaban más que justificadas, y para citar a Madame:

"Los sueños no son más que una proyección distorsionada del futuro".

Cherries And CigarettesWhere stories live. Discover now