Capítulo Cuarenta y Dos

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—Eso suena interesante —río.

El timbre apagó la risa de las dos, eran las seis con quince minutos apenas, ¿quién sería? Ambas nos miramos extrañadas.

—¿Esperas a alguien? —me preguntó Sophia.

—No que yo sepa —negué con la cabeza y luego salí de mi habitación para abrir la puerta.

Sophia fue detrás de mí y cuando abrí la armazón de madera me llevé una gran sorpresa al ver a Finn allí. Los ojos casi se me salían de las órbitas.

—¿Wolfhard? —articule, claramente sorprendida.

—Ay, yo pensé que habíamos dejado las formalidades —bromeó y luego miró por encima de mi hombro a Sophia, quien lo miraba embobada.

Se pasó sin que le dijera que lo hiciera y le sonrió a Sophia.

—Hola —le dijo —Soy Finn —le extendió la mano.

—El novio de Sadie —dije, cerrando la puerta de mala gana. ¿Por qué nunca dejaba bien en claro quien era?

—Hola —musitó Sophia, tendiéndole la mano también —Sophia.

—No, yo soy Finn —dijo éste.

Sophia río.

—No, no, dijo que yo soy Sophia, pero dime Soph.

—¡Oh! ¡Soph, claro! He oído hablar tanto de ti —dijo —Me da mucho gusto conocerte al fin.

Me aclaré la garganta, haciéndome notar.

—Soph, amm... el manual en mi habitación, amm... podrías guardarlo, ¿por favor? —farfullé, recordando que habíamos dejado las fotografías al descubierto y regadas en la cama.

—Claro —captó rápidamente el hilo de mis palabras y salió disparada a mi habitación.

Miré a Finn, aunque no quería admitir que estaba encantada de que estuviera allí traté de permanecer seria.

—¿No es muy temprano para que vengas? —traté de sonar lo más normal posible, pero el pánico no se podía ocultar muy bien detrás de mi voz.

—Sí, pero ya que mañana será la fiesta del señor Vittore, quiero saber que vamos a hacer mañana o que hora nos iremos —su mirada gacha bailó fugaz.

—Pero... 

—¡Listo! —Sophia me interrumpió, saliendo de mi habitación con su sonrisa brillante en el bello rostro.

En ese momento agradecí al cielo de que ella se encontrara allí; así al menos no me vería tan obvia, no sería tan torpe al hablar con él. Y mi razón mantendría calmando a mi corazón.

Sophia y Finn conectaron enseguida, ambos eran muy sociables y la plática entre ellos fluyó de manera rápida, aquello me alegró.

Cuando Sadie llegó junto con Noah sonreí de manera significativa, aunque me doliera en lo más profundo de mía alma ver juntos a Finn y Sadie sabía que aquello me servía para ponerle un freno a mis absurdos sentimientos.

Luego de que Noah y Sophia se fueran, me encerré en mi habitación como de costumbre, pero no pasó mucho tiempo cuando oí que llamaban a mi puerta, el murmullo de voces había desaparecido del exterior y sólo los golpeteos en la puerta, algo apagados, se oían en aquel silencio sepulcral.

Salté de la cana y abrí la puerta, la cara de Sadie no era la misma, estaba bastante triste, podía notarlo.

—Sad, ¿qué pasa? —pregunté, preocupada.

𝐄𝐥 𝐦𝐚𝐧𝐮𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐥𝐨 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 | Fillie | PausadaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon