Capítulo Veinte

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Cuando llegamos, Soph tardó en salir, estaba peleando con la máquina de impresión, de nuevo.

—¡Espera sólo un momento, Mills! —gritaba desde atrás, mientras que yo no dejaba de reír. Pobre de ella, esa máquina siempre le sacaba canas verdes.

Jaeden permaneció tranquilo, observando las cosas del local, hasta que Soph apareció por fin detrás del mostrador.

—¡Listo! —me sonrió con esa sonrisa que se expandía tierna sobre su rostro.

Cuando Soph desvío la vista de mí, la posó en la única otra persona que estaba conmigo. Jae la miraba embobado.

—Oh —musité —Soph, te presento a un amigo. Jaeden, ella es Sophia —dije al interpelado —de la que tanto te hablado; Sophia, él es Jaeden, mi vecino.

La cara de Jaeden era de sorpresa, asombro y fascinación y en sus ojos existía un brillo que hace unos minutos no se encontraba allí.

—Hola —balbuceó.

—Hola —respondió ella.

Ambos se sonrieron y luego Soph me dedicó su atención a mí.

—Ya lo sabes —reí e hicimos lo de siempre.

Luego de unas horas y de que Jaeden y Sophia se conocieran más. Decidimos él y yo que era hora de regresar. El sol ya se había puesto cuando Jaeden y yo Caminábamos hacía el edificio.

—Tú amiga es muy bonita —musitó, ruborizado ligeramente—. Muy simpática, además.

Me solté a reír.

—Creo que lo pude haber adivinado —admito y él enrojeció más, la pálida piel de sus mejillas se pintó de color rojo.

—¿Por qué dices eso? —preguntó, avergonzado.

—Por tu cara y como la mirabas.

—¿Tan obvio era? —hizo un mohín.

—Algo.

Ambos reímos.

—¡Jae! —dije, de pronto, quizá hasta sacándole un susto por la forma en que me miró —¡Tú sabes italiano!

—Emm... si —musitó sin comprender, y es que había cambiando de tema repentinamente.

—Dime que significa... —hice memoria para acomodar las palabras en orden y tratar de pronunciarlas correctamente —"Che bella coppia che fate"

A lo mejor Finn creía que ya se me había olvidado lo que el muchacho de la heladería nos dijo y que no me quiso traducir, pero para mala suerte de él, yo tenía muy buena memoria.

—Que bella pareja hacen —dijo, Jaeden.

—¿Disculpa?

Jaeden río.

—Eso significa.

Abrí los ojos ante lo poco evidente y ante la ilógica idea de que me emparejarán a mí con Finn. Luego me solté a reír de nuevo; no sabía su avergonzada o de verás divertida.

—¿Por qué? —inquirió, Jaeden.

—Porque... lo vi en la televisión, en una película. Quería saber que significaba —inventé.

—Claro —musitó.

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—Buenas noches, Jae —dije, fingiendo un bostezo.

Lo cierto era que después de mi tarde con Sophia y Jaeden, no estaba cansada; pero si quería escapar de las escenas que Sadie y Finn protagonizaban en la sala. El chasquido de sus labios al juntarse, los suspiros, las caricias que se daban, todo me resulta ahora insoportable.

𝐄𝐥 𝐦𝐚𝐧𝐮𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐥𝐨 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 | Fillie | PausadaWhere stories live. Discover now