Parte 10

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Cuando llegué a Francia no sabía que esperarme, no conocía la familia que me acogería y por lo tanto, me sentía desterrada.
Para mi sorpresa la parejita que me hospedaría estaba compuesta por dos ancianos parisinos llamados Valentine y Leo.
No tengo muchos recuerdos de esta estadía, así que resumiré el todo en pocas palabras:
Valentine era una mujer maníaca de la limpieza y el orden; si algo no estaba en su lugar, era el fin del mundo. He de decir que, a pesar de eso, era una mujer bastante disponible y una persona que sabía escucharte y entenderte, haría casi cualquier cosa por entender cómo te sientes y encontrar una solución para tu inquietud.
Leo en vez, era un hombre bastante reservado y lleno de secretos, pero mostraba siempre una linda sonrisa en la cual ocultaba todo lo anterior y te hacía pensar que es la persona más confiable del mundo.
Habían decidido hospedarme porque no habían tenido la oportunidad de tener hijos a causa de problemas de fertilidad por parte de Valentine. Ella había siempre anhelado tener una hija, y cuando vió la oportunidad, aceptó sin dudarlo demasiado. Leo en vez, era indiferente sobre la idea de tener un hijo.
Era una familia sin ninguna dificultad económica. Valentine, a veces, pasaba el tiempo trabajando en casas de sus vecinos haciendo limpieza. Leo en vez, era un pensionado militar de la fuerza aérea francesa, tenía decinas de medallas de las que estaba orgulloso y las presumía con sus compadres.

Ahora que lo pienso si quizas me hubiese quedado con ellos, mi vida habria tomado otro rumbo, hoy quizas seria una respetable mujer, casada, con muchos hijos y nietos a quienes contar historias romanticas y aventurosas. Pero lamentablemente la vida es impredesible y nunca podemos imaginarnos las cosas que ocurriràn. 

Mi estadìa en casa de Val y Leo fue màs breve de lo debido, ya que mi caracter, fuerte deciso y mi deseo de indipendencia me llevaron a dejarlos despues de tan solo quatorce meses.

Fueron dias confusos, los que vivi alli, era joven, llena de vida, habia conseguido un empleo  de mesera en una elegante cafeteria, y no pasaba mucho tiempo con ellos, ademas tenia una nueva amiga: Eugenie, una jovencita rubia, de mi edad, llena de vida, de esperanza, de positividad.  No era Theo, pero era siempre mejor de estar en casa.

No era dificil mi vida en ese entonces, el trabajo me gustaba, tenia Eugenie, Val y Leo eran agradables conmigo y me habia adaptado bastante bien a la sociedad francesa. Nada daba a entender que esta fragil estabilidad seria destrozada con la misma facilidad que una copa de cristal en las manos de un recien nacido.

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⏰ Last updated: Oct 21, 2018 ⏰

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