Capítulo Cincuenta y seis

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Comencé a caminar, dejando atrás la bonita casa blanca en que antes había estado. Esperaba que Sadie se encontrará bien, en el sentido que estuviera segura con Noah. Sabía que yo la había destrozado y eso era algo que jamás me perdonaría.

Mientras caminaba, las palabras de Sadie, la madre de Noah, vinieron a mi mente, entre tanto que mis mejillas seguían húmedas y mis ojos tercos a seguir derramando su dolor.

¿Ella creía acaso que Sadie no hacía del todo feliz a Finn? Era su madre, y una madre –queremos o no– siempre, tiene la razón. Ella me estaba dando una esperanza parecía carecer de sentido y significado.

Caminé por un buen rato, indecisa de ir o no por algunas calles, pero al final, divisé el edificio y por primera vez en todo el día sentí alivio. Cuando me hube adentrado hasta llegar al departamento, lo primero que hice fue a ver la hora, faltaban quince minutos para las diez de la mañana. Tenía el tiempo suficiente para hacer una última cosa.

Arranqué una hoja del cuadernillo que Sadie tenía sobre la mesa de centro y me senté a la mesa a escribir. A lo mejor era estúpido dejarle una nota, pero tampoco podía irme así nada más.

Comencé a arrastrar la pluma del papel con ansiedad y cada línea en la hoja, era un latido cada vez más doloroso de mi corazón. Cuando hube terminado de escribir, leí la... carta que había pintado en aquella hoja.

Lamento mucho todo esto.

Me merecía más que una buena bofetada y todas esas palabras que me dijiste. Pero el que las mereciera, no significa que no me haya dolido.

Pedirte perdón a lo mejor es estúpido. Tomando en cuenta de que no me lo perdonaré ni yo misma. Jamás quise hacer daño, intenté protegerte siempre y... ahora te resulté fallando.

Siempre fuiste como mi hermana, Sadie y siempre quise lo mejor para ti. Sé lo que sientes ahora, pude verlo en tus ojos, te conozco mejor que nadie. No tienes idea de como me dolió verte así por mi culpa.

Pero no te mentiré. Me enamoré de Finn, te juro que lo amo y por eso tenía que irme. Quería dejarlos ser felices, en serio. Vivir todos los días viendo sus demostraciones de amor era algo que me dolía más que los golpes en la mejilla. Pero yo quería que tú fueras feliz e irme resultaba la mejor idea para olvidar todo, y aunque no pudiera olvidarlo, ya no importaría; yo estaría a miles de millas lejos de él, lejos... para evitar hacerte daño. Todo me ha salido al revés.

No quería que esto pasara, pero regresar el tiempo es imposible. A lo mejor, irme ahorita, después de esto, no va a servir de mucho. Sé que soy una cobarde por irme y dejarte este dolor, ¡te juro que desearía poder quitártelo! Pero, no deja de ser lo mejor para todos...

No quiero perderte, Sadie. Mi elección siempre fuiste tú. Pero ayer, en un desorden estúpido en mi cabeza, cometí el error más grande de mi vida. Traicioné a la única familia que me quedaba... ahora estoy sola. Me lo merezco.

Finn no tuvo la culpa, fuí yo quien lo besó. No eches por la borda algo tan hermoso como lo es tu relación sólo por un error mío.

Ódiame a mí si quieres, pero no culpes a Finn. Fue mi culpa, por completo.

Lamento haberte causado este daño, no sabes como me arrepiento. Por supuesto que te lo iba a decir, pero no de la forma en la que te enteraste. Discúlpame.

Hay algo de esto que jamás voy a olvidar, de lo errores, hay elecciones que se aprenden. La comunicación es importante y a veces, aquello que vemos a simple vista, no es lo que parece. Tenlo en mente, Sadie. Seguro habrá más de una persona tratando de apoyarte.

De nuevo discúlpame.

Todo lo que me diste te lo devolveré, el dinero, los vestidos... te pagaré todo.
Gracias.

𝐄𝐥 𝐦𝐚𝐧𝐮𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐥𝐨 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 | Fillie | PausadaWhere stories live. Discover now