xi. skyfall

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Las vacaciones terminaron, dando inicio otra vez a clases. Y Artemisa no podría estar más ansiosa. Sus vacaciones fueron aburridas sin Narcisse, Ara y Abraxas, aunque tenía al extraño Tom Riddle, no le fue suficiente para olvidar su sufrimiento. Estaba en el sala común cuando vio la cabellera rubia de su única amiga, sin esperar a que ingresara totalmente, fue corriendo a sus brazos y le dio un fuerte abrazo. Ara se quedó sorprendida por tan emotivo saludo de la chica pero se lo correspondió.

Detrás de Ara venía Narcisse, y este al ver a su sobrina, solo extiendo ambas extremidades y no se hizo de esperar a que la castaña viniera directo a ellos. Sin saberlo, Riddle los miraba del otro lado con una sonrisa socarrona en su cara; su plan ya iba a empezar.

Después de tal bienvenida con su tío, Artemisa noto a Abraxas poniéndose de lado del castaña por lo que decidió acomodarse en medio de ellos y pasar sus brazos por los hombros de los chicos. Muchos slytherin que pasaban la miraban extraño, como no si están en los años cuarenta y que una mujer haga esa clase de acciones es raro.

— Los extrañe un montón — dice la chica que iba al paso de los hombres para entrar a la sala común de su casa.

— Yo no — le respondió el rubio platinado sarcásticamente — ¿Verdad, Ara? —

La rubia levantó la mirada de manera rápida y empezó a tartamudear. Lo que sucede es que su familia pasa las vacaciones en la mansión Malfoy sin que le informaran nada, se vino enterando cuando salió del tren y con el heredero de la poderosa casa a un lado suyo.

— Eh... si — contesta la chica dejando las cosas que tenía en mano en un mesa — Siempre que hablaba de ti, me respondía "¿Quién es ella? No la recuerdo" — y luego rodó los ojos.

Después de aquella molestosa declaración y que Abraxas admitiera que solo lo dijo una vez, se pusieron a narrar sus vacaciones, de como la familia Fawley la pasó en la mansión Malfoy, que Narcisse habló de Artemisa a su padres y que estados aceptaron gustosos a la propuesta del castaño que la chica del futuro ni siquiera sabía, el matrimonio Ragnor la había aceptado para pasar las vacaciones en la mansión en Galés, su viejo/futuro hogar. Ella le agradeció a su tío por tal detalle, no sabía cómo reaccionar aún.

Así pasaron la tarde hasta que Ara bostezó y dijo que se retiraba ya que se sentía cansada, de ella le siguió el rubio platinado, también yendo a su habitación a dormir, quedando solos en los sillones, Narcisse y Artemisa, en la habitación uno que otro compañero de casa.

— ¿Riddle no molestó? — pregunta el castaño después de un momento de silencio.

— No — contesta observando las llamas amarillas bailar — Pero actuó medio raro unos días — y así le contó sobre esa tarde en el almacén de ingredientes del profesor Slughorn, sobre lo de navidad y la noche vieja.

Pasados las once, ya no había nadie más que la pareja familiar Ragnor, más sin embargo, Narcisse tuvo que despedirse diciendo que mañana sería un día duro, lo cual era falso pero Artemisa no le negó nada. Y ella se quedó ahí por un momento viendo el fuego en pleno silencio.

— Artemisa Vincetamor — dice una voz que ella conoce perfectamente por las vacaciones — Que placer es encontrarte aquí — y luego siente la presión de una punta contra su cuello.

La castaña se erguía ante ese tacto frío y calculador. No sabía que esperar con tal explosiva persona que se está detrás de ella. Le daba miedo hacer algo mínimamente mal, y salir sin vida de ello. Pero después de todo, ella es la reina de la serpientes y sobrevivió una guerra, podría escapar con vida de esta.

— Tom Riddle — le sigue el juego la castaña — Es un placer verte de nuevo — le sonríe girando su cuello con cuidado para ver la varita que seguía pegada a ella.

— Creo que ya es hora de aclarar nuestra reglas de la tregua — exclama el azabache haciendo presión sobre la varita.

La verdad, Artemisa ya se esperaba algo así aunque no sabía en qué momento vendría este a querer poner reglas a una boba tregua. La chica lo mira expectante a qué continúe y seguía en un estado implacable a pesar de que por adentro moría de temor si el lord oscuro la mataría.

— Quiero que te unas a mi — declara el chico — Que seas mi reina que necesito para mi imagine frente al mundo entero. Pero también a qué entrenes a mis lacayos. —

— ¿Y si no lo hago? — se atreve a cuestionar la chica, queriendo saber cuál es su amenaza.

— Creo que estás muy a apegada con uno de mis caballeros — informa Riddle con cierto morbo — A mi no me afectaría que desapareciera de repente por un accidente —

He ahí lo que temía la chica. Ella no sabía con certeza lo que le habrá sucedido a Narcisse para que no fuese recordado en el futuro, pero ahí, en su presente, era el único que era su familia. Y pelearía por él así si fuese a batirse en duelo contra Voldemort, lo haría.

— Haré lo que me pidas — afirma la chica poniéndose de pie y quitando la varita del slytherin de su cuello, que le dejo una marca — Pero no te atrevas a poner una mano en Narcisse, Abraxas y Ara. Si me entero que les sucedió algo — le dice la chica, amenazándolo, y sus ojos volvió a aparecer un destello verdoso — Lamentarás tenerme como enemiga —

Y Tom no sabía cómo tomarse esa amenaza, esa declaración de guerra siendo disimulada por un tratado de paz. Lo que logra hacer es regalarle una sonrisa socarrona y gira sobre sus talones.

— Mañana pasaré por ti y te sentarás conmigo — le informa subiendo las escaleras — Actúa como una buena reina —

Los reyes se estaba alzando entre las llamas de sus propio reino que se estaba derrumbando por saber quien se mantendría de pie. Por quien duraría más que el otro. Por quien volvería a levantar ese reino que sería cenizas pronto.

FIN DE LA PRIMERA PARTE
















Y SE ARMO UNA GUERRA.

Les juro que estoy emocionada por la segunda parte, sigo temiendo por si les gustará o no. Ustedes solo comenten y ya.

Los ama, Eve.

camouflage | tom riddleWhere stories live. Discover now